El gobierno de Estados Unidos, uno de los países donde se consumen más productos lácteos, recomienda tomar 3 raciones al día de leche de vaca o sus derivados. Una recomendación similar la encontramos en la pirámide alimentaria para la población española elaborada en el año 2017 por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria. Estas recomendaciones contrastan con las advertencias de moderar el consumo de lácteos que acreditados expertos independientes en nutrición, como los de la Universidad de Harvard, llevan varios años haciendo.

Lácteos: ni esenciales ni tan siquiera beneficiosos

Un informe reciente de esta misma Universidad de Harvard ha vuelto a poner este tema sobre la mesa. La Universidad de Harvard ha declarado, tras revisar decenas de estudios realizados en la última década, no solo que los lácteos no son imprescindibles en la alimentación humana, sino que la recomendación de tomar 2-3 raciones al día no está justificada si tenemos en cuenta sus potenciales daños sobre la salud.

Siempre se nos ha inculcado que la leche era necesaria para desarrollar una buena masa ósea, gracias a su gran contenido en calcio. Para los niños, tomar leche de vaca era sinónimo de crecer en altura y para los adultos, de no tener osteoporosis ni fracturas óseas. ¿Es esto verdad, o es solo un mito, cientos de veces repetido hasta que se ha incorporado a nuestro inconsciente colectivo?

La revisión de decenas de estudios sobre ingesta de calcio, ingesta de lácteos, y riesgo de fracturas óseas ha mostrado de forma consistente que no hay asociación entre estas variables. Es decir: no hay ninguna prueba de que ingerir más lácteos en ninguna etapa de la vida proteja frente a las fracturas óseas. Es más, un estudio sobre ingesta de lácteos en adolescentes, encontró que aquellos adolescentes varones que consumían más leche de vaca tenían casi un 10% más de riesgo de fracturas cuando se hacían mayores.

Los productos lácteos no solo no son capaces de proteger frente a la osteoporosis y las fracturas óseas, sino que además pueden producir efectos indeseables en humanos. La leche puede empeorar el eczema y contribuir a las exacerbaciones del asma en personas predispuestas, y se relaciona con la aparición de acné en la adolescencia y edad adulta (especialmente la desnatada, ya que contiene más proteínas y se cree que es la proteína láctea la responsable del empeoramiento del acné).

Lácteos: ni esenciales ni tan siquiera beneficiosos

Pero lo más preocupante es que parece haber una asociación entre el consumo de leche de vaca con el aumento en el riesgo de cáncer. Los estudios epidemiológicos, realizados en decenas de miles de individuos, han mostrado que el consumo de lácteos incrementa el riesgo de cáncer de mama, endometrio y posiblemente ovario en las mujeres; así como el de próstata en los varones. En un reciente estudio que incluyó a más de 50.000 mujeres, se observó que aquellas  que tomaban de 1/4 a 1/3 de vaso de leche de vaca al día tenían un 30% más de riesgo de desarrollar cáncer de mama, comparadas con las que no tomaban nada. Este riesgo aumentaba al 50% si la cantidad de leche era de un vaso al día y hasta el 80% si se tomaban 2-3 vasos al día. En contraste, tomar leche de soja en lugar de leche de vaca disminuía un 32% el riesgo.

Los dos nutrientes principales que proporciona la leche de vaca, calcio y vitamina D, pueden ser obtenidos consumiendo otros alimentos más saludables. El calcio lo encontramos en las verduras de hoja verde como el brécol y la col verde rizada, en el tofu, en la leche de soja fortificada, en las semillas de sésamo y chía, en las almendras y en las legumbres, principalmente. Para las personas que vivan en lugares donde no hay suficiente luz solar, los expertos recomiendan tomar suplementos de vitamina D en vez de tomar leche de vaca fortificada con vitamina D (para aquellos que no lo sabían, la leche de vaca proporciona vitamina D porque ha sido fortificada).

La industria sigue publicitando las bondades de los productos lácteos y no en pocas ocasiones paga a profesionales sanitarios para que nos hagan creer que sin lácteos nuestra dieta está desequilibrada. No te dejes engañar por sus cantos de sirena y no pongas en juego tu salud consumiendo un producto que no solo no es esencial, es que ni siquiera es beneficioso.

Más datos en:

Autora: Miriam Martínez Biarge, Médico Pediatra, www.mipediatravegetariano.com

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