No hay ninguna duda sobre el papel fundamental que juegan las abejas para la biodiversidad y nuestra alimentación, ya que son uno de los principales agentes polinizadores. Pero, ¿todas las abejas?

apicultura
123rf Limited©prudek

Actualmente conviven en el medio abejas domésticas con abejas silvestres. La población de las primeras no deja de aumentar, mientras que la de las segundas ha caído drásticamente en los últimos años.

Las principales especies de abejas domésticas son las abejas melíferas (Apis mellifera), los abejorros (género Bombus, específicamente B. terrestris y B. impatiens) y la abeja cortadora de hojas de alfalfa (Megachile rotundata). Éstas se han introducido en casi todo el mundo, en algunas zonas son incluso mayoría, por el aumento de la demanda de polinización de cultivos y de la miel.

La abeja doméstica produce una fuerte competencia por los recursos naturales (polen y néctar) con la fauna polinizadora nativa (insectos, aves y lagartos), muchos de ellos endémicos y únicos, modificando los equilibrios naturales del lugar. Es también considerada como un polinizador poco eficaz, por lo que su masiva presencia incide negativamente tanto en la producción de El impacto de la apicultura en las abejas silvestres frutos y semillas como en la viabilidad de las semillas y el vigor de las plántulas.

La apicultura melífera es una actividad ganadera, ya que consiste en el manejo y la explotación de himenópteros para conseguir beneficios económicos

Asimismo, al provocar una reducción de la diversidad de polinizadores nativos, tiene un efecto negativo para la reproducción de algunas plantas y su diversidad genética. Es el caso, por ejemplo, del tajinaste rojo (Echium wildpretii) y la retama del Teide (Spartocytisus supranubius), valiosos endemismos del ecosistema de Tenerife, que se ven afectados por la trashumancia apícola que tiene lugar cada primavera en el Parque Nacional del Teide. En 2022, los apicultores instalaron 2.700 colmenas para conseguir «mieles únicas».

La apicultura melífera es una actividad ganadera, ya que consiste en el manejo y la explotación de himenópteros para conseguir beneficios económicos mediante la miel y/o la polinización de cultivos. Las colmenas deben identificarse como cualquier otra explotación ganadera según lo establecido en el Real Decreto 479/2004, de 26 de marzo, por el que se establece y regula el Registro general de explotaciones ganaderas.

«El consumo, la demanda y el precio de la miel a nivel mundial han aumentado constantemente durante las últimas décadas. La miel se produce preferentemente a partir de vegetación natural, ya que estas mieles suelen alcanzar precios más altos que las producidas a partir de cultivos. Además, a diferencia de las colonias de abejorros, las colmenas de abejas melíferas utilizadas para la polinización se mantienen cuando no se utilizan para polinizar cultivos y requieren polen y carbohidratos como alimento. Se prefiere la vegetación nativa a las áreas de cultivo o alimentación artificial porque requiere menos mantenimiento, reduce los costes y proporciona recursos florales más diversos en ausencia de pesticidas. Además, el polen recolectado por las abejas melíferas se usa para criar abejorros manejados para la polinización de cultivos», detallan los científicos Jay M. Iwasaki y Katja Hogendoorn, quienes han revisado los estudios sobre los efectos de las abejas domésticas en las silvestres desde el año 2017 y han publicado las conclusiones en el trabajo Mounting evidence that managed and introduced bees have negative impacts on wild bees: an updated review, publicado en Science Direct.

Iwasaki y Hogendoorn avisan sobre los peligros de depender de una sola especie para la polinización

Iwasaki y Hogendoorn reflexionan sobre la posibilidad de entrar en un círculo vicioso, “en el que un mayor uso de abejas domésticas conduce a niveles más bajos de recursos florales para las silvestres, lo que disminuye su abundancia y los servicios de polinización, lo que a su vez conduce a una aún mayor demanda de colmenas gestionadas” y avisan sobre los peligros de depender de una sola especie para la polinización, tanto por la falta de resiliencia en caso de enfermedades -cuya transmisión es facilitada por el transporte de colmenas-, como por que proporciona a una sola industria el monopolio de un servicio importante e imprescindible para la humanidad.

Por último, los autores también denuncian el bee-washing (lavado de abejas, en español), una forma de green-washing (lavado verde) que usan empresas, organizaciones e instituciones al blanquear el daño que causan a las abejas y al medio ambiente e intentar que la población vea con buenos ojos la apicultura y consuma los productos provenientes de las abejas creyendo que contribuyen a la conservación de la biodiversidad. Los veganos lo tienen lo claro, ¿y tú?

Autora: Cristina Fernández, Periodista

Suscríbete a la Newsletter y recibe Bueno y Vegano gratis cada mes en tu correo

Bueno y Vegano, tu mensual 100% vegano
Bueno y Vegano Junio 2023