Aunque la tauromaquia es una tradición española singular y cuenta con un importante arraigo, su inmoralidad siempre ha sido cuestionada y siempre ha contado con muchos españoles contrarios a la barbarie taurina.

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123rf Limited©jackf. Protesta contra las corridas de toros en Pamplona

Orígenes de la tauromaquia

Hoy por hoy no hay acuerdo unánime sobre los orígenes de la tauromaquia, pero el espectáculo de la corrida de toros, tal y como lo conocemos hoy en día, se configuró durante el s.XIX, cuando las tradiciones crueles fueron abolidas en el resto de Europa.

El inventor de la corrida moderna fue Joaquín Rodríguez Costillares (1743-1800). Todavía, a principios del s.XX, la bravura de las reses se medía en función del número de caballos que el toro lograba destripar, los cuerpos de los equinos no se retiraban de la arena, allí permanecían, como parte del espectáculo. Caballos muertos y agonizando destrozados, eran el reclamo de un público grosero, que lanzaba al coso todo tipo de objetos para protestar. Durante la dictadura del general Primo de Rivera (1923-1930), se decretó proveer a los caballos con un peto protector con el fin de evitar su destripamiento, así como lanzar objetos al coso y se prohibió la entrada de los menores de 14 años a los espectáculos taurinos. Esta reforma del reglamento taurino de 1928 causó gran indignación entre los aficionados más castizos y aunque el espectáculo no perdió su esencia cruel, fue un avance de tal magnitud que fue calificado como la civilización de la fiesta brava.

Corridas de toros, fiestas nacionales

Tras la guerra civil y la instauración de la dictadura franquista, las corridas de toros se convirtieron en la fiesta nacional, los toreros estuvieron más acomodados que nunca y se censuraron las críticas racionales. Sin embargo, en la sociedad civil había quien rechazaba esta crueldad. Cabe destacar la labor de la entidad que esquivando la censura trabajó para concienciar a la población a partir de los años sesenta, la Asociación contra la Crueldad en los Espectáculos, editora de la revista Pregón en Defensa de los Animales, fundada en Barcelona por la señora Dolors Marsans i Comas, una luchadora pionera en la defensa de los animales en España. En 1969, Santiago Esteras Gil publicó una obra singular: La fiesta de los toros y sus tristes verdades.

Tras la muerte del dictador Franco en 1975 empezó una delicada transición que condujo a la restauración de la democracia regida por una monarquía constitucional. Durante ese mismo año, Benito de Benito, un trabajador del ferrocarril residente en Mataró (Barcelona), tuvo la iniciativa de publicar un anuncio en La Vanguardia, convocando una reunión para personas interesadas en la situación de los animales, con el objetivo de empezar a organizarse. De aquel grupo surgió una asociación para la defensa de los animales, ADDA. Aunque el régimen de 1978 ha devenido el período de estabilidad y democracia más largo de la Historia de España, en lo que refiere al ámbito político y sus avances para lograr la abolición de las tradiciones crueles, se han dado pasos hacia delante pero también hacia atrás. Un retroceso evidente fue en 1988, cuando José Luís Corcuera, Ministro de Interior del Gobierno presidido por Felipe González (PSOE), derogó el veto a la entrada de menores de 14 años en las plazas de toros, restringido desde la dictadura de Primo de Rivera.

En 1989, el consistorio de Tossa de Mar (Girona), fue pionero en aprobar una moción para declarar la ciudad antitaurina

Respecto al abolicionismo, las aportaciones democráticas más destacables han sido en el ámbito autonómico y municipal. El Parlament de Catalunya aprobó en 1988, la Ley 3/1988 de Protección de los Animales que abolió la muerte del toro en el corre de bou de Cardona (Barcelona). Las posteriores Resoluciones sobre espectáculos y fiestas tradicionales con toros (correbous), que regulan las fiestas sin muerte del animal, iniciaron el debate público sobre la inmoralidad de la tauromaquia, marcando el inicio del camino hacia la abolición en Catalunya. En 1989, el consistorio de Tossa de Mar (Girona), fue pionero en aprobar una moción para declarar la ciudad antitaurina y en 1998, el Parlament de Catalunya vetó la entrada de menores de 14 años a los espectáculos taurinos (corrigiendo así la Ley Corcuera) y acordó la prohibición de construir nuevas plazas. En el año 2000, gracias al movimiento ciudadano, el consistorio de la ciudad de Olot (Girona) aprobó una moción para suprimir las corridas, pero el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya determinó que el gobierno local no tenía las competencias para tal resolución, pero para llevar a cabo la voluntad popular, el consistorio no concedió más permisos para autorizar la celebración de corridas de toros. La Diputació de Tarragona reformó la Tarraco Arena para convertirla en un edificio para espectáculos, pero sin los requerimientos para celebrar corridas de toros.

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Activismo político y manifestaciones multitudinarias

No obstante, los avances no tuvieron lugar únicamente en Catalunya, en 1991, por iniciativa del diputado Miguel Cabrera Pérez-Camacho (entonces perteneciente a la Agrupación Tinerfeña de Independientes y actualmente Partido Popular canario), el Parlamento Canario abolió las corridas de toros.

En el País Vasco, en febrero de 2003 el Colectivo Antitaurino Animalista de Bizkaia fundó el PACMA, Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal. Desde entonces, ha devenido el partido sin representación parlamentaria con mayor número de votos.

En Madrid, en marzo de 2010, una manifestación convocada por la Plataforma La Cultura no es Tortura reunió más de 20.000 personas

En 2004, por iniciativa de ADDA, tras el éxito obtenido en una recogida de firmas a nivel internacional, Barcelona se declaró ciudad antitaurina siguiendo el precedente de Tossa de Mar. La repercusión mediática de esta iniciativa fue espectacular. En 2005, la ciudad madrileña de Coslada siguió el ejemplo y la campaña tuvo un efecto viral, sobre todo, en Catalunya. Sin embargo, en 2007, como golpe de efecto protaurino, el torero José Tomás regresó a los ruedos ofreciendo una corrida en la Plaza Monumental de Barcelona. Dado que las evidencias de impopularidad de la tauromaquia en Catalunya eran muy latentes, el espectáculo se publicitó muchísimo con el fin de llenar la plaza y exhibir una demostración de fuerza taurina. La respuesta ciudadana fue una manifestación abolicionista multitudinaria. Más de 5.000 personas se manifestaron por las calles de la ciudad. Después del éxito de participación en la manifestación, como iniciativa popular surgió la Plataforma Barcelona Mata y desde entonces, cada domingo de toros, los abolicionistas se concentraban frente a la plaza para mostrar su rechazo e informar a los turistas sobre el trato que reciben toros y caballos en esta clase de espectáculos.

La respuesta ciudadana a las corridas de toros

En Madrid, en marzo de 2010, una manifestación convocada por la Plataforma La Cultura no es Tortura reunió más de 20.000 personas. Desde entonces, las manifestaciones antitaurinas en días señalados no han parado de crecer, en Zaragoza, durante las fiestas del Pilar, en Pamplona durante los Sanfermines, en Valencia durante Las Fallas, etc.

El 28 de julio de 2010, después de una campaña con un importante apoyo popular de toda España e internacional, tras la recogida de 180.000 firmas y cumplir todos los trámites requeridos por el proceso legal de una iniciativa legislativa popular (ILP) promovida por la Plataforma Prou! (surgida en Catalunya a raíz de la plataforma Barcelona Mata y formada por diversas entidades), el Parlament de Catalunya aprobó abolir las corridas de toros a partir de enero de 2012 en Catalunya.

Celebraciones como el Toro de la Vega de la localidad vallisoletana de Tordesillas se han convertido en actos altamente rechazados por la sociedad española

Celebraciones como el Toro de la Vega de la localidad vallisoletana de Tordesillas se han convertido en actos altamente rechazados por la sociedad española hasta lograr que no se autorizara más este espeluznante evento, gracias a las movilizaciones de diversas entidades y acciones como okupa Tordesillas.

Y la Historia no se detiene, el movimiento antitaurino en España no para de crecer entre las nuevas generaciones. Misión Abolición, acción organizada por el PACMA, es la cita imprescindible para alzar la voz por todos esos animales que no la tienen, la mayor manifestación antitaurina que se celebra actualmente en España y que año tras año reúne más y más personas, una evidencia del cambio cultural que transformará la sociedad española.

AutoraHelena Escoda Casas, Historiadora y antrozoóloga, profesora de ciencias sociales

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