Muchas personas creen que los peces ni sienten ni padecen. ¡Será que no los oímos chillar como a los mamíferos! Lo cierto es que diversas evidencias científicas demuestran que los animales acuáticos, unos de los más discriminados, sí sienten dolor. Y lo hacen de una manera parecida a los mamíferos, incluso a los humanos.

Los peces también sienten
123rf Limited©tonobalaguer. Atún blanco

Estudios que demuestran que los peces sienten

Ya en los años 70 del pasado siglo, la experta Dorothea Schulz del Instituto de Medicina Veterinaria de Alemania Occidental escribió un ensayo titulado Zum Schmerzempfinden des Fisches (sobre la sensación de dolor en los peces, en español), en el que señaló que los científicos que habían estudiado la neurofisiología de los peces habían concluido que los peces no eran meras «máquinas reflejas puras», sino que eran criaturas que exhibían comportamientos complejos y merecían que su bienestar fuese considerado, tal y como publican en la revista Issues in Science and Technology.

En la década de los 2000, los investigadores Victoria Braithwaite, Michael Gentle y Lynne Sneddon volvieron a demostrar que los peces sentían dolor, provocando una revolución en la investigación de bienestar animal y, a la vez, numerosas críticas entre las organizaciones de pescadores. Evidenciaron que los peces tenían las estructuras anatómicas necesarias para detectar el dolor, que respondían a estímulos dolorosos y que percibían el dolor.

Publicaron sus datos en dos estudios: Do Fish Have Nociceptors: Evidence for the Evolution of a Vertebrate Sensory System (los peces tienen nociceptores: evidencia de la evolución de un sistema sensorial de vertebrados, en español) y Novel Object Test: Examining Nociception and Fear in the Rainbow Trout (prueba de objeto nuevo: examen de la nocicepción y el miedo en la trucha arco iris). En 2010, Braithwate amplió sus hallazgos y los compartió con el público general en su libro ¿Do Fish Feel Pain? (¿Los peces sienten dolor?).

Más evidencias científicas

Desde entonces, se han ido sumando constantemente más evidencias científicas que confirman que los peces sienten dolor. “Los peces pueden sufrir hiperventilación, pérdida de apetito y hasta cambios de comportamiento a largo plazo después de una experiencia dolorosa”, afirma Sneddon, autora del estudio Evolution of nociception and pain: evidence from fish models (Evolución de la nocicepción y el dolor: evidencia de modelos de peces, en español) de la Universidad de Liverpool publicado en la revista Philosophical Transactions de la Royal Society B.

Se han ido sumando constantemente más evidencias científicas que confirman que los peces sienten dolor

Los peces son animales sensibles, conscientes e inteligentes, capaces de experimentar placer y dolor -tienen un sistema nervioso y receptores del dolor como todos los animales-. Son animales mucho más complejos de lo que creemos: exploran, socializan, cazan y juegan, tal y como recoge el estudio Por qué el bienestar de los peces es importante: La evidencia de la sintiencia en peces elaborado por la organización Compassion in World Farming (CIWF).

La capacidad mental de los peces

Según detalla el mencionado trabajo, los peces tienen la capacidad de pensar introspectivamente sobre un estado mental ya sea actual o asociado con un recuerdo del pasado, y tener pensamientos sobre la información. Por ejemplo, los peces luchadores o betta pueden predecir los ganadores y perdedores de las peleas basándose en información previa, y utilizar esta información para hacer deducciones lógicas sobre los miembros del grupo. Asimismo, sienten lo que está a su alrededor y tienen cambios en su estado de ánimo. Son también capaces de resolver problemas y aprender -se ha observado que el pez colmillo usa una roca como martillo para abrir conchas-, son sociables, se comunican y cooperan -se ha visto a meros cazando cooperativamente con pulpos-.

“Si aceptamos que los peces experimentan dolor, esto tiene importantes implicaciones en la forma en que los tratamos. Se debe tener cuidado al manipularlos para evitar dañar su piel sensible y deben ser capturados y sacrificados de manera humanitaria”, reflexiona Sneddon.

123rf Limited©moodboard. Pesca de atún

Muertes lentas y dolorosas

Millones de peces son capturados en mares y ríos o criados en piscifactorías -donde viven hacinados y sobremedicados- para destinarlos al consumo humano o a otros animales que acabarán también siendo ingeridos por seres humanos. Los peces soportan muertes lentas y dolorosas por asfixia, aplastamiento o son incluso eviscerados mientras están conscientes. No existe una ley que regule el sacrificio de peces. Además, también se utilizan en la investigación científica y otros viven toda su vida en minúsculas peceras que decoran salones.

Los peces soportan muertes lentas y dolorosas por asfixia, aplastamiento o son incluso eviscerados mientras están conscientes

Alternativas al pescado

Hay una diversidad de alimentos de origen vegetal que pueden sustituir al pescado tanto a nivel nutricional como gastronómico. Por su aporte de proteínas destacan las legumbres, el seitán, la quinoa y las semillas de cáñamo, mientras que, si buscamos ácidos grasos, tendremos que consumir semillas de chía, lino y nueces. Si queremos dar ese sabor a mar a nuestros platos, podemos recurrir a algas como el nori, el wakame y el kombu.

También encontramos en las tiendas veganas especializadas otros productos que, con mayor o menor éxito, imitan el sabor y la textura del pescado o del marisco -dos factores importantes para llegar a los paladares no veganos-. Así, por ejemplo, encontramos atún de Avus y de Good Cath; calamares, gambas y palitos de cangrejo de Vegan Nutrition; salmón de Odontella; filetes de pescado de Gardein; varitas de pescado de Quorn o de Moving Mountains; anillas de calamares de Divina Teresa; filetes crujientes estilo pescado de Frys; boquerones y anchoas de Cucha Conservas.

Expansión de los sustitutos del pescado

Los alimentos sustitutos del pescado están poco a poco llegando también a las cadenas de supermercados tradicionales, siguiendo el camino iniciado por los productos alternativos a la carne. El pasado junio, la cadena de congelados La Sirena llegó a un acuerdo con la empresa especializada en productos con proteínas alternativas Zyrcular Foods para lanzar hamburguesas de proteína vegetal: unas con sabor a bacalao y otras a merluza. Ikea, por su parte, ha puesto a la venta el caviar Sjörapport, elaborado con algas kelp.

Los alimentos sustitutos del pescado están poco a poco llegando también a las cadenas de supermercados tradicionales, siguiendo el camino iniciado por los productos alternativos a la carne

En la región Asia-Pacífico, zona en la que se consumen más de dos terceras partes del pescado del mundo, también hay movimientos en este sentido. En Tailandia, el grupo líder mundial en productos del mar Thai Union lanzó la primavera pasada OMG Meat, una línea de propuestas alternativas al pescado. En Hong Kong, destaca la empresa Green Monday que bajo la marca OmniSeafood ofrece hamburguesas de pescado rebozadas o empanadas, junto con atún y salmón.

El pescado que no es pescado

También hay empresas que están desarrollando pescado de laboratorio o in vitro. Es el caso de las estadounidenses BlueNalu y Wildtype, y la singapurense Shiok Meats.

El sector del pescado que no es pescado, pero lo parece está en auge. Según datos de The Good Food Institute, hay más de 60 empresas dedicadas a crear estas alternativas vegetales. En 2020, estas compañías recaudaron más de 83 millones de dólares de inversionistas, cuatro veces la cantidad recaudada en 2019. Además, durante los primeros cuatro meses de 2021 se han invertido más de 105 millones de dólares.

Además de llegar a las personas veganas, buscan también a los consumidores más conscientes que están preocupados por los problemas ambientales que produce la industria pesquera. Porque la pesca comercial destruye los fondos marinos y no sólo mata a millones de peces -algunas organizaciones animalistas hablan de un billón-, también hiere o quita la vida a otras especies como tortugas, focas, delfines, tiburones y/o ballenas, entre otros, y es la responsable de la mayor parte de los residuos plásticos que flotan en los mares.

Autora: Cristina Fernández, Periodista & Blogger, 

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