En España hay casi medio centenar de santuarios de animales donde se les acogen. Entre ellos podemos encontrar centros especializados en especies concretas, como caballos, palomas y otras aves, roedores, e incluso primates.

santuario de animales
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¿Cuál es la labor de un santuario de animales?

La filosofía de estos lugares es proporcionarles a los individuos que llegan, la mayoría con un difícil pasado de sufrimiento y explotación, una segunda oportunidad para vivir seguros, cuidados, protegidos y respetados. Y aún mejor: queridos. Los habitantes de los santuarios, generalmente, no están en tránsito, lo que significa que permanecerán en estos lugares hasta el fin de sus vidas, recuperándose, física y psicológicamente, de cualquier daño, y disfrutando por fin de una existencia feliz.

¿Cómo aparecen los santuarios?

La figura del ‘santuario’ surgió en Estados Unidos y no es casualidad que se escogiese este nombre para definir a estos lugares que nacen con el afán de proteger, o al menos resarcir, del enorme dolor que padecen los animales en las explotaciones ganaderas. Pero estas instalaciones son mucho más que un lugar de rescate. En los santuarios de animales se protege el derecho a la vida y al bienestar de todos los seres que lo habitan, porque se trata de un espacio libre de especismo, donde todos los seres vivos que pasan por allí tienen la misma importancia.

La filosofía de estos lugares es proporcionarles a los individuos que llegan, una segunda oportunidad para vivir seguros, cuidados, protegidos y respetados

Muchos de ellos han sido rescatados de granjas de producción o de mataderos. Otros, han sido víctimas de negligencia o abandono. También se abren las puertas a especies despreciadas a causa de prejuicios e ignorancia, como es el caso de ratas o palomas; o a individuos cuya condición les condena a la invisibilidad más absoluta, como por ejemplo ancianos, enfermos crónicos o animales con alguna discapacidad.

Diferencias claras

La diferencia entre un santuario y otros centros, como una protectora o un centro de recuperación, es que todas las acciones están enfocadas en el bienestar de los rescatados, y no hay un objetivo de enriquecimiento económico, de hecho, se rechaza cualquier actividad realizada para el beneficio humano a expensas de los habitantes no humanos. Como por ejemplo la venta de algunos productos obtenidos de ellos, como los huevos de las gallinas. Otra diferencia fundamental es que los santuarios de animales no buscan dar en adopción a los individuos rescatados, al menos ese no es el cometido principal.

Es verdad que algunos pueden encontrar en estas instalaciones un hogar temporal antes de trasladarse con su familia definitiva, especialmente en los casos en los que se necesitan cuidados más dedicados e individualizados, pero por lo general, los animales permanecen en el santuario, viviendo en libertad en zonas habilitadas donde puedan establecer vínculos afectivos con otros residentes de su especie o de otras.

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La recuperación y las historias de los animales en los santuarios, son también una gran herramienta de concienciación, que es el fin último de este tipo de centros, más allá del cuidado de los individuos rescatados. Por eso asumimos que se trata de centros donde se promueve el veganismo como única posición coherente ante la explotación animal. La meta de la mayoría de estos lugares es educar a la sociedad en el respeto por todas las especies, y enseñar al mundo que hay otra forma posible de vivir y de relacionarnos con los demás animales, sin necesidad de abusar, explotar o sacrificar a nadie.

Se trata de centros donde se promueve el veganismo como única posición coherente ante la explotación animal

¿Cómo reconocer entonces a un verdadero santuario de animales?

Teniendo en cuenta que lo más importante es el bienestar y la felicidad de los animales residentes, las personas que viven allí tratarán siempre de evitar toda situación que comporte estrés o afecte psicológicamente a los rescatados. Es por eso que los encargados de estas asociaciones suelen ser muy cautos en lo que se refiere a visitas, que suelen estar muy restringidas, y jamás se realizan sin guía. Porque, además, cuando se hacen visitas, tienen una finalidad educativa, por eso la figura del guía es fundamental para dar a conocer la realidad que ha vivido cada animal a manos de sus explotadores.

Si se trata de animales salvajes, las visitas son todavía más limitadas. Los santuarios no muestran a los animales como una granja-escuela, ya que no son lugares donde ir a pasar el día y hacerse una foto. Cada rescatado tiene una identidad propia, unas necesidades que se respetan al máximo y una historia particular, pero común a la de la mayoría de los animales. Ellos, con un nombre y una personalidad única, son los embajadores de su especie, y sus vidas nos ayudan a reflexionar y a cuestionarnos sobre la crueldad de un sistema alimentario que se sostiene, de forma totalmente innecesaria, en el sufrimiento y la muerte de miles de millones de individuos.

Los santuarios no muestran a los animales como una granja-escuela, ya que no son lugares donde ir a pasar el día y hacerse una foto

Uno de los principales objetivos de los santuarios, además de sanar a cada uno de los animales que se rescatan, es salvar esa distancia, cultural e imaginaria, que separa al ser humano del resto de especies. Todos, sin excepción, anhelamos lo mismo: libertad, aire libre, refugio y el cariño de los nuestros.

Todas las acciones tienen como objetivo el bienestar de sus residentes

Así pues, un santuario de animales vegano, para considerarse como tal, jamás debería realizar ninguna acción cuyo objetivo no sea el bienestar de sus residentes o la difusión de un mensaje totalmente antiespecista. Cosas que jamás deberían ocurrir en un santuario son comprar, vender o intercambiar animales; vender productos de origen animal; criar o reproducirlos; entrenar animales para que hagan trucos o sean mansos; promover actividades con humanos (paseos a caballo, etc.); mantener a los animales encadenados o enjaulados o permitir el contacto con especies que se van a devolver a su hábitat.

Tampoco resulta muy coherente que se realicen eventos donde exista algún tipo de explotación animal, por ejemplo, una barbacoa solidaria para recaudar fondos. En la mayoría de estos espacios, uno de los requisitos habituales es que la alimentación de los trabajadores, residentes y responsables, sea absolutamente vegana y se suele promover este tipo de hábitos como una parte fundamental de su activismo.

En España no existen todavía ningún tipo de certificaciones, que sin duda podrían ser un gran avance para solucionar los constantes enfrentamientos con las administraciones

La labor de la American Sanctuary Association y la GFAS

Aunque seguimos viviendo en un mundo donde los animales no humanos son tratados como objetos de consumo, algo está cambiando poco a poco. Prueba de ello es el surgimiento de numerosos santuarios de animales en todos los países del mundo, y de organizaciones que se encargan de supervisar si estos espacios sin ánimo de lucro cumplen con los estándares de calidad necesarios. Algunos de estos organismos son la American Sanctuary Association (Asociación Americana de Santuarios) o la Federación Global de Santuarios de Animales (GFAS), y ofrecen acreditaciones a los centros, después de pasar por un riguroso proceso en el que se evalúan criterios como el espacio físico, las instalaciones y los recursos disponibles para brindar los cuidados que necesitan las diferentes especies acogidas. En España no existen todavía este tipo de certificaciones, que sin duda podrían ser un gran avance para solucionar los constantes enfrentamientos con las administraciones.

La conclusión es que no todos los santuarios de animales son veganos, por ejemplo, los que rescatan a animales salvajes víctimas de la caza, de la deforestación o de cualquier otra actividad humana destructiva. Existen santuarios de gorilas, de chimpancés o de grandes felinos. También hay santuarios que rescatan a elefantes u otras especies retiradas del circo u espectáculos similares. En estos casos, sus acciones no están enfocadas a concienciar sobre los hábitos de consumo de las personas. Sin embargo, los santuarios centrados en animales rescatados de la industria ganadera, sí deben asumir y promover el veganismo.

Autora: Noemí Alba, Activista por los derechos de los animales

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