Mientras en España nos encontramos en plena polémica por la futura Ley de Protección Animal, que disgusta tanto al sector cinegético como a las personas preocupadas por el bienestar animal, en Francia, el debate no es menos acalorado. Hace unas semanas el Senado lanzaba una propuesta de ley: prohibir los estupefacientes y el alcohol durante la caza. Efectivamente, la caza en estado de ebriedad no está prohibida en la actualidad, ni en Francia ni en España.

cazadores y alcohol
123rf©schlag12. Cría de codornices

Francia: Petición popular para prohibir el alcohol durante la caza

Pero volviendo al país vecino, el informe que se presentó incluía una petición con más de 120.000 firmas para exigir una supervisión más estricta y limitaciones en la práctica cinegética. Una de ellas era prohibir el alcohol y cualquier estupefaciente durante las partidas de caza, y que se apliquen los mismos límites y sanciones que en los códigos de carretera.

Esta petición ha ofendido a los varios directores de distintas federaciones de caza del país, que dicen que esta medida parece sugerir que los cazadores salen a disparar borrachos por norma. Aseguran que esto incrementa el señalamiento y el estigma social que recae sobre ellos desde hace años. Más cazadores se han quejado públicamente, sintiéndose acusados de sicarios y asesinos, e incluso han negado que haya habido casos de personas alcoholizadas o bajo efectos de estupefacientes que hayan causado accidentes mientras practicaban la caza.

Sin embargo, en lo que va de año, la prensa francesa ya ha recogido varias noticias relacionadas con cazadores detenidos por presentar un nivel de alcohol en sangre superior al permitido. La pasada primavera se detuvo a un hombre que dio positivo en un control de alcoholemia con más de 2 g/l de alcohol en sangre, después de haber pasado un día de caza en el monte. Una noticia muy similar se repetía a principios de septiembre.

La mayoría de nuestros campos están destinados a actividades cinegéticas, con un 83% de su superficie calificada como coto de caza

Causa del 9% de los accidentes

Según los datos oficiales del país, el alcohol y los estupefacientes son responsables del 9% de los accidentes de caza, un porcentaje que a las federaciones de cazadores no les parece lo suficientemente alarmante como para ser objeto de debate en el Senado. Sin embargo, estas cifras no recogen la verdadera magnitud del problema, ya que, generalmente, los cazadores deben hacer trayectos por carretera en sus vehículos hasta los cotos de caza. Esto significa que muchos de ellos pueden haber sido sancionados durante un control de carretera, antes o después de la caza, siendo igualmente un peligro público, aunque no se contabilicen en el cómputo de accidentes de caza.

Las federaciones de cazadores se defienden asegurando que en los cotos está prohibida la práctica de la caza bajo los efectos del alcohol o estupefacientes. Y que, en carretera, están sujetos a las mismas normativas que el resto de los conductores. Además, puntualizan que la tasa de accidentes de caza sigue siendo muy inferior a la de accidentes de tráfico, leves o mortales, en los que hasta un 13% de los conductores se encontraban bajo los efectos del alcohol.

El sector de la caza, por lo tanto, se queja de que la medida se centre en ellos, porque cualquiera que esté borracho en la vía pública puede ser un peligro. Lo que han pasado por alto es que un cazador, a diferencia del resto de la población, lleva un arma letal en las manos. Si unimos a esto los efectos de desinhibición y falta de control de impulsos que provocan algunas sustancias, tenemos una combinación realmente peligrosa. Uno de los portavoces incluso ha osado replicar que hasta una persona ebria en bicicleta puede suponer un riesgo para los demás. La cuestión es que ir borracho en bicicleta sí está penado según el Código de Circulación, y, sin embargo, no existen controles específicos para los viajes de caza, que es lo que solicita el Senado.

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Cazadores y alcohol en España

En España es un tema que por el momento no se ha tratado, aunque la situación es muy similar a la del país vecino. Según los datos recogidos en el Sistema Integral de Gestión Operativa (SIGO) de la Guardia Civil, desde el año 2007, que fue cuando entró dicho sistema en funcionamiento, se han producido 729 heridos y 125 muertes por armas de fuego durante actividades de caza. En 2016 hubo ocho víctimas mortales. En 2019, fueron siete. En la temporada de caza 2021-22, llevamos 40 heridos y 12 fallecidos, además de 70 incidentes graves relacionados con la caza. De los 12 fallecidos, 10 eran cazadores, otra de las víctimas murió de un disparo estando en su propia casa, y la última falleció por el ataque de un grupo de perros de caza. De los 40 heridos, 35 son cazadores. Los demás son personas que estaban haciendo senderismo o dando un paseo en bicicleta. Uno de ellos ha quedado tetrapléjico.

Pero además se han denunciado incidentes tan graves e inquietantes como disparos a vehículos, a casas, a perros de otros particulares, así como amenazas, intentos de atropello, incluso agresiones a agentes de la Guardia Civil. Por no hablar de los incidentes que ocurren en el ámbito doméstico y que incluyen crímenes perpetrados con las armas que se utilizan para la caza.

Un cazador, a diferencia del resto de la población, lleva un arma letal en las manos

¿Cuántos de estos sucesos tienen relación con el alcohol?

No podemos saberlo porque no existen controles, pero si entramos en algunos de los muchos foros de aficionados a la caza, o nos acercamos nosotros mismos a los sitios que frecuentan, podemos comprobar que el alcohol forma parte del ritual para muchos de ellos. Es costumbre que los cazadores se citen por la mañana para sus batidas o monterías, y el punto de encuentro es casi siempre el bar. La espera puede durar varias horas, hasta que se organizan los grupos y se asignan los puestos en los diferentes cotos de caza, y durante ese rato el anís y el orujo sientan bien para entrar en calor.

Pero además de la falta de control de alcohol y drogas en las actividades cinéticas, podemos sumar la facilidad para conseguir una licencia de caza o los nada rígidos exámenes psicotécnicos, que solo valoran superficialmente las capacidades de una persona para empuñar un arma, a pesar de que la edad de los cazadores es cada vez mayor. Por otra parte, la mayoría de nuestros campos están destinados a actividades cinegéticas, con un 83% de su superficie calificada como coto de caza. Teniendo todo esto en cuenta, podemos asegurar que cada vez es menos seguro disfrutar de la naturaleza.

Reacción social

Es por esto que algunas plataformas como No a la Caza (NAC) proponen solicitar al Gobierno y en especial el Ministerio del Interior unas medidas similares a las que los senadores están exigiendo en Francia. Entre estas medidas se incluiría un estudio estadístico de los accidentes de caza, así como de los que ocurran en carretera que involucren a los propios cazadores o a animales desplazados durante las jornadas cinéticas. También se piden controles de alcohol y drogas en los cotos de caza; limitación de edad para cazar; psicotécnicos más restrictivos y frecuentes; retirada de la licencia al que provoque heridas o muerte; prohibición de la caza en fines de semana y festivos, y la obligación de guardar las armas en las dependencias de la Guardia Civil. También se pide aumentar la distancia de seguridad en caminos, carreteras, viviendas y núcleos urbanos. En la actualidad es de solo 50 metros.

Se trata de medidas que simplemente pretenden que todos los españoles podamos salir al campo sin sentir que estamos poniéndonos en riesgo de ser alcanzados por una bala o atacados por algún animal. Por el momento tenemos que ocuparnos en el debate actual, pero esperemos que más pronto que tarde estas cuestiones también se pongan sobre la mesa.

Autora: Noemí Alba, Activista por los derechos de los animales

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