Con el auge y la difusión del veganismo, el número de familias que adoptan una dieta vegana ha aumentado y con ellas nuevas generaciones crecen sin ingerir alimentos de origen animal. Uno de los pilares del veganismo es una dieta basada exclusivamente en plantas. Tal y como afirman diferentes sistemas sanitarios y asociaciones científicas, como la Academia Americana de Nutrición y Dietética, una dieta vegana bien planificada es perfectamente adecuada para cualquier etapa de nuestras vidas, ya que puede satisfacer las necesidades de nutrientes y promover el crecimiento normal. De hecho, todas las dietas tienen que estar bien planificadas para que no supongan un riesgo para la salud.

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Testimonios

«Una dieta basada exclusivamente en alimentos de origen vegetal puede no solo ser perfectamente adecuada para mantener la salud y promover el normal crecimiento y desarrollo de bebés, niños y adolescentes, sino que además puede proporcionar importantes beneficios gracias a la presencia de los antioxidantes y otras sustancias protectoras que se encuentran en grandes cantidades en el reino vegetal», explica la pediatra Miriam Martínez Biarge en su libro Mi familia vegana. «Pero para que esto ocurra, la dieta debe estar bien planificada, pues no todos los alimentos de origen vegetal son iguales ni tienen los mismos efectos sobre la salud», añade.

«Nuestras hijas nunca han comido animales y hace unos 7 años dimos el paso toda la familia al veganismo y no consumimos nada de origen animal», explica a Bueno y Vegano Rocío Cano, quien, junto con Pablo Jurado, habla sobre veganismo y educación vegana en su podcast Una Familia Vegana y Normal. «Hemos normalizado la crianza vegana desde el principio en todo nuestro entorno, tanto familiar, amistades, colegios, etc. Nuestras hijas se han criado en casa con sus hermanos peludos, perros y gatos, por lo tanto, han aprendido que todos los animales son iguales y sienten por igual, por lo que ellas no hacen distinción entre un perro, una vaca, un cerdo, o una gallina… Para ellas, los animales no son comida, sino compañeros, y así lo han interiorizado desde muy pequeñas», afirma Rocío.

Ser vegano también es normal para el pequeño de 7 años de Estela Bayarri, logopeda infantil, lingüista y autora del libro Mi hijo se ha hecho vegano. «Para él ser vegano es lo natural. Siempre ha sido un niño con gran capacidad de comprender y de expresar. Así que hemos hablado con él sobre todo lo que ha ido surgiendo. Todo de manera muy natural. Sin entrar en detalles demasiado fuertes de lo que les pasa a los animales, porque para un niño pequeño podría ser muy traumatizante. Solo diciendo que no comemos animales porque no les queremos hacer daño, porque les respetamos, porque se pueden consumir otras cosas, ha sido suficiente», nos cuenta. Y añade: «Ha sido muy fácil para nosotros criar a un hijo vegano. Quizás porque yo tenía mucha información y porque siempre me he sentido muy segura de lo que hago».

De hecho, todas las dietas tienen que estar bien planificadas para que no supongan un riesgo para la salud

Ser una familia vegana en la sociedad actual

Ambas familias explican que han tenido un entorno cercano respetuoso, sin embargo, también han vivido experiencias no tan positivas. Y es que algunos profesionales médicos cuestionan seguir una dieta basada exclusivamente en plantas y más en la edad infantil. «Algunas críticas o comentarios no acertados hemos tenido. Por ejemplo, la enfermera del Centro de Salud cuando nuestro peque era un bebé. En cada revisión nos preguntaba si ya habíamos ido introduciendo la carne, el pescado, la leche… y siempre le tenía que recordar que éramos veganos. ¿Y entonces qué come el niño?, me preguntaba con mala cara. Un día, que nuestro hijo ya se acercaba al año, volvió con las mismas. Le pregunté: ¿Ves algo de su desarrollo que te preocupe?. Se sorprendió con mi pregunta y me respondió: No, no, tu hijo está perfectamente. Y es que siempre lo estuvo, de peso, de altura, de ítems del desarrollo. Más bien siempre ha sido un niño más alto de la media y bastante avanzado a la hora de hablar, de aprender a leer, de sus razonamientos, con las matemáticas, con la música…», expone Bayarri.

«En nuestro caso, no hemos tenido ninguna experiencia de este tipo por parte del personal médico. Tienen a su pediatra desde el nacimiento, que elegimos precisamente porque era veggie-friendly, y como casi nunca están enfermas pues no han necesitado acudir a muchas especialistas. De todos modos, siempre decimos que la falta de actualización y profesionalidad del personal médico no es nuestro problema, sino el suyo, y no debemos admitir ningún tipo de cuestionamiento por motivos éticos cuando la alimentación vegana está avalada desde hace ya muchísimos años por las asociaciones y organizaciones de nutricionistas más prestigiosas de todo el mundo», afirma Rocío.

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¿Y con el resto de la sociedad? «Al estar expuestas a través de nuestras redes sociales, pues comentarios de todo tipo, desde que nos tendrían que meter en la cárcel y quitar la custodia, a que el autismo de nuestra hija pequeña se lo hemos provocado nosotras por su alimentación, etc. Por desgracia todavía hay mucha desinformación a nivel de población general», denuncia Cano.

Veganismo en el colegio

«Actualmente al ir al cole y ser el único vegano en la clase surgen algunas cuestiones. Porque los niños de su clase le cuestionan, le dicen las cosas típicas que las personas veganas estamos acostumbradas a oír (que necesitas carne para proteínas, leche para calcio, y otras cosas más). Él conoce muy bien las respuestas, aunque no creo que se las diga a sus compañeros. También hay niños y niñas que le han dicho que ellos también quieren ser veganos y a veces les gusta más lo que nuestro hijo tiene en su plato», dice Estela.

«En los medios de comunicación, todavía se trata el veganismo como algo residual, anecdótico e, incluso, cómico»

Uno de los obstáculos con el que se encuentran las familias es con el menú escolar, puesto que no hay alternativas veganas en todos los centros educativos. Desde 2019, FEUMVE (Familias por un Menú Vegano Escolar) trabaja para solventar esta discriminación y que sea obligatorio por ley ofrecer esta opción por motivos éticos. «Nuestro objetivo principal es terminar con las situaciones de discriminación y rechazo que sufren nuestras hijas e hijos en el contexto escolar por el simple hecho de ser veganos. Queremos hacer frente a la Vegefobia», detallan en su página web. Con el mismo objetivo, Cano ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas en os.oigo.

El futuro de las familias veganas

La normalización de las familias veganas es todavía una asignatura pendiente. «Se necesita un cambio importante social y educativo, que incluya nuevas formas de hacer, de vivir la vida, que todavía no están incluidas en el currículum escolar. También en los medios de comunicación, todavía se trata el veganismo como algo residual, anecdótico e, incluso, cómico. Asimismo, se deberían difundir mucho más todos los estudios y casos de éxito que existen de transformación de vidas y de la salud con una alimentación 100% vegetal», reflexiona Bayarri.

En la misma línea, se mueve Cano: «Que cada vez se visibilice más que una alimentación 100% vegetal es lo mejor para nosotras y para todo el planeta. Es el único modo de que cada vez seamos más familias veganas. Y que esto no es una moda, sino un posicionamiento ético que merece el mismo respeto que ya existe, por ejemplo, con la diversidad religiosa».

Autora: Cristina Fernández, Periodista

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