A partir de la segunda mitad del siglo XX, la ganadería comenzó a experimentar un proceso de industrialización que dio lugar a lo que se conoce como ganadería intensiva. Hoy día se sabe que este tipo de actividad es responsable de muchos problemas medioambientales como la deforestación de los bosques tropicales, la contaminación de los suelos y el incremento de emisiones de gases de efecto invernadero. El ritmo de producción ganadera es tan frenético y gigantesco como la demanda de productos cárnicos. Esto ha llevado a la industria a utilizar los avances científicos a su favor para aumentar al máximo la productividad y sacar todo el rendimiento económico posible de cada animal explotado. Una de las técnicas más siniestras y desconocidas es la de las granjas de sangre, donde miles de yeguas preñadas permanecen inmovilizadas y son sistemáticamente explotadas para extraerles su sangre.

sangre de yegua
123rf Limited©budabar. Cerdas que serán hormonadas

Extracciones de sangre

En el mundo existen pocas de estas granjas, por el momento. Las ubicadas en Europa se encuentran todas en Islandia, y como suele ser habitual en la industria ganadera, mantienen un gran secretismo en torno a su funcionamiento. Sin embargo, hace unos años la organización Animal Welfare Foundation sacó a la luz una investigación realizada clandestinamente durante más de dos años en unas 100 instalaciones de yeguas, donde 5.000 de estos animales eran sometidos a constantes extracciones de sangre. Los investigadores de esta ONG, que forma parte de Eurogroup for Animals, revelaron terribles abusos en los que estaban implicados los propios criadores, así como empresas farmacéuticas y autoridades veterinarias.

En estas granjas de sangre el objetivo es obtener una hormona que se encuentra presente en las yeguas embarazadas entre el 40 y el 130 día de gestación. Esta hormona es la Gonadotropina Coriónica Equinea o PMSG, y cuando se inyecta en otros animales, concretamente en las hembras de cerdo, puede inducir el celo muy rápidamente. Así pues, la industria porcina utiliza estas inyecciones de PMSG, para aumentar los periodos de fertilidad de las cerdas en las granjas. Esto significa que se pueden embarazar muchas más veces al año, con el consiguiente aumento de la producción de lechones, cerdos de engorde y nuevas hembras que puedan seguir el ciclo.

El ritmo de producción ganadera es tan frenético y gigantesco como la demanda de productos cárnicos

Por distópico que parezca, esta industria de sangre es legal en Islandia, siempre y cuando la extracción la realice un veterinario. De hecho, está regulado por un reglamento publicado en 2014 según el cual se debe garantizar el bienestar de los animales. No nos sorprende saber que, en los últimos años, diferentes organizaciones han presentado denuncias contra estas granjas por maltrato animal. La mencionada Animal Welfare Foundation ha difundido uno video-reportaje donde se recogen declaraciones, datos, e incluso imágenes sobre lo que ocurre en estas instalaciones.

Granjas de sangre

El funcionamiento de las granjas de sangre, no es diferente al de cualquier otra explotación ganadera intensiva, donde todos los animales sin excepción viven un infierno de privación de libertad, terror y maltrato físico. En una de las grabaciones efectuadas con cámara oculta, se ve a los operarios golpeando a las yeguas con palos para conseguir que entren en los cubículos donde se les va a extraer la sangre. El proceso de la extracción es muy doloroso para ellas, así que para conseguir que, día tras día, vuelvan a entrar en el recinto, se deben utilizar métodos agresivos. Incluso se recurre a perros adiestrados, que muerden la cola de los animales hasta que terminan entrando en el box. Una vez dentro, el pánico es intenso, y para poder extraerles la sangre, es frecuente que los trabajadores sigan agrediendo al animal, tal y como se ve en el vídeo.

sangre de yegua
123rf Limited©dasya11

Beneficio económico

Cada semana se le extraen hasta cinco litros de sangre a cada yegua, y esto se repite durante unas diez semanas. Para conseguir la PMSG, las yeguas tienen que estar preñadas, lo que significa que los potros macho son un subproducto y se envían rápidamente al matadero. Ahora mismo el precio de los potros es muy bajo, mientras que la explotación de yeguas por su sangre se está volviendo cada vez más lucrativa. Nos encontramos, por lo tanto, ante un sector en pleno crecimiento. El director general de Isteka ehf, la farmacéutica que trabaja con las granjas islandesas investigadas por la ONG, ha confirmado este dato: desde 2009 la producción de sangre se ha triplicado, y proporciona unos ingresos anuales de unos 10 millones de euros.

Aunque estas granjas de sangre son legales, la actividad realizada viola las leyes de protección animal establecidas en Islandia y en la UE, tal y como se ha demostrado con las grabaciones. Además, la mayoría de las yeguas explotadas son semisalvajes, y apenas han tenido contacto con humanos, por lo que su sufrimiento psicológico es mucho mayor. Además, las extracciones no suelen hacerlas veterinarios autorizados, lo que supone otra violación de la ley. Detalles que las autoridades veterinarias omiten y callan, porque se trata de un negocio que mueve mucho dinero.

Alrededor del mundo

En la actualidad, según datos oficiales, en Islandia hay 119 granjas en funcionamiento autorizadas para la extracción de sangre de yeguas embarazadas. En el año 2021 se sacó sangre a 5.383 yeguas. Las autoridades veterinarias del país aseguran que se efectúan exhaustivos controles de estas instalaciones para controlar su funcionamiento y garantizar que se cumple la normativa de bienestar animal. Sostienen también que desde 2014 solamente se ha tenido que suspender la actividad en cinco de las granjas que se supervisaron.

Otros países donde también son comunes las granjas de sangre de yegua son Argentina y Uruguay. La explotación de los animales aquí es aún más brutal, ya que se extraen hasta 10 litros de sangre al día a las hembras preñadas en el momento de mayor producción de PMSG. ¿Y quién compra este producto? Esta sangre se vende a dos empresas que posteriormente la exportan a la Unión Europea en forma de plasma congelado, donde se distribuye a las granjas porcinas. Estas dos empresas son IDT Biologika, en Alemania y MSD Animal Health, con sede en Holanda, Alemania y Suiza. Este plasma es un producto autorizado en Europa para su uso veterinario y es un tratamiento que se lleva usando desde hace varias décadas y resulta muy eficaz para sincronizar el celo de las hembras. Tras inyectar a las cerdas la dosis correspondiente de PMSG pueden entrar en celo en cuestión de días.

En Islandia hay 119 granjas en funcionamiento autorizadas para la extracción de sangre de yeguas embarazadas

Además de las conductas de maltrato que se producen en las granjas, la propia recolección de sangre es un proceso doloroso y traumático para las hembras gestantes. Tienen que ser inmovilizadas con ganchos de hierro en los boxes de restricción y la cánula que se les inserta es grande y ocasiona mucho dolor. A todas ellas se les toma una enorme cantidad de sangre, sea cual sea su estado de salud. Muchas de ellas sufren gravísimas anemias, desnutrición severa y dolorosas heridas y lesiones que nunca son tratadas. Animal Welfare Foundation también investigó las granjas para la producción de hormonas en estos países y las imágenes que obtuvieron allí fueron aún más atroces que las de Islandia. Uno de los procedimientos habituales es extraer el feto a las yeguas de forma manual cuando su sangre ya no contiene la PMSG. Estos abortos sistemáticos acaban con la vida de muchas de ellas siendo todavía potras jóvenes.

Lo que ocurre en las granjas de sangre es aterrador, pero la realidad es que no es una excepción: es la norma dentro de la industria ganadera. La única manera de pararlo es dejar de consumir productos de origen animal.

Autora: Noemí Alba, Activista por los derechos de los animales

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