La academia americana de nutrición y dietética, la más grande del mundo en número de miembros, lleva décadas afirmando que «las dietas vegetarianas y veganas apropiadamente planificadas son saludables, nutricionalmente adecuadas y pueden resultar beneficiosas en la prevención y el tratamiento de algunas enfermedades. Las dietas vegetarianas y veganas son apropiadas para todas las etapas de la vida, incluyendo el embarazo, la lactancia, la infancia, la adolescencia, la vida adulta y la vejez, así como para los atletas».

Nutricionistas anti-veganos
123rf Limited©microgen. Nutricionista hablando paciente

Evidencia de los beneficios de las dietas vegetales

De forma similar se expresan otras asociaciones de nutricionistas de países occidentales, como la del Reino Unido y la de Canadá. Más aún, la academia americana exhorta a los dietistas-nutricionistas a que se formen adecuadamente en alimentación y nutrición vegetal para poder ofrecer un asesoramiento apropiado a las personas que lo precisen, y recuerda que «todos los dietistas-nutricionistas tienen la obligación ética de respetar la alimentación vegetariana y vegana, como lo harían con cualquier otro tipo de alimentación».

Ya no es solamente una cuestión de elección personal. Cada vez los gobiernos de más países están recomendando a sus ciudadanos disminuir el consumo de productos animales y aumentar el consumo de verduras, frutas, legumbres y frutos secos. Y esto es porque la evidencia de los beneficios de las dietas vegetales en la salud humana y en la sostenibilidad del planeta es tan abrumadora que no se pueden seguir ignorando. Estos beneficios se traducen además en ahorros económicos muy importantes para los servicios sanitarios y sociales, un tema que preocupa al máximo a los estados, que ven como un porcentaje cada vez mayor del PIB se dedica a la atención socio-sanitaria de una población progresivamente envejecida.

En España íbamos con retraso en este tema, pero hace unas semanas el Ministerio de Consumo presentó el informe del Comité Científico de la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición), que recoge las nuevas recomendaciones alimentarias «saludables y sostenibles» para la población española. La AESAN recomienda que en la alimentación de los españoles haya un predominio de alimentos de origen vegetal y que se reduzca significativamente el consumo de alimentos de origen animal, especialmente carnes, lácteos y huevos.

Por ignorancia, o de forma deliberada, estos profesionales pretenden hacernos creer que todos los tipos de hidratos de carbono tienen los mismos efectos sobre la salud

Aunque cabría esperar que los dietistas-nutricionistas estén al día, conozcan toda esta evidencia científica y las recomendaciones oficiales derivadas de ella, y las divulguen durante su actividad profesional, desgraciadamente no todos lo hacen. Por el contrario, algunos todavía ridiculizan los patrones de alimentación vegetarianos y veganos, o los critican como deficientes, o restan importancia a sus beneficios demostrados.

¿Quiénes son los nutricionistas anti-veganos?

No hay un único perfil, pero suelen ser varones y muchos se dedican a la nutrición deportiva. Suelen ser enemigos acérrimos de los hidratos de carbono, a los que atribuyen la mayor parte de los problemas de salud; y siguen defendiendo la teoría, ya desfasada, de que las proteínas de origen animal son más «completas» y tienen más capacidad para generar músculo que las proteínas procedentes de alimentos vegetales.

Por ignorancia, o de forma deliberada, estos profesionales pretenden hacernos creer que todos los tipos de hidratos de carbono tienen los mismos efectos sobre la salud, y que todos los alimentos que proporcionan hidratos de carbono tienen la misma calidad nutricional. Es decir, un refresco azucarado es para ellos igual o muy similar a un plátano, una patata o una alubia.

Suelen ser defensores, más o menos encubiertos, de las «dietas paleolíticas» y «dietas cetogénicas o keto» que se han hecho tan populares recientemente, sobre todo entre personas que quieren perder peso de forma rápida. Solo en la red Instagram el hashtag #keto acumula más de 26 millones de publicaciones, mientras que #lowcarb tiene más de 28 millones.

Los defensores de la dieta paleolítica sostienen que los humanos, en nuestra época de cazadores-recolectores teníamos una excelente salud y que ésta se empezó a deteriorar con la llegada de la agricultura y el consumo de cereales y legumbres. Por ello, los seguidores de esta dieta excluyen estos dos grupos de alimentos, además de los lácteos, y centran su alimentación en carne, pescado, verduras, algunas frutas y frutos secos y semillas. Los argumentos de los proponentes de esta dieta son como poco, naif, y resultarían risibles si no fuera porque a tanta gente le resultan atractivos y están comprometiendo su salud como consecuencia de ello.

La realidad es tozuda: aquellos que comen más legumbres viven más y con menos enfermedades

El Paleolítico duró más de dos millones de años y todavía es mucho lo que no sabemos de la vida y costumbres humanas durante todo ese tiempo. Probablemente la dieta fue variando con los años y los diferentes climas y áreas geográficas, por lo tanto no existe una única «dieta paleolítica». A pesar de la idea romántica que nos han ido vendiendo del humano cazador, cada vez más hallazgos arqueológicos cuestionan que la carne tuviera un papel preponderante, y sin embargo apuntan a que el consumo de cereales silvestres ya existía y era habitual aún antes de establecerse la agricultura.

En cualquier caso, incluso si supiéramos al 90% cómo comían nuestros antepasados, ¿qué nos hace pensar que esa forma de alimentarse es la idónea para la especie humana actual? ¿Tenían los paleolíticos conocimientos de nutrición? ¿Cómo elegían sus alimentos, de acuerdo a sus propiedades nutricionales y efectos sobre la salud o porque simplemente eran los que tenían a su alcance? Si la esperanza de vida actual se acerca a los 90 años mientras que entonces no superaba los 35-40 años, ¿cómo nadie mínimamente serio puede proponer un patrón alimentario que pretenda asemejarse a lo que se comía entonces?

Nutricionistas anti-veganos
123rf Limited©bialasiewicz

Los pueblos más sanos y longevos hoy, bien sean los japoneses de Okinawa, los Adventistas de California o los de la isla griega de Ikaria, tienen una cosa en común: un consumo diario de legumbres y de cereales integrales, en el contexto de una alimentación predominantemente vegetal. Por mucho que a ciertos nutricionistas se les llene la boca hablando de los presuntos «antinutrientes» presentes en estos dos grupos de alimentos, la realidad es tozuda: aquellos que comen más legumbres viven más y con menos enfermedades. Un paso más allá de la llamada dieta paleolítica, y que asombrosamente algunos dietistas defienden y promueven, es la dieta cetogénica, abreviada keto, para perder peso. Esta es una dieta extremadamente baja en hidratos de carbono de cualquier tipo (menos del 10%, cuando las guías oficiales recomiendan un 40-60%), y alta en grasas. Esta dieta no solo prescinde de los cereales y las legumbres, sino también de un buen número de frutas y verduras.

Al eliminar estos alimentos se pierde una enorme cantidad de fibra y antioxidantes, nutrientes imprescindibles para la salud de nuestra microbiota intestinal. ¿Pierdes peso? Sí, y rápido. ¿Aprendes buenos hábitos de alimentación y cuidas tu salud? Todo lo contrario. Incluso sus defensores advierten que hay que hacerla bajo supervisión para mitigar sus efectos secundarios.

Las dietas vegetales aportan hidratos de carbono, proteínas y grasas en una proporción óptima, fomentan la longevidad y la salud, y protegen la biodiversidad del planeta. Desconfía de cualquier profesional que use argumentos pseudocientíficos para intentar convencerte de lo contrario.

AutoraMiriam Martínez Biarge, Médico Pediatra

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