La dieta vegetariana no es una costumbre reciente. Se trata de algo tan antiguo que se remonta a las primeras civilizaciones humanas, y ha estado vinculada a religiones tan milenarias como el budismo o el hinduismo. Más tarde, algunos nombres célebres como Pitágoras, Platón o Plutarco, promovieron este tipo de alimentación dotándola de una postura ética, planteándose ya el tipo de relación que el ser humano mantiene con los animales. Sin embargo, no fue hasta bien entrado el siglo XX cuando se acuñó el término ‘vegano’. Fue Donald Watson, en 1944, quien fundó la Vegan Society, la primera asociación vegana del mundo. Su intención era diferenciar el veganismo como un estilo de vida más allá de la alimentación, y definirlo como una ideología y una postura ética que rechaza todo tipo de explotación animal.

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¿Vegano o vegetariano?

A día de hoy todos estamos familiarizados con los términos ‘vegano’ y ‘vegetariano’ y aunque, por lo general, a ojos de la mayor parte de la sociedad, se incluye a ambos grupos dentro un mismo saco por lo que tienen en común (no comer animales), la realidad es que hay muchos aspectos que los diferencian. El más llamativo es que los vegetarianos sí consumen productos de origen animal, y su dieta puede incluir lácteos, huevos, miel, o derivados. Por el contrario, las personas veganas dejan fuera del menú cualquier alimento de origen animal, y adoptan una alimentación totalmente basada en vegetales. Además, es importante señalar que el veganismo es mucho más que una dieta o un estilo de vida, y este punto también marca una gran diferencia en relación a la alimentación vegetariana. El veganismo va más allá de lo que se come, pues también rechaza el empleo de productos o consumo de actividades que impliquen cualquier tipo de uso, abuso o daño a los animales, por ejemplo, en vestimenta, en cosmética, o en ocio. Es decir, se trata de un principio moral y una postura ética que se aplica en todos los aspectos de la vida.

Como vemos, ambas posiciones tienen, en su planteamiento práctico, una sola cosa en común y muchas diferencias, las suficientes como para generar frecuentes debates. ¿Está más cerca un vegetariano de un carnista, que de un vegano? La respuesta no es sencilla. Uno de los motivos que llevó a Watson a crear la Vegan Society fue precisamente la incoherencia de los vegetarianos que rechazaban el maltrato animal, pero no le daban la misma importancia a la carne o al pescado que a otros productos animales cuya obtención también implica un gran sufrimiento. Ya por aquel entonces, aunque no había trabajos de investigación con cámaras ocultas, ni redes sociales para difundir los horrores de las granjas, había información suficiente sobre la explotación asociada a alimentos como los lácteos o los huevos. Así que el fundador de la asociación nunca aceptó la excusa de que no hubiese que matar para obtener dichos productos.

El veganismo incluye una preocupación por los aspectos ecológicos que se ven profundamente afectados por la explotación animal

Hoy día, la industria ganadera emplea métodos, si cabe, más crueles que los utilizados en la segunda mitad del siglo XX, ya que el consumo se ha multiplicado y el nivel de producción tiene que abastecer una enorme demanda. Los medios de difusión también se han diversificado, y prácticamente no hay nadie que no haya visto en alguna ocasión las espeluznantes imágenes de lo que pasa ahí dentro. Robots enormes que ordeñan a vacas inmovilizadas, terneros con artilugios en el hocico que les impiden mamar, gallinas hacinadas con el pico cortado, pollitos machos descartados en trituradoras… No es necesario matar a una vaca para tomar un trozo de queso, pero sí conlleva un gran sufrimiento, una vida de maltrato y la muerte prematura de ese animal explotado.

Podría decirse entonces que el vegetarianismo acepta la explotación de animales, entendiendo por explotación, el uso de un ser vivo para la obtención de algún beneficio propio. Y si se incluye en la alimentación este tipo de productos, aunque no se trate de cadáveres de animales, la realidad es que, además de ser una postura especista, que no se compromete con la lucha por la igualdad entre especies, está promocionando la explotación animal. Así que, en este sentido, el vegetarianismo y el carnismo tienen ese aspecto en común: asumen la explotación animal y no se oponen a ella.

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Añadir también que el veganismo incluye una preocupación por los aspectos ecológicos que se ven profundamente afectados por la explotación animal. Existen decenas de estudios y documentos que muestran el rápido avance de la destrucción de los hábitats naturales del planeta para ser convertidos en pasto para el ganado. La contaminación de las aguas por los purines, y las emisiones de CO2 provenientes de la industria ganadera, son otros de los graves problemas asociados al consumo de animales y todos los productos derivados de ellos.

El paso al veganismo no es complicado ni nutricionalmente arriesgado, si se tienen en cuenta algunos consejos básicos, que realmente no son tan distintos de las recomendaciones para las dietas omnívoras o vegetarianas

Para muchas personas el vegetarianismo es un paso previo para llegar al veganismo, ya que prefieren hacer una transición progresiva, para ir poco a poco desprendiéndose de los antiguos hábitos. A nivel social también puede ser más sencillo el cambio para algunos, ya que la presión del entorno puede llegar a ser muy dura. Sí, aún en 2021, a pesar de contar con organismos nacionales e internacionales de alimentación, dietética y nutrición avalando la dieta vegana, e instituciones como la ONU promoviendo el veganismo como única opción efectiva para luchar contra el cambio climático. Sin embargo, precisamente porque contamos con toda la información del mundo para apoyar nuestros argumentos, no necesitamos escudarnos detrás del vegetarianismo para hacer nuestros eventos familiares y sociales más llevaderos.

El paso al veganismo no es complicado ni nutricionalmente arriesgado, si se tienen en cuenta algunos consejos básicos, que realmente no son tan distintos de las recomendaciones para las dietas omnívoras o vegetarianas. Y psicológicamente, aporta un gran bienestar porque nuestras ideas y nuestras acciones están en sintonía y desaparece cualquier disonancia cognitiva.

Vivimos en un mundo terriblemente especista, por eso, cualquier ayuda hacia los animales es valiosa y contribuye a una sociedad mejor, más empática y solidaria

¿Cuáles son los motivos que llevan a una persona a mantenerse en el vegetarianismo?

La salud es uno de ellos. No podemos ignorar que el ámbito de la medicina está totalmente desvinculado del veganismo, incluso podríamos decir que de la nutrición en general, así que no es raro que se pauten tratamientos que incluyan dietas con productos animales, sin otras opciones a la vista. Los prejuicios en torno a la alimentación vegana siguen siendo muy fuertes, y el temor a enfermar, agravado por muchos bulos y mitos difundidos en internet, hace que muchas personas no se atrevan a dar el paso. En otros casos, el peso social es el que inclina la balanza, y la comodidad del día a día resulta ser más importante, a pesar de que el veganismo sea una opción práctica cada vez más fácil.

Aunque parece que estamos tratando una sencilla dicotomía entre contribuir o no a la explotación de animales, es importante señalar que las cosas no son blancas o negras. No podemos olvidar a esas personas que se han quedado en esa mitad que es el vegetarianismo, pero que son grandes activistas en su día a día. Podemos encontrarlas alimentando a colonias de gatos en lo más duro del invierno, ayudando a polluelos caídos del nido, dedicando su tiempo libre a limpiar cacas y curar heridas en una protectora o utilizando parte de su dinero para colaborar con distintas causas animalistas. Vivimos en un mundo terriblemente especista, por eso, cualquier ayuda hacia los animales es valiosa y contribuye a una sociedad mejor, más empática y solidaria. Pero es verdad que también tenemos (al menos en esta parte del mundo) todos los medios a nuestro alcance para dejar de consumir productos de origen animal, y rechazar de forma contundente cualquier tipo de explotación.

Autora: Noemí Alba, Activista por los derechos de los animales

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Bueno y Vegano Marzo 2023