La mayoría de los gatos llegan a nuestra vida sin espe­rarlo, de repente nos enamoramos, de repente hay una conexión especial. Otras veces, sentimos de alguna forma que queremos la compañía de un gato, y es aquí donde nos asaltan dudas sobre cómo y dónde encontrarlo, si se adaptará bien a nuestra compañía, si surgirán problemas y cómo los vamos a solucionar si no sabemos nada de gatos.

Escoger el gato apropiado según su naturaleza y nuestro estilo de vida

Disponer de la máxima información posible nos ayudará a tomar la decisión más apropiada. Por ello, desde FAADA, sugerimos algunas consideraciones previas a la incorporación de un gato a nuestro hogar.

Antes de elegir, ¿qué debemos tener en cuenta?

La primera pregunta que debemos respondernos es porqué queremos un gato. Seguramente porque nos gustan mucho, pero ¿Qué esperamos del gato? ¿Que sea muy cariñoso, o muy activo y juguetón? ¿Nos importaría si fuera un poco tímido o independiente? ¿Queremos un gato porque nos sentimos muy solos/as o porque queremos ayudar a un gato abandonado dándole un hogar? ¿Es por darle compañía a nuestro otro gato o perro? Estas preguntas nos ayudarán a tomar consciencia de la decisión y nos orientarán a decidir sobre el carácter que buscamos en nuestro futuro gato.

Si no hemos tenido nunca, podemos pensar que es mejor tenerlo desde bebé para que se adapte mejor, porque pensamos que si adoptamos un gato adulto, tendrá “ma­nías”. Esto no es cierto. Además, al no tener experiencia con gatos, tener un gatito puede no ser la mejor idea. Mu­chos problemas de comportamiento surgen por una mala socialización o relación con el gato en sus primeros meses de vida, como por ejemplo: jugar con las manos con ellos es más grave de lo que parece, o no actuar correctamente cuando nos muer­de, también. Además, podemos cometer otros errores muchas veces, como regañar o castigar al gato por comportamien­tos naturales, o incluso cuando somatiza alguna enferme­dad sin haber una sintomatología clara (orinando fuera del arenero, en el sofá,…)

Una de las fases más importantes en la vida de un gato es la comprendida entre el mes y medio y los tres meses de edad, momento en el que en función de su entorno, aprenderá a ser un gato equilibrado, o por el contrario, será un gato con problemas sociales e inseguridades. Sobre el mes y medio en adelante, los gatitos empiezan a jugar cuerpo a cuerpo con sus hermanos u otros gatos que quieran jugar con ellos. Aprender los límites, el autocontrol, cuándo hace daño, cuándo parar, y cómo relacionarse con otros gatos es muy importante para ganar seguridad y equilibrio. Es muy importante y vital para un gato el permanecer con su familia, madre y hermanos, hasta al menos los 3 meses de edad.

A todos nos gusta tener en brazos un gatito muy pequeño, son adorables, pero por su bienestar, no debemos adoptar uno tan pequeño si está con su familia, debemos res­petar su aprendizaje hasta los 3 meses. En caso que no tenga familia y lo encontremos en la calle o lo adoptemos es importante asesorarnos con un profesional o intentar que conviva con otro gato que pueda enseñarle.

Para personas mayores que viven solas es ideal un gato adulto y tran­quilo, que será el mejor compañero

Cómo podemos elegir: gato joven o adulto

La elección de un animal nunca debe ser por capricho, debemos analizar la situación primero y pensar si somos capaces de proporcionar una buena calidad de vida a un gato para toda su vida.

Siempre es recomendable visitar las protectoras de animales de nuestra zona para tener un previo contacto directo con los gatos jóvenes o adultos que esperan un hogar en las gate­ras en las que algunos llevan muchos años esperando una familia.

Podemos sentarnos en el suelo en el centro de la gatera y sentir, observar, ver si surge una cone­xión con alguno. Es como un enamoramiento instantáneo, se reconoce con facilidad.

Los gatitos a partir de los 3 meses suelen ser muy activos, sobre todo si viven en interior y sin otros gatos, se aburren mucho, juegan con todo, pueden tirar cosas al suelo, morder los pies o las manos. Suelen ser muy nerviosos y sólo se dejan tocar cuando están durmiendo o muy tranquilos. Cuando están activos y nerviosos, no quieren estar en brazos ni ser acariciados en exceso.

Sin embargo, de un gato adulto podemos conocer ya su carácter, y ver si es compatible con nosotros, nuestro hogar y estilo de vida. Además, el personal de la protectora de animales que lo cuida le conoce y puede contarnos qué tal se lleva con otros gatos, cómo se ha adaptado al lugar, qué tal se relaciona con otras personas, niños, etc. Cuando lo llevamos a casa, se suele adaptar muy bien y no hay ninguna fase por la que deba pasar.

Para personas mayores que viven solas es ideal un gato adulto y tran­quilo, que será el mejor compañero. Para personas tranquilas, seguramente el gato ideal sea un poco independiente o tímido. En cambio para convivir con niños/as o jóvenes podemos adoptar un gato más sociable y activo.

Hacer partícipes a los niños/as y llevarles a la protectora es muy importante para ver cómo se re­lacionan con los gatos, cuáles se les acercan, si se dejan tocar,…de esta forma veremos la conexión que surge entre los niños y algunos gatos. Insistimos, si surge esa conexión, hay que hacerle caso por encima de todo. 

Escoger el gato apropiado según su naturaleza y nuestro estilo de vida

Si tenemos un gato y queremos otro

Lo primero es asegurarnos de que nuestro gato aceptaría la compañía de otro. Si es un gato que ya lleva unos años viviendo solo y nunca ha tenido compañía de otros gatos, quizás prefiera estar solo. En cambio al gato joven o que ya ha convivido con otros gatos, le será más fácil aceptar compañía.

Los gatos no necesariamente tienen que vivir con otros gatos, pueden vivir felices toda su vida solamente con humanos.

Si estamos seguros de que nuestro gato aceptará un compañero, es preferible que sea del sexo contrario, y que sea más o menos de la misma edad, y sociable con otros gatos, así serán más compatibles. Si tenemos un gato mayor y adoptamos uno muy joven, no tendrán las mismas ganas de jugar, el mayor querrá tranquilidad y podría sentirse acosado por el pequeño.

Los gatos no necesariamente tienen que vivir con otros gatos, pueden vivir felices toda su vida solamente con humanos

Si tenemos un perro y queremos un gato

Lo más importante es estar seguros de que nuestro perro aceptaría un gato sin problemas y no le haría la vida imposible intentando agredirle. En caso de tener perro podemos buscar un gato adulto que ya haya convivido con perros, o quizás un gatito más joven y sociable que pueda ir aceptándole poco a poco.

Si el perro no persigue o ladra a los gatos, es fácil que el gato le acepte poco a poco. Igual que con las personas, también entre gato y perro surge el enamoramiento o conexión que siempre es mejor que forzar la situación. En las Protectoras de Animales muchas veces hay gatos en ca­sas de acogida temporal que están viviendo con perros mientras esperan a ser adoptados, podríamos preguntar y seguramente encontremos un gato compatible con perros. Esto nos da garantías de que la amistad entre nuestro perro y el nuevo gato funcione, ya que éste será más tolerante y la convivencia será más fácil.

La decisión de tener un gato ha de ser consensuada por los miembros de la familia que convivirán con él y es positivo elegirlo entre todos. Sin duda la mejor decisión es darle un hogar a un gato que lo necesita, queriéndolo y siendo conscientes de los afortuna­dos años de vida que nos esperan a su lado, pues la compañía de un gato no tiene precio.

Más información en www.faada.org

faadaAutora: Carla Cornella, presidenta de FAADA (Fundación, para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales) | www.faada.org

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