El veganismo es una cuestión de todo o nada: o lo eres o no. Si consumes productos de origen animal regular e intencionadamente, no eres vegano, por más que estos animales sean moluscos, insectos o huevos de gallinas rescatadas que viven en semi-libertad. El veganismo es un posicionamiento ético, por tanto no se puede hacer «más o menos» o «casi del todo». Sería como pensar que robar está mal moralmente y robar solo una vez cada dos o tres meses, y solo si he visto en una tienda algo que me ha gustado. Las acciones que se consideran moralmente reprobables no se realizan, no importa lo inconveniente que eso nos resulte. Llevar a cabo una acción que consideramos moralmente incorrecta solo se considera aceptable si se hace para evitar un mal mayor (por ejemplo, matar en defensa propia).

123rf Limited©happylark. Surtido de leche vegetal, avena, coco, soja

Ser vegano: evitar la muerte y el sufrimiento animal

El objetivo y la razón de ser del veganismo es evitar la muerte y el sufrimiento que experimentan los animales en nuestras manos. El veganismo no persigue mejorar la salud humana ni salvar el planeta. Sin embargo, una alimentación 100% vegetal basada en verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, frutos secos, semillas, con un mínimo de azúcar y muy pocos alimentos ultraprocesados, tiene la capacidad de prevenir e incluso revertir muchas enfermedades. Además, los patrones de alimentación total o predominantemente vegetales tienen un impacto significativamente menor en los ecosistemas y requieren mucha menos agua y tierras de cultivo que los patrones alimentarios basados en productos animales.

Las acciones que se consideran moralmente reprobables no se realizan, no importa lo inconveniente que eso nos resulte

¿Tienen todos los alimentos el mismo impacto medioambiental?

Todos los productos de origen animal que se utilizan como alimento tienen un impacto negativo en el medio ambiente, ya que contribuyen de forma directa e indirecta a la emisión de gases de efecto invernadero y a la contaminación del suelo y el agua. Aunque puede haber algún alimento de origen vegetal que tenga un impacto medioambiental mayor que algunos productos animales (por ejemplo el café, el chocolate y el aceite de palma), de media, la mayoría de los alimentos vegetales generan entre 10 y 50 veces menos gases de efecto invernadero que la mayoría de los alimentos animales, incluso teniendo en cuenta los efectos del transporte en los casos en los que los alimentos vegetales no sean locales (ver estudio).

Si tu objetivo es reducir tu huella ecológica sabrás que, a nivel individual, la alimentación es uno de los factores con más peso

Dentro del mundo de los alimentos animales, hay diferencias importantes. La carne roja, especialmente la del ganado vacuno es sin duda la más contaminante, más del doble que la siguiente categoría, que es la carne de cordero. El queso y otros productos lácteos también generan una importante huella ecológica. Por el contrario, la carne de cerdo, la de aves, los huevos y ciertos pescados pequeños como las anchoas y los arenques, o los moluscos, tienen un impacto menor.

¿Cuáles son las medidas más eficientes medioambientalmente que podemos tomar?

Si tu objetivo es reducir tu huella ecológica sabrás que, a nivel individual, la alimentación es uno de los factores con más peso. Si no eres ya vegana/o y no contemplas serlo, progresar a una dieta más vegetal es la siguiente medida más eficaz para proteger los ecosistemas y luchar contra el cambio climático. Las tres medidas más eficientes que puedes tomar son:

  1. Reduce el porcentaje de productos animales de la dieta a no más del 10-15% del total. Come más platos únicos de legumbres con verduras, e incluye alternativas veganas a base de tofu, seitán, tempeh o proteína de soja varias veces por semana. Ponte como meta que una comida al día y un día entero a la semana sean completamente vegetales.
  2. Sustituye la carne roja por pescado que no provenga de piscifactorías, huevos y carne de ave, además de por las alternativas vegetales descritas en el primer punto. Usa la carne de pollo, el pescado y los huevos en pequeña cantidad, como complemento de platos de verduras y cereales.
  3. Sustituye la leche de vaca por una alternativa vegetal. Producir leche de vaca genera 2-3 veces más gases de efecto invernadero que producir cualquier leche vegetal. Además requiere unas 9 veces más superficie de cultivo y entre 2 y 20 veces más agua. Entre las leches vegetales, la de soja, la de guisantes amarillos y la de avena son las más respetuosas con el medio ambiente, y las de soja y guisantes además, las más eficientes, ya que son más nutritivas.

AutoraMiriam Martínez Biarge, Médico Pediatra

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