Las fiestas navideñas pueden ser especialmente duras para las personas veganas porque el despliegue gastronómico roza lo demencial. Y ya no se trata solo de tener que rechazar una cena con nuestros colegas en el asador. También hay que añadir el impacto y la angustia que genera la exposición, casi omnipresente, de cuerpos de animales, listos para ser cocinados. Pero ya que, por el momento, esto no va a cambiar, tendremos que aprender a manejar la situación.

Cómo sobrevivir en “fiestas” entre carnívoros

El paso al veganismo es una decisión que conlleva cambios importantes y consecuencias en varios aspectos de la vida de una persona. Una de ellas implica la aceptación social y del entorno más cercano, que dependerá, en gran medida, de la forma en la que les presentemos nuestro nuevo estilo de vida. El ámbito familiar suele ser el más difícil. Ser vegano en una familia que ni siquiera es vegetariana, puede resultar muy frustrante, sobre todo si no acepta esa transición. En vínculo familiar es muy importante ya que es uno de los pilares afectivos más importantes de las personas. Es por esto que las discordias en este aspecto pueden ser abrumadoras cuando el sujeto se siente presionado a ceder en favor de la armonía familiar, o cuando percibe que no se está respetando una decisión con profundas implicaciones morales. Pero podemos evitar llegar a este punto si somos capaces de plantear la cuestión con paciencia, raciocinio y de forma conciliadora.

En el ámbito social sucede algo similar, pero por lo general es más llevadero ya que, si queremos, podemos pasar desapercibidos o ser más selectivos en cuanto a los eventos sociales a los que estamos dispuestos a asistir. En el peor de los casos, la desaprobación de algunos individuos, no nos afectan tanto. Ante las típicas puyas insolentes, que todo vegano tiene que soportar, siempre tenemos la posibilidad de levantarnos y marcharnos sin provocar un cisma en el grupo, como sí puede ocurrir en la familia.

¿Pero qué pasa con las celebraciones, los días señalados o las fiestas navideñas? Son situaciones en las no podemos escurrir el bulto, a no ser que seamos indiferentes al repudio, o estemos valorando la vida eremítica como próxima meta en la vida. Así que no nos queda otra que encarar estos momentos con un poco de calma y mucha mano izquierda.

Las fiestas navideñas pueden ser especialmente duras para las personas veganas porque el despliegue gastronómico roza lo demencial

Los banquetes, esas comilonas copiosas, de abundantes manjares y bebidas, no son un invento moderno. Se han encontrado pruebas de un banquete prehistórico en una cueva de Galilea. Desde entonces han formado parte de nuestra historia como modo de celebrar sucesos importantes. Nacimientos, funerales, el paso a la edad adulta, bodas, o efemérides religiosas, sociales o políticas, son algunos de los acontecimientos trascendentes que se festejan alrededor de una mesa. Es lo que los antropólogos llaman “ritos de comensalidad”, refiriéndose a los rituales que sirven para estrechar relaciones, por medio de los alimentos y la gastronomía. ¿Estamos los veganos fuera de todo ese espíritu ceremonial de conexión, convivencia y reforzamiento del grupo? Pues no, porque también nos gusta disfrutar de un buen festín junto a personas a las que apreciamos, la única diferencia es que no contemplamos ciertos “ingredientes” como parte de nuestra dieta. Estos son algunos consejos para integrarte lo mejor posible en las fiestas o, como mínimo, sobrevivir a ellas.

Si acabas de iniciar tu transición y van a ser tus primeras fiestas como vegano, tienes que salir del armario para que a nadie le pille por sorpresa. Es importante informar a los demás de que a partir de ahora, tu dieta va a ser 100% vegetal. Y en este punto es recomendable especificar qué es exactamente lo que no comes para evitar malentendidos. Aunque hoy día el veganismo está en boca de todo el mundo (para bien o para mal), aún hay muchas personas que se quedan bloqueadas si se ven en la tesitura de tener que cocinar para una persona vegana. Para resolver estas situaciones incómodas, tanto para el anfitrión como para el invitado, se pueden hacer algunas propuestas de menú. O mejor aún, meterse uno mismo en la cocina y preparar algunos platos irresistibles. En internet hay propuestas que se parecen a las tradicionales, para aquellos que prefieren no arriesgar con algo diferente, y que pueden llegar a tentar al resto de la familia.

Cómo sobrevivir en “fiestas” entre carnívoros

En cuanto a las cenas de trabajo, no queda otra que recurrir a la persuasión y recomendar establecimientos menos “carnívoros” y con opciones más amplias. Si el ambiente es más o menos cordial, no tiene por qué haber demasiadas reticencias. En algunos casos, no queda más remedio que declinar la invitación, desear unas felices fiestas y socializar en otra parte.

Vale, ya estás con tu familia ante un jugoso rollo de seitán relleno o un humilde tupper de croquetas. O con tus amigos/ compañeros de trabajo, cogiendo aire para atacar una ensalada monocromática o, si hay suerte, un arroz con verduras. Llega el momento de las preguntas. Aquí es importante mantener la calma y no ponerse a la defensiva. Debemos ser didácticos. Mucha gente se siente cuestionada a nivel personal y su respuesta suele ser el ataque. Otras personas preguntan con una curiosidad genuina. Puedes tener algunos argumentos preparados, al fin y al cabo siempre te van a plantear las mismas dudas: que de dónde sacas las proteínas, el hierro y la B12; que las plantas también sienten, que a las vacas hay que ordeñarlas, que si estamos en lo alto de la cadena alimenticia y tenemos que comer animales para que no invadan el planeta, etc.

Las fiestas navideñas pueden ser especialmente duras para las personas veganas porque el despliegue gastronómico roza lo demencial

Por supuesto, no permitas faltas de respeto, vengan de quien vengan y si es necesario, desvía la conversación a otro tema.  Una buena recomendación es no dar explicaciones detalladas sobre los temas más duros de la explotación animal, por mucho que necesites compartir esa información. Recuerda que es una fiesta y hacer que los invitados se sientan incómodos ante su asado, no va a servir para que hagan una reflexión constructiva sobre esta cuestión. Es importante saber elegir el momento para explayarse y hablar de especismo, y todo lo que implica hacerse vegano. Una fiesta navideña, por ejemplo, no es la mejor ocasión. Como nos dicen al principio del documental Earthlings, las tres etapas de la verdad son “ridiculización”, “oposición violenta” y “aceptación”. Por eso, no te agobies y piensa en que estás plantando la semilla que tal vez inicie el proceso.

Para algunas personas es muy duro tener que comer o cenar contemplando como sus seres queridos se alimentan de animales. También hay quien siente un fuerte rechazo físico hacia los olores y el aspecto de determinados platos. En estos casos, cada uno debe tomar la decisión que le resulte más apropiada, como sumarse a la fiesta al final de la comida. El objetivo, al fin y al cabo, es pasar un buen rato en compañía de los demás.

Sobre todo piensa que un día tú también estuviste en “el otro lado” y que tuviste que desaprender muchas cosas y aprender otras tantas, y esto es algo que no se consigue de la noche a la mañana. Así que disfruta de las celebraciones teniendo en cuenta estos tres consejos: sorprende con nuevas recetas, no hagas alegatos a menos que te lo pidan y no toleres faltas de respeto.

Autora: Noemí Alba, Activista por los derechos de los animales.

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Bueno y Vegano Diciembre 2019