El cultivo biocíclico vegano es un tipo de práctica agrícola que busca cultivar alimentos de manera sostenible y respetuosa con el medio ambiente y los animales, basado en los principios del veganismo, que consisten en no utilizar ningún tipo de animal en la producción de alimentos u otros productos. Así, significa un tipo de agricultura ecológica puramente vegetal que excluye toda la ganadería comercial y la matanza de animales y no utiliza ningún input de origen animal.

cultivo biocíclico vegano
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Orígenes del cultivo biocíclico vegano

Este concepto fue diseñado para abordar las preocupaciones de los veganos que no quieren utilizar productos animales en la producción de alimentos, creando una forma de agricultura que sea coherente con los valores del veganismo, promoviendo una dieta basada en plantas y eliminando el uso de animales en la producción de alimentos.

Así pues, los orígenes del cultivo biocíclico vegano son la combinación de las preocupaciones sobre la sostenibilidad y el impacto ambiental de la producción agrícola, junto con las preocupaciones de los veganos sobre la utilización de animales en la producción de alimentos.

En realidad, el cultivo biocíclico vegano no es un método de cultivo específico, sino más bien un principio totalmente compatible con una gran variedad de enfoques agrícolas que incluso los adopta. Incluye las diferentes formas de agricultura regenerativa, permacultura, agroecología, agrosilvicultura, etc., que comparten más o menos la visión original de la agricultura ecológica, una visión arraigada también en el enfoque vegano biocíclico. Sin embargo, en este caso es necesario que se cumpla la condición de respetar la norma fundamental que prohíbe la cría de animales y el uso de insumos de origen animal.

El término «biocíclico» surge del concepto de ciclos de vida y hace referencia a la adopción de un planteamiento agrícola sostenible en un sentido global, que se refiere a la interacción responsable del ser humano con su entorno y con todo el mundo natural, donde toda actividad personal y económica debe desarrollarse en un contexto holístico con el objetivo de contribuir de forma consciente y sostenible a un desarrollo adecuado para el futuro, también en el ámbito de la agricultura y la industria alimentaria.

Es necesario situar el surgimiento de este concepto en un momento en el que está aumentando la sensibilización sobre los problemas asociados a la ganadería en relación a aspectos ambientales y de sostenibilidad. Ante una ganadería intensiva industrial, donde los animales se agolpan en grandes fábricas de carne donde sólo impera la expectativa de la ganancia económica, el debate público pide cada vez más una reducción del consumo de carne y la mejora de las condiciones de vida de los animales, mientras muchos campesinos deben abandonar la actividad por razones de viabilidad económica.

El cultivo biocíclico vegano no es un método de cultivo específico, sino más bien un principio totalmente compatible con una gran variedad de enfoques agrícolas

Este cambio de paradigma en la opinión pública, en lo que se refiere a la relación entre humanos y animales, lo podemos ver especialmente en la generación más joven. Cada vez hay más personas que consideran que la explotación y sacrificio de animales para el consumo humano ya no son prácticas justificadas desde el punto de vista ético. En este sentido, asistimos también al desarrollo de un nuevo mercado de empresas que se dirigen a este grupo objetivo, a través de un enfoque de producción orientado al movimiento vegano.

La Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Ecológica (IFOAM), que es una organización internacional sin ánimo de lucro que promueve la producción y el consumo de alimentos ecológicos y sostenibles en todo el mundo, y que fomenta la transición hacia sistemas agrícolas y alimentarios sostenibles, basados en la biodiversidad, la salud del suelo y la justicia social, tiene un estándar que se llama «Estándar IFOAM para la producción y el procesamiento ecológicos: requisitos vegetarianos y veganos», que también contempla la producción ecológica vegana. El estándar IFOAM ofrece directrices para la agricultura ecológica que excluye el uso de inputs animales, como estiércol, harina de hueso y subproductos de matadero. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el estándar IFOAM no se centra exclusivamente en la agricultura vegana y también permite el uso de inputs animales en determinadas circunstancias, como en zonas donde no existen alternativas adecuadas.

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De hecho, el propio concepto de cultivo biocíclico vegano surgió a principios de este siglo a través del trabajo de la asociación alemana Biocyclic Vegan Agriculture Association (BVA). Esta asociación fue fundada en 2011 para promover la agricultura ecológica y vegana como forma de producción de alimentos basada en el respeto por la vida animal, la salud del suelo y la biodiversidad. En 2015, esta asociación fue uno de los miembros fundadores del International Biocyclic Vegan Network (IBVN), junto con el agricultor y activista vegano alemán Johannes Eisenbach, que es el director ejecutivo de la organización y ha sido un defensor destacado de la agricultura biocíclica y vegana durante muchos años.

A través del IBVN, Eisenbach ha trabajado por promover el uso de prácticas agrícolas sostenibles y éticas a nivel mundial, fomentando la cooperación entre agricultores, investigadores y consumidores, para la creación de un sistema alimentario justo y saludable para todos. La Red Internacional Biocíclica Vegana es una amplia red de asociaciones, particulares, empresas e instituciones implicadas en la agricultura, la transformación, el comercio y la ciencia, así como organizaciones cuya misión es promover los derechos de los animales y una forma de vida vegana.

Todos los operadores interesados en la conversión hacia este método de producción pueden someterse al control de una entidad de certificación

A través de sus asociaciones miembros en varios países, la red asesora a los productores sobre la conversión a la agricultura vegana biocíclica y trabaja para concienciar a la población sobre los beneficios de esta forma de cultivo. Además, participa en proyectos de investigación sobre la acumulación de humus y el aumento sostenible de la fertilidad del suelo mediante el uso de humus sobre una base puramente vegetal que, sin duda, es uno de los grandes retos técnicos de este sistema de cultivo.

En 2017, IBVN publicó el «Biocyclic Vegan Standard», que se basa en los conocimientos del pionero alemán de la agricultura ecológica Adolf Hoops (1932-1999), que en la década de 1950 ya sentó las bases para una agricultura basada en plantas y libre de ganado. Johannes Eisenbach, en colaboración con Arne Hoops, hijo de Adolf Hoops, en la década de 1990 desarrolló las «Directrices Biocíclicas» que, en un proceso de consulta con la comunidad ecológica vegana en Alemania, desembocó en la publicación del «Estándar Vegano Biocíclico» en 2017. Desde noviembre de 2017, esta norma es aplicable en todo el mundo como estándar acreditado por IFOAM para definir la agricultura ecológica vegana.

Asociado a este estándar, se ha creado el sello de calidad «AGRICULTURA BIOCÍCLICA VEGANA» que, a través de un sistema de certificación, ofrece a los consumidores la garantía, a todos los niveles de la cadena de suministro, que los productos etiquetados con este logo han sido cultivados no sólo de forma ecológica sino también según principios veganos.

Todos los operadores interesados en la conversión hacia este método de producción pueden someterse al control de una entidad de certificación y obtener el certificado según este estándar. De esta forma, y gracias al sello de calidad biocíclico vegano, sus productos se pueden identificar como «veganos del campo» frente al consumidor. Actualmente, la gama de productos certificados va desde frutas y verduras hasta legumbres, cereales y oleaginosas, así como productos procesados, como aceite de oliva, zumo de manzana, vinagre, productos de horno y vino, en una tendencia creciente de productores de todas partes, que ven ese mercado emergente como una oportunidad.

Autor: Isidre Martínez, Ingeniero Agrónomo

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