«Dentro de 50 años, escaparemos del absurdo de criar un pollo entero para comer la pechuga o las alas, cultivando estas partes separadas en un medio adecuado», escribía el político británico Winston Churchill a inicios de los años 30 del pasado siglo. Con unos años de retraso, su predicción es hoy una realidad, al menos en Singapur y Estados Unidos.

Carne cultivada o de laboratorio
Desde 2020, en Singapur se pueden degustar nuggets de pollo de laboratorio de la empresa estadounidense Eat Just, comercializados bajo la marca Good Meat. En la ciudadestado se pueden adquirir en Huber’s Butchery, uno de los principales productores y proveedores de carne del país, y probarlos en su restaurante.
Tras Singapur, el segundo país del mundo en autorizar el consumo de carne cultivada, también conocida como carne de laboratorio o carne in vitro, ha sido Estados Unidos. El pasado junio el gobierno federal dio luz verde tanto a Good Meat como a Upside Foods para producir y vender pollo cultivado a partir de células animales.
Por el momento se desconoce cuándo estarán a la venta los productos elaborados con pollo de laboratorio, pero sí se sabe que el chef español José Andrés ofrecerá los de Good Meat, de cuya Junta Directiva forma parte desde 2021, en uno de sus restaurantes de Washington y el chef Dominique Creen cocinará los de Upside Foods en su restaurante Bar Creen situado en San Francisco.
Ambas empresas han ganado la carrera ante las casi 100 empresas en todo el mundo que trabajan en la producción de carne cultivada, un negocio suculento valorado en 247 millones de dólares en 2022, según la firma de investigación de mercado Gran View Research.
El gobierno español y vasco, así como la Unión Europea, están invirtiendo en el desarrollo de la primera planta de producción industrial de carne cultivada en España
Para encontrar los orígenes de la carne in vitro tenemos que remontarnos a finales de 1940, cuando el investigador holandés Willem Van Eelen empezó a interesarse por la cuestión. Sin embargo, no fue hasta la década de los 90 cuando los avances en las técnicas de clonación y la ‘ingeniería de tejidos’ permitieron producir carne a partir de células madre, extraídas de animales vivos o de un banco de tejidos. Éstas se colocan en un medio de cultivo propicio -en grandes biorreactores- para que con la ayuda de nutrientes naturales La evolución de la carne cultivada crezcan y se reproduzcan de manera independiente al animal.
Van Eelen, conocido como «el padrino de la carne in vitro», consiguió las primeras patentes en 1999 y empezó un programa en la Universidad de Maastricht, en los Países Bajos, que, de manera indirecta, dio lugar a la primera hamburguesa de carne fabricada en un laboratorio a partir de unas pequeñas muestras de tejido muscular de una vaca: la hamburguesa, de 140 gramos y formada por 25.000 fibras individuales, era el resultado de cinco años de trabajo y unos 250.000 euros de inversión (financiada por el co-fundador de Google Sergey Brin). Fue presentada por su creador, Mark Post, de la empresa Mosa Meat, en agosto de 2013, en Londres.
A pesar del hito conseguido por Upside Foods y Good Meat, todavía queda mucho recorrido por hacer a las empresas de carne de laboratorio. Por un lado, están trabajando para conseguir carne de diferentes animales y, por otro, para abaratar los costes de producción y poder así comercializarla a gran escala. Para ello, y para cortar toda relación con la industria cárnica, tratan de sustituir el caro medio de cultivo utilizado hasta ahora para alimentar las células -suero sanguíneo proveniente de animales, mayormente de fetos bovinos- por un medio de cultivo vegetal, como podrían ser algas.
Los partidarios de la carne in vitro defienden que el producto es seguro, más sostenible con el medio ambiente que la carne convencional y evita tener que matar a miles de millones de animales para consumo humano. ¿Para qué tener que criar y matar a un animal, que tiene conciencia, si podemos cultivar -controlando todo el proceso- los trozos de ese cuerpo que nos interesan dentro de biorreactores?

También hay voces contrarias
Por un lado, alertan sobre los riesgos de las patentes que tienen estos productos, ya que ponen en manos de las multinacionales y sus accionistas el control de la alimentación mundial amenazando así la soberanía alimentaria de los pueblos. Por otro, denuncian que no está claro el impacto medioambiental de producir carne in vitro a gran escala y cuestionan la seguridad para la salud humana. En esta línea se mueve el gobierno italiano, presidido por Giorgia Meloni, que pretende prohibir la producción y distribución de alimentos fabricados en laboratorio para proteger la salud pública sobre la base del principio de precaución y conservar la tradición alimentaria del país, una medida alabada por las asociaciones de ganaderos.
¿Y en España, país en el que la industria cárnica es uno de los motores de la economía?
El gobierno español y vasco, así como la Unión Europea, están invirtiendo en el desarrollo de la primera planta de producción industrial de carne cultivada en España, una de las primeras del mundo. Se trata de BioTech Foods, una empresa vasca fundada en 2017, que desarrolla tecnología para la producción de carne in vitro. La compañía, que desde 2021 tiene como accionista mayoritario al gigante cárnico brasileño JBS, inició el pasado junio la construcción de la planta en la ciudad de San Sebastián. Se prevé que entre en funcionamiento a mediados de 2024 con una capacidad para elevar la producción hasta las 4.000 toneladas.
Para cortar toda relación con la industria cárnica, tratan de sustituir el caro medio de cultivo utilizado hasta ahora para alimentar las células por un medio de cultivo vegetal
Los ganaderos vascos, convocados por el sindicato EHNE, se han manifestado en contra del mencionado proyecto sin conseguir apenas repercusión mediática. «Silenciosamente y sin ningún tipo de limitación administrativa, en tierras donostiarras de Eskusaitzeta, se está construyendo la mayor planta de carne cultivada del mundo. JBS, la mayor empresa cárnica del mundo y el mayor accionista de la empresa BioTech Foods, prevé que esté construida para el próximo otoño. Y aquí, en el País Vasco, reina el silencio», denuncian.
Y añaden: «Hay que fomentar la producción de alimentos descentralizados, lo más cercana posible, que quede fuera de los límites de los usos económicos de la biotecnología. Los alimentos no pueden ser mercancía para llenar los bolsillos de unos pocos. Si cualquier Gobierno pensara en la salud de sus ciudadanas, en el futuro de su territorio, se daría cuenta de que la alimentación basada en patentes no garantizará la igualdad ni un medio ambiente o una persona sana. La carne de laboratorio alimenta las aspiraciones basadas en los beneficios».
La producción de carne in vitro también legitima el especismo, una creencia contra la que luchan las personas veganas
Los carnívoros pueden seguir tranquilamente consumiendo carne gracias a la tecnología sin reflexionar qué supone. El filósofo utilitarista australiano Peter Singer, autor del clásico Liberación Animal, ha mostrado esperanza en la carne cultivada para acabar con la explotación, maltrato y muerte de miles millones de animales para consumo humano. «Algunos vegetarianos y veganos pueden oponerse a la carne in vitro porque no ven la necesidad de consumir carne. Eso está bien para ellos y, por supuesto, son libres de seguir siendo vegetarianos y veganos, y elegir no comer carne in vitro. Mi opinión es que ser vegetariano o vegano no es un fin en sí mismo, sino un medio para reducir el sufrimiento humano y animal y dejar un planeta habitable para las generaciones futuras. No he comido carne durante los últimos 40 años, pero si la carne in vitro llega a comercializarse, estaré encantado de probarla», escribía en un artículo publicado en The Guardian en el año 2013. Y tú, vegano, ¿volverías a comer carne si fuera de laboratorio?
Autora: Cristina Fernández, Periodista
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Bueno y Vegano Octubre 2023