Los mercados medievales son eventos muy típicos en España. Son muchos los municipios que recrean este regreso a la Edad Media en sus calles. Durante varios días los visitantes pueden viajar en el tiempo y vivir las tradiciones, los oficios, la ambientación y la moda de aquella época. Con el transcurso de los años, algunos de estos mercados han llegado a convertirse en verdaderos atractivos turísticos por el detalle de su puesta en escena. Se trata de eventos populares en los que pueden participar todos los vecinos y vestirse de época. Se hacen representaciones de antiguas leyendas o de batallas históricas, se colocan casetas para vender artesanía o platos típicos medievales, se decoran las calles con banderolas, se hacen actuaciones circenses, y los bardos y los juglares cantan y tocan instrumentos como la cítara. Todo esto es ficción y teatralización, evidentemente. Pero hay una cosa que es verdaderamente medieval en muchas de estas ferias: el trato que se le da a los animales obligados a participar.

Exhibición, cadenas y estrés
En estas fiestas temáticas se trata de recrear la vida cotidiana del pueblo llano en la Edad Media, por lo que es habitual que se exhiban animales de diferentes especies, generalmente domésticos, como cerdos, gallinas, ocas o patos. También es frecuente que se ofrezcan paseos en carretas tiradas por caballo, o bien montados en burro o en poni. Visto el atractivo que tienen los animales para los turistas, con el tiempo se han ido incluyendo más especies, aunque ni siguiera tengan demasiada relación con el contexto de un mercado medieval. Por ejemplo, cada vez es más habitual ver camellos, dromedarios, llamas, algún animal salvaje, serpientes, y sobre todo aves rapaces que protagonizan espectáculos de cetrería.
Durante el transcurso de la feria no se ven actos de maltrato explícitos, pero las sogas, las cadenas y el estrés están presentes en todo momento. Las condiciones de vida de estos animales son lamentables, al igual que las de quienes son utilizados en circos o en cualquier actividad para el entretenimiento. Permanecen en espacios restringidos y son trasladados de un pueblo a otro de forma constante, con el nivel de ansiedad que esto implica. Además, se les somete a duros adiestramientos o a la realización de trabajos de carga, todo ello ante la presencia de miles de personas y en un ambiente muy ruidoso que genera unos elevados niveles de estrés y un gran sufrimiento en los animales.
La posición de la Sociedad Española de Ornitología al respecto es clara, y ha manifestado que este tipo de exhibiciones deberían estar prohibidas
Aves y cetrería
Las exhibiciones de cetrería con aves rapaces se han convertido en uno de los grandes reclamos de estas ferias medievales. En casi todos estos eventos podemos encontrar fácilmente algún puesto donde se encuentran distintas aves salvajes como águilas, halcones, e incluso búhos y lechuzas. La cetrería es una técnica de caza en la que se entrenan a determinadas aves, casi siempre rapaces, para atrapar a las presas y retornarlas a su entrenador. Suelen ser aves de gran envergadura, que requieren grandes espacios libres para poder desarrollarse de forma natural y ejercitar sus alas. Las que se emplean en la cetrería viven enjauladas, y durante las exhibiciones permanecen encadenadas por una de sus patas y con la cabeza cubierta con una caperuza para privarlas de visibilidad y que no intenten siquiera volar.
También suelen tener problemas nutricionales porque cada especie tiene necesidades individuales y generalmente los cetreros no pueden brindarles tanta dedicación, así que lo más cómodo es darles a todos la misma dieta. Pero, además, la comida forma parte del entrenamiento y tiene que haber una dosis de privación para que den lo mejor de sí durante las exhibiciones, ya que, si el animal sacia su hambre, dejará de seguir las órdenes del entrenador.
Las aves en general son animales de carácter sensible que acusan mucho el estrés, y en este caso deben sufrir constantes traslados entre municipios, además de pasarse horas expuestas al ruido de miles de personas durante muchas horas al día. Muchas tienen hábitos nocturnos, a pesar de lo cual permanecen expuestas durante todo el día, e incluso se invita a los visitantes a que se hagan fotos con ellas, pasando de mano en mano como meros objetos.

Tampoco podemos olvidar que son animales de naturaleza salvaje, carnívoros, cazadores y con unas características físicas que pueden llegar a herir a las personas que se acerquen, desconociendo su manejo o su comportamiento. Aunque puedan parecer espectáculos sin riesgo, las actividades de cetrería sí entrañan peligros. Por otra parte, detrás del uso de estos animales se esconden prácticas como el tráfico ilegal de animales o el expolio de nidos de aves rapaces, además de transmitir un mensaje equivocado sobre la verdadera naturaleza de las aves rapaces y fomentar el deseo de adquirirlas como mascotas. La posición de la Sociedad Española de Ornitología al respecto es clara, y ha manifestado que este tipo de exhibiciones deberían estar prohibidas.
Équidos
Otra de las actividades frecuentes en ferias medievales son los paseos en burro, en poni, en asno o en carretas de caballos. Las condiciones de vida de los équidos en este tipo de eventos son deplorables, porque permanecen atados durante todo el día, sean cuales sean las condiciones climáticas, a la espera de ser montados por los visitantes. Por lo general, no se cuenta con ninguna infraestructura para mantenerlos cobijados de la intemperie y en muchos casos ni tan siquiera disponen de agua fresca.
También son animales que sufren mucho en entornos ruidosos, y en estas festividades el bullicio es lo habitual, con espectáculos de música y pirotecnia. Además del terror del ruido, su instinto natural de huir y esconderse está limitado por las ataduras, por lo que la ansiedad se incrementa hasta niveles inimaginables. Las interacciones con los clientes tampoco están exentas de sufrimiento, y suelen consistir en caminar en círculos con una persona sobre su espalda, o arrastrar pesados carros con varios individuos encima. De esta forma, al estrés crónico se suma el cansancio de tener que cargar durante horas sin descanso, ni comida, ni bebida.
Otra de las actividades frecuentes en ferias medievales son los paseos en burro, en poni, en asno o en carretas de caballos
Los yugos y los bocados que portan, pueden provocarles heridas en la piel, y con el tiempo es frecuente que desarrollen graves lesiones músculo-esqueléticas por la carga constante de peso, además de problemas derivados de la deshidratación. El aparato digestivo de estos herbívoros es muy delicado y la combinación de una mala alimentación y el estrés continuado puede derivar en cólicos dolorosos y torsiones de estómago con consecuencias fatales para el animal. En 2018 falleció uno de los dromedarios utilizados en un famoso mercado medieval de la Comunidad de Madrid, precisamente por un cólico por timpanismo.
Crueles e innecesarias
Las quejas, por parte de plataformas y asociaciones preocupadas por el bienestar animal, llevan años señalando estas prácticas, que además de crueles, son totalmente innecesarias. Es decir, la organización de este tipo de eventos puede prescindir del uso de animales sin que ello repercuta en lo más mínimo en su éxito, a nivel turístico o económico. Sin embargo, nada apunta a que las cosas vayan a cambiar, al menos a corto o medio plazo. Solo nosotros, con la información adecuada, podemos forzar el cambio, dejando de asistir a cualquier actividad que implique el uso de animales. La empatía hacia todos los seres vivos es la clave para un mundo mejor. Sin ella, estamos perdidos.
Autora: Noemí Alba, Activista por los derechos de los animales
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