¿Pueden enseñarnos algo los hábitos alimentarios de los aztecas, incas y mayas? Aunque en las civilizaciones precolombinas no existía el concepto de vegetarianismo, la alimentación era predominantemente vegetal. La carne se consumía solo durante celebraciones y en algún otro momento puntual. El pescado solo se consumía en algunas zonas que tenían acceso al mar o a algún lago.

Alimentación en las civilizaciones precolombinas

El patrón de alimentación era muy similar al mediterráneo tradicional, también predominantemente vegetal, bajo en grasas, moderado en proteínas y alto en hidratos de carbono complejos. Esta forma de alimentación, que solo se conserva en la actualidad en las llamadas “blue zones” o zonas azules, es reconocida por los expertos en nutrición como la más beneficiosa para el ser humano, ya que se asocia con mayor longevidad y menores tasas de enfermedades crónicas, incluyendo enfermedades cardiovasculares, demencia y cáncer.

Muchos de los alimentos que recientemente se han popularizado en Europa y que algunos consideran “super-alimentos” (quinoa, chía, amaranto…) provienen de estas culturas precolombinas.

Los aztecas

Vivieron en el actual México y parte de Guatemala.  Su dieta incluía una amplia variedad de verduras gracias al fuerte desarrollo de la agricultura. Muchas de las verduras que cultivaban y comían, como el tomate, la calabaza, las limas, los aguacates o los chiles han sido adoptadas en nuestra gastronomía. Otras, como los nopales o la yuca, no se han popularizado tanto. Los aztecas también consumían una variedad de hongos y setas locales ricas en  proteínas, minerales y antioxidantes. De los lagos obtenían algas, especialmente espirulina. Además de las verduras, la dieta azteca se basaba en cuatro alimentos clave que proporcionaban la mayor parte de las calorías y proteínas: el maíz, el amaranto, los frijoles y la chía. Las semillas de chía, “redescubiertas” en Europa hace solo unos años, son muy apreciadas por su alto contenido en calcio, proteínas y ácidos grasos omega-3. Los aztecas no conocían la ganadería y su dieta no incluía productos lácteos, por lo que la chía debía ser una de sus mejores fuentes de calcio.

Aunque la dieta no era vegetariana, el consumo de productos animales se limitaba a pequeñas cantidades de insectos, algún animal de pequeño tamaño que cazaban ocasionalmente, y algo de pescado que obtenían de los lagos.

Los aztecas solían hacer solo dos comidas al día y pasaban un tiempo diario de ayuno de forma natural. Esta práctica empieza a ser reconocida como una de las más beneficiosas para nuestra salud ya que previene el sobrepeso y la aparición de enfermedades crónicas propias de nuestra civilización.

Los mayas

Su imperio se extendió desde el sur de México hasta lo que hoy es Honduras. Los mayas también fueron una sociedad fundamentalmente agrícola y la base de su alimentación era el maíz (los mayas eran conocidos como “los hombres del maíz”). Con el maíz se preparaban tortillas, que servían de base a multitud de platos, pero también se molía y se consumía en forma de gachas, generalmente acompañado con guindillas. Otras dos comidas basadas en el maíz eran – y siguen siendo- el atole – bebida de maíz cocido en agua con especias- y los tamales. Los mayas ya conocían y cultivaban la vainilla y era una de las especias que usaban en sus preparaciones.

Además del maíz, la yuca, un tubérculo rico en hidratos de carbono complejos, proporcionaba una gran parte de las calorías de la dieta maya. Los frijoles de diferentes colores (rojos, negros, marrones…) eran parte importante de la dieta. Las frutas y verduras más consumidas eran calabaza, aguacate, papaya y guayaba.

Alimentación en las civilizaciones precolombinas

Se cree que los mayas fueron los primeros en tostar y procesar las semillas de cacao para obtener chocolate (por supuesto sin azúcar). Los mayas añadían cacao o chocolate a sus comidas para potenciar los sabores y lo bebían en infusiones, especialmente, aunque no solo, durante ceremonias religiosas.

Los mayas, por su proximidad al mar, sí incluyeron el pescado regularmente en su dieta, aunque siempre en proporciones mucho menores que los alimentos vegetales. El consumo de carne de animales terrestres era bajo y se limitaba a lo que cazaban ocasionalmente, aunque a veces comían carne de animales semi-domesticados, como pavos y perros.

Los incas

La civilización inca se extendió por lo que actualmente constituye Perú, Argentina, Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador.

La patata –papa- era un alimento fundamental para los incas. Además de las blancas que son las más conocidas y consumidas ahora en Europa, los incas cultivaban una variedad de papas moradas, mucho más ricas en antioxidantes. Las papas se consumían cocidas y asadas y con su harina se elaboraba un equivalente al pan.

El otro alimento básico de la dieta inca era la quinoa, una semilla rica en proteínas y minerales y tan nutritiva que la FAO le dedicó el año 2013 a la quinoa, como reconocimiento a sus propiedades nutritivas. Los incas también cultivaban y consumían amaranto, otra semilla rica en proteínas (14% de su peso en seco) y minerales como el hierro, el magnesio, el fósforo y el zinc. El amaranto es bastante resistente a las sequías lo que lo hace muy interesante en la actualidad para proporcionar calorías y proteínas a poblaciones vulnerables. Los incas no solo comían las semillas, sino también las hojas de la planta, que proporcionaban vitamina C, ácido fólico y antioxidantes.

Además de la quinoa y el amaranto, una variedad de frijoles aportaban proteínas a la dieta inca.

La FAO le dedicó el año 2013 a la quinoa, como reconocimiento a sus propiedades nutritivas

Las frutas más consumidas eran granadillas, piña, guayaba, ciruelas, chirimoyas, y lúcuma y entre las verduras destacaban el zapallo, la calabaza, los tomates, los pimientos, las hojas de coca, las algas marinas y de agua dulce.

Otros alimentos propios de la gastronomía inca son menos conocidos, pero merece la pena que nos fijemos en ellos: uno es el pichuberry, también conocido como aguaymanto o Inca Berry. Es una fruta naranja parecida a un tomate y rodeada de hojas. Es una fuente excepcional de vitamina C y tiene un alto poder antioxidante.

Otro es el sacha inchi o “maní inca”, que es una semilla oriunda de la selva peruana. Es muy rica en proteínas y grasas. El aceite que se obtiene de esta semilla contiene cantidades de ácidos grasos omega-3 similares al aceite de lino, y además aporta una buena cantidad de vitamina A y vitamina E.

El consumo de pescado era casi exclusivo de la zona del Titicaca, donde hay numerosos ríos y lagos. Los incas cazaban ocasionalmente aves, pero de nuevo, la carne y el pescado  eran una parte minoritaria de la dieta y los productos lácteos eran desconocidos.

¿Quieres sentirte algún día como un azteca, inca o maya y beneficiarte de las propiedades de su dieta? Aquí tienes un menú inspirado en las culturas precolombinas, rico en nutrientes, bajo en grasas y naturalmente libre de gluten:

  • Desayuno: Pudin de mango y semillas de chía.
  • Almuerzo: Tortillas de maíz con verduras y frijoles, acompañadas de guacamole. Batido de guayaba y lima, con media cucharadita de postre de espirulina en polvo.
  • Cena: Sopa de quinoa, patatas y verduras. Natillas veganas de calabaza y cacao.

Autora: Miriam Martínez Biarge | Médico Pediatra, www.mipediatravegetariano.com

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