El plumaje natural de las palomas ofrece una bonita variedad de tonalidades. Las palomas urbanas que se pueden ver en la mayoría de las ciudades tienen un plumaje de fondo gris claro o gris oscuro sobre el que se superponen franjas negras, blancas, verdosas, castañas y/o rojas. Algunas aves tienen todo el plumaje castaño con alguna pequeña franja verdosa o rosada. Y también existen palomas con todo su plumaje blanco, que han representado tradicionalmente la paz. En algunas partes del planeta se pueden observar palomas con plumajes azulados o verdosos o de otros colores más exóticos, pero salvo en zoológicos, estas aves no se ven en nuestro país.

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¿Palomas de colores?

Y desde luego las palomas no son rosas, verde fosforito o rojas. Ni tienen un ala de cada color. Esto no pasa en la naturaleza y si ves palomas así (desgraciadamente cada vez es más frecuente) es que han sido pintadas por humanos. ¿Por qué alguien pintaría de colores a las palomas? Parece haber varias razones, ninguna de ellas relacionada con beneficiar a estas aves. En España existe una tradición heredada de los árabes que consiste en criar palomos y adiestrarlos para que cortejen a una hembra el día de la competición. Estos llamados «palomos deportivos» ganan puntos de acuerdo al tiempo que consiguen estar cerca de la paloma, o si consiguen llevársela a su palomar o a otras actitudes que exhiban durante la prueba.

La paloma que sirve de reclamo se distingue por tener una pluma blanca que sobresale en la cola. No es difícil imaginar el estrés que debe sentir esta hembra al verse rodeada de tantos machos al mismo tiempo, todos adiestrados para perseguirla (situación que no se da en la vida real). Los palomos se pintan de colores diferentes y llamativos para poder ser identificados tanto por los jueces como por los demás asistentes a la competición.

A esta tradición se la llama colombicultura y fue declarada deporte durante la dictadura franquista, aunque los únicos que hacen alguna actividad física son las aves. Existen clubs y federaciones repartidos por toda la geografía española (aunque con más presencia en Andalucía, Murcia y Valencia) y hasta una Real Federación Española de Colombicultura.

A esta tradición se la llama colombicultura y fue declarada deporte durante la dictadura franquista, aunque los únicos que hacen alguna actividad física son las aves

¿Azul o rosa?

Otra tradición, esta más reciente, consiste en pintar una paloma de azul o rosa y soltarla durante una fiesta prenatal para revelar así el sexo del futuro bebé. Esto no solamente es una frivolidad, sino que casi siempre acaba con la vida de la paloma, que muere intoxicada al ingerir el tinte pegado a sus plumas. A diferencia de los criadores de palomos deportivos, que saben que deben retirar el tinte del plumaje una vez acabada la competición si quieren que los palomos sigan viviendo y puedan competir la siguiente temporada, las personas que pintan palomas para estas fiestas no tienen ningún interés posterior en la paloma y simplemente la sueltan en cualquier lado, condenándola así a una muerte segura.

Nuestra relación con las palomas

A pesar de su fama de «sucias» (resulta chocante que los humanos, la especie más contaminante del planeta, nos permitamos llamar a ninguna otra de esta forma), las palomas son aves inteligentes, sensibles y sociales. Su extraordinaria capacidad de orientación y navegación ha sido aprovechada durante siglos para trasmitir mensajes incluso a largas distancias, ya que las palomas pueden recorrer más de mil kilómetros, volando a velocidades medias de 90 Km/h. Parece que las palomas pueden detectar los campos magnéticos de la Tierra, y con esto, su olfato y los infrasonidos encuentran su camino. Durante las dos guerras mundiales todos los bandos usaron palomas para transmitir mensajes esenciales y se cree que salvaron muchas vidas. Aún ahora hay ejércitos que siguen contando con ellas como medida de precaución en el caso de que los medios de comunicación actuales colapsaran.

Hoy en día se sigue explotando esta capacidad de navegación de las palomas para practicar otro «deporte», la colombofilia, que consiste en la cría y entrenamiento de palomas mensajeras que son usadas para participar en carreras. Alrededor del 10% de las palomas mensajeras o usadas en carreras no llegan a su destino porque sufren accidentes con cables de alta tensión, o son víctimas de depredadores o de cazadores.

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123rf Limited©garnham12. Color de carreras de palomas de la Región de Murcia

Pero además de esta capacidad de orientación, las palomas tienen otras habilidades cognitivas: diversos experimentos realizados en los últimos años han mostrado que estas aves son capaces de reconocer palabras (y distinguirlas de series de letras que no constituyen palabras), de entender conceptos abstractos (por ejemplo, pueden clasificar objetos de acuerdo a categorías) y de comprender qué son el tiempo y el espacio de forma muy similar a los primates. Las palomas en estado natural son seres sociables que viven en pequeñas comunidades. Se suelen emparejar de por vida y cuidar juntas de sus crías. Se conocen numerosos casos de palomas que han adoptado crías huérfanas de otras especies.

Otras formas de maltrato a las palomas

En España se sigue practicando el tiro al pichón, modalidad de caza o «deporte» (según les interese llamarlo) en la que se lanza al aire, manualmente o mediante una especie de cañón de aire comprimido, una paloma o codorniz para que sea abatida por los asistentes. Estas aves han sido criadas en cautividad, prácticamente no han volado en su vida y sus posibilidades de escapar son nulas. Las que no mueren al instante por los disparos son rematadas a golpes al final de la jornada o son arrojadas a la basura aún agonizantes. De esta forma son masacradas cada año casi medio millón de aves.

Palomas en las ciudades

Las palomas son originalmente aves silvestres. Los humanos las domesticamos para comerlas y para usarlas como mensajeras. Por ello se adaptaron y ocuparon las ciudades, ya que los edificios urbanos se asemejan a los acantilados y cuevas que son su hogar natural.

Las palomas en estado natural son seres sociables que viven en pequeñas comunidades

Mucha gente ve a las palomas como una plaga, una molestia y una amenaza para los humanos por su capacidad de transmitir enfermedades. Además de que esta posibilidad se ha exagerado, las palomas simplemente transmiten las enfermedades que se encuentran en su entorno, en este caso, ciudades sucias e infectadas. Además, las palomas callejeras se alimentan de restos de comida humana que no solamente puede estar infectada, sino que muchas veces es de muy mala calidad nutricional. La dieta natural de las palomas consiste predominantemente en cereales enteros y semillas, no en patatas fritas, pan blanco, madalenas ni embutidos. Las palomas en estado silvestre no tienen más enfermedades que cualquier otra especie animal y son aves con muy buena higiene.

La forma actual de controlar la población de palomas en la mayoría de las ciudades españolas es a través de su captura y posterior sacrificio, generalmente en forma de gaseamiento o rompiéndoles el cuello. Este método, además de cruel es ineficiente, porque solo consigue reducir de forma temporal el número de aves, y no corrige las causas de la superpoblación. Multitud de asociaciones animalistas y ecologistas han elaborado guías y propuestas para reducir la población de palomas urbanas de forma ética y eficaz, principalmente mediante el uso de piensos anticonceptivos.

La presencia de palomas en las ciudades es una consecuencia de la actividad humana. Las palomas sufren maltrato en nuestras manos, dentro y fuera de las ciudades, sin motivo ni justificación. Es hora de replantearnos nuestra relación con ellas.

AutoraMiriam Martínez Biarge, Médico Pediatra

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