Abbot Kinney’s es una marca que fabrica alternativas vegetales a los lácteos a base de coco ecológico, avena y almendras. Recientemente, han recibido una carta en la que se les acusa de infringir las leyes alimentarias europeas al usar nombres lácteos reservados como ‘yogur’ para describir sus productos no lácteos. Su respuesta ha sido contundente: cambiaron el nombre de sus productos vegetales a ‘yog’ ya que, «como marca que produce productos a base de plantas, el nombre ‘yogur’ no nos conviene», han señalado desde la empresa holandesa.
Abbot Kinney’s forma parte del grupo Wessanen, y está certificada como B-corp, introduciendo así en todos sus procesos una perspectiva integral que tiene en cuenta la preocupación por el medio ambiente, la salud, el cambio climático, las tierras agrícolas, los intestinos, el bienestar animal, los bosques tropicales y el planeta en general. Por eso, la empresa ha lanzado una campaña para dar las gracias a la industria láctea por abrirles los ojos haciéndoles saber que ya no pueden usar la palabra ‘yogur’.
«Nos quedamos con el ‘yog’ y nos saltamos el ‘hurt’ (‘daño’ en inglés)»
El futuro de los lácteos
El responsable de marketing y marca de Abbot Kinney’s, Joost Esser asegura que dentro de 50 años nadie consumirá lácteos ni carne ya que el consumidor es cada vez más consciente, y que los productos vegetales van a seguir ganando protagonismo.
Productos vegetales
«Es hora de que el yogur de origen vegetal alcance todo su potencial», añade Esser.
«No somos lácteos. Lo diremos de nuevo. No somos lácteos y nunca lo hemos sido»
Los productos vegetales son diferentes. Nuestro objetivo, continúa Joost Esser «es ser una buena marca. Es imposible ser perfecto, pero debemos ser abiertos, honestos y hacer todo lo posible para crear los mejores productos posibles».
A partir de ahora, han puesto en marcha la campaña para despedirse de la palabra ‘yogur’ a la hora de describir sus productos.
Alternativas más sostenibles
La conclusión de un informe del Instituto Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente holandés (RIVM) es clara: el sistema alimentario actual no es sostenible. La producción y consumo de carne y productos lácteos es uno de los más contaminantes y gravosos del mundo. A pesar de los esfuerzos de la industria láctea para volverse más sostenible y mejorar el bienestar animal, los alimentos de origen vegetal también son una clave importante en una transición alimentaria preparada para el futuro.
Ganadería y contaminación
La ganadería es responsable no solo del maltrato a los animales, sino del coste medioambiental que no tiene precio: según informes de la FAO, el sector ganadero genera más gases de efecto invernadero que el sector del transporte y es una de las principales causas de contaminación ambiental, del suelo y de los recursos hídricos. Además, según esta misma organización el coste medioambiental por cada unidad de producción pecuaria tendría que reducirse a la mitad, tan solo para impedir que la situación empeore.
Nuevos retos para frenar el cambio climático
Un factor de primera en la lucha contra la agonía de suelos, contaminación de acuíferos y salubridad ambiental en general es la apuesta firme y decidida por la producción de alimentos basada en los principios ecológicos, que implica el respeto a los ciclos naturales, la eliminación del uso de productos químicos sintéticos y del cultivo de plantas modificadas genéticamente.
Una parte de la solución puede ser dirigirse clara y decididamente hacia una economía circular contrapuesta a la de “usar y tirar”. Un camino que nos lleve a compartir, prestar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar, reduciendo el desperdicio al mínimo. Como apunta la Oficina Ambiental Europea se debe priorizar la reducción y la optimización del uso de plásticos y mejorar la responsabilidad de los productores así como eliminar gradualmente el uso de productos químicos peligrosos.
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