La experimentación con animales cuenta con una larga historia. El primer uso de animales en la experimentación científica data del año 500 a.C. en la antigua Grecia. Durante ese período la vivisección de animales era una práctica regular para adquirir conocimientos sobre los mecanismos y funciones de los organismos vivos. Siglos más tarde, el primer programa sistemático de experimentación con animales vivos lo llevó a cabo William Harvey quien usó cientos de animales de diferentes especies para demostrar la circulación de la sangre. Muchos siguieron su modelo de investigación, que incluía la vivisección, la cual consiste en la intervención quirúrgica de animales vivos sin ningún tipo de anestesia.

123rf Limited©aldarinho

Experimentación animal

Antes del siglo XVIII, la noción de crueldad animal no era un tema comúnmente encontrado en la filosofía y moral de la época. De hecho, filósofos de renombre mundial como René Descartes defendían que los animales no eran capaces de experimentar emociones de manera racional como los seres humanos, por lo que su sufrimiento era irrelevante, sobre todo si traía beneficios para el desarrollo de la humanidad. Este precepto fue usado para justificar la experimentación con animales vivos durante varios siglos. A pesar de la prevalencia de estas ideas durante la época, existieron científicos que se oponían a la experimentación con animales, como Jean Riolan Jr. y Edmund O’Meara, quienes creían que las torturas a las que eran sometidos los animales durante la vivisección y otras prácticas experimentales alteraban los resultados de las pruebas, hasta el punto de invalidarlas.

Actualmente tanto las farmacéuticas como las universidades experimentan con animales con la finalidad de desarrollar nuevas medicinas, probar la seguridad de ciertos productos y la de enseñanza. A pesar del desarrollo de ciertos protocolos para mejorar las condiciones de los animales con los que se experimenta, muchos de los experimentos causan dolor, estrés, reducen su calidad de vida de muchas formas e incluso derivan en la muerte a millones de animales. Los más usados son los peces seguidos de ratones, ratas, conejos, cefalópodos, crustáceos cobayos, hámsteres, animales de granja, pájaros, gatos, perros, cerdos y primates no humanos como monos y, en algunos países hasta grandes primates como chimpancés. De acuerdo a datos de la organización Humane Society International se estima que cada año se utilizan más de 115 millones de animales en todo el mundo para la experimentación, pero debido a que solo una pequeña proporción de países recopila y publica datos sobre el uso de animales para pruebas e investigación, se desconoce el número exacto.

El nivel de sufrimiento y el número de animales involucrados son tan altos, que los beneficios para la humanidad no brindan ningún tipo de justificación moral

Cabe mencionar que muchas de las pruebas derivan en un gran deterioro físico y psíquico para los animales, muchas consisten en la exposición química forzada para pruebas de toxicidad, que pueden incluir alimentación e inhalación forzada o exposición de sustancias sobre la piel, exposición a drogas, productos químicos o enfermedades infecciosas a niveles que causan enfermedad, dolor, angustia o la muerte, manipulación genética, por ejemplo, adición o «eliminación» de uno o más genes. Otras pruebas que pueden ser en períodos prolongados de restricción física, privación de alimentos y agua. Además de otras manipulaciones para crear «modelos animales» de enfermedades humanas que van desde el cáncer hasta los accidentes cerebrovasculares y la depresión hasta el asesinato por asfixia con dióxido de carbono, desnucado, decapitación u otros medios.

Existen 2 posturas en lo relacionado al uso de animales en la experimentación

Una es a favor de la experimentación con animales, pero solamente si se hace bajo dos condiciones, que se minimice el dolor causado a los animales y que los beneficios obtenidos no se puedan obtener con otro tipo de alternativas. Existen personas que por otro lado se oponen a la experimentación con animales, y piensan que es totalmente inaceptable el uso de éstos, primeramente, porque causan dolor y posible muerte a los animales, y porque se afirma que los resultados obtenidos de este tipo de experimentación no garantizan que serán del todo beneficiosos a los seres humanos, incluso pugnan por la idea de reemplazar el uso de animales por otros métodos alternativos. Se podría decir que la experimentación animal hoy en día está basada bajo el enfoque utilitarista de Jeremy Bentham, el cual se basa en el balance entre el placer que genera una acción menos el sufrimiento que dicha acción produce en las personas o animales involucradas en ella y se determina entonces que la opción más ética es la que produce el mayor beneficio para el mayor número de personas. En la experimentación animal esta misma fórmula se replica así «el daño versus beneficio». En el caso de los experimentos con animales es que se producirán beneficios tan grandes para la humanidad que es moralmente aceptable dañar a una cantidad de animales.

123rf Limited©ninewb

No obstante, bajo esta premisa hay una gran limitante ya que es difícil saber con certeza si las consecuencias de nuestras acciones serán buenas o malas. Bajo este enfoque utilitarista nació el principio de las tres erres (3R), éste fue lanzado a principios de la década de 1960 por dos biólogos ingleses, Russel y Burch en su libro «El principio de la técnica experimental humana». Las 3R significan Reemplazo, Reducción y Refinamiento. Estos principios ofrecieron inspiración para la creación de nuevas leyes que protegieran el bienestar de los animales cuando se usan en experimentos.

En Europa Descubre más de 50 recetas veganas aquí desde el año 1986, se cuenta con una legislación que incluye el uso de animales con fines científicos. En el 2010 la UE adoptó la Directiva 2010/63/UE sobre la protección de los animales utilizados para fines científicos. En España se cuenta con el Real Decreto 53/2013 por el que se establecen las normas básicas aplicables para la protección de los animales utilizados en experimentación y otros fines científicos, incluyendo la docencia. A pesar de que estas leyes ciertamente ofrecen un grado de protección a los animales, ya que se protegen de ciertos abusos y negligencias innecesarias para la experimentación, por otro lado, también sigue justificando y motivando el uso de estos animales bajo el escudo del bienestarismo.

A contra posición del uso de animales en laboratorios, otras teorías basadas en los derechos de los animales, con exponentes como Peter Singer y Gary Francione, afirman que la experimentación con animales simplemente no tiene justificación, ya que el nivel de sufrimiento y el número de animales involucrados son tan altos, que los beneficios para la humanidad no brindan ningún tipo de justificación moral. Además, muchos científicos aseguran que el potencial para comprender la base de una enfermedad humana a nivel celular y molecular, a través del uso de los animales pareciera hoy en día un enfoque primitivo. Entonces, si queremos una investigación médica de mejor calidad, productos farmacéuticos más seguros, efectivos y curas para las enfermedades humanas, debemos pasar página en los libros de historia y abrazar el nuevo capítulo en la ciencia del siglo XXI donde se busque otros métodos más certeros y sobre todo más éticos al uso de animales.

Autora: Rosa María Cajiga, Licenciada en Derecho Ambiental y Derecho Constitucional, Máster en Derecho y Sociedad Animal

Suscríbete a la Newsletter y recibe Bueno y Vegano gratis cada mes en tu correo

Bueno y Vegano, tu mensual 100% vegano
Bueno y Vegano Febrero 2023