¿Qué vegano no ha recibido alguna acusación de hipocresía? A menudo «negacionistas del veganismo», intentando atraparnos en una contradicción fatal, nos preguntan: ¿No sabes que muchos animales mueren en los campos para cosechar todas las verduras que vosotros coméis? Hay varias maneras de responder, pero la verdad es que no podemos negar que muchos métodos agrícolas matan animales, especialmente insectos o moluscos, con pesticidas, o por accidente, cuando se utilizan máquinas durante la cosecha. Hablemos de la cosecha de comida vegana.

Matar por accidente o deliberadamente
Y también es cierto que cuando cultivamos plantas, no solo estamos compitiendo con otros animales que también las quieren comer, sino que a menudo lo hacemos a costa de ecosistemas naturales, incluyendo su diversidad zoológica. No podemos negar nada de esto, y de hecho yo no conozco ningún vegano que lo niegue.
Sin embargo, el consumo de cultivos vegetales mata a muchos menos animales que el consumo de productos animales, ya que la agricultura animal, además de matar sus vacas, pollos, cerdos o pavos que cría, también mata a insectos y otros cuando cosecha cultivos para alimentarlos. Se estima que el 33 % de la tierra agrícola en todo el mundo se utiliza únicamente para la producción de alimentos para el ganado, y el 85 % de toda la soja cultivada en el mundo se destina a la alimentación de animales de granja. En los EE.UU. el 36% de los cultivos de maíz se utiliza para alimentar al ganado.
Los veganos éticos somos personas normales que intentamos reducir nuestra huella de sangre, como podemos, dadas nuestras circunstancias
También debemos considerar que matar por accidente o deliberadamente son cosas muy diferentes, y la agricultura animal mata muchos más animales de forma deliberada que el cultivo de hortalizas o cereales. Y no solo los mata deliberada y premeditadamente, sino que los mantiene en cautiverio durante toda su vida y los sujeta a todo tipo de malos tratos. Si consideramos la vida de los animales en granjas de cría intensiva, su calvario es infernal. ¿Cómo es posible que alguien considere que tal tratamiento es aceptable porque las alternativas de una dieta basada en plantas no son perfectas?
La «huella de sangre»
Todos estamos familiarizados con el término «huella de carbono» (las emisiones totales de gases de efecto invernadero, expresadas como el equivalente de dióxido de carbono). Podemos utilizar un concepto similar para el veganismo: «huella de sangre», o la cantidad total de sufrimiento causado a otros seres sintientes por un individuo, evento, organización o producto. Pues bien, los veganos éticos intentamos reducir lo máximo posible nuestra huella de sangre, incluso si no podemos llegar a un valor cero. Así como la gente no critica empresas con «credenciales verdes» por no haber alcanzado una huella de carbono cero, no deberían acusar a los veganos éticos de hipócritas si algunos animales padecieron accidentalmente durante la cosecha de las verduras de su plato, o pagaron utilizando una tarjeta de crédito de un banco que invierte en la producción de lana. Los veganos éticos no somos «absolutistas» que pretendemos haber alcanzado la «iluminación» de una vida libre de crueldad. Somos personas normales que intentamos reducir nuestra huella de sangre, como podemos, dadas nuestras circunstancias.

Agricultura vegánica, la alternativa
La agricultura ecológica es mejor que la agricultura convencional ya que mata a menos animales porque no usa tantos pesticidas, pero a menudo usa estiércol y otros productos animales, así que no es totalmente compatible con el veganismo ético. La alternativa es la agricultura vegánica, que, si se hace correctamente, en teoría no mataría a ningún animal. En 1960, en la columna de jardinería de la revista de la Sociedad Vegana (titulada Vegan), Rosa Dalziel O’Brien usó el término veganic farming (agricultura vegánica) por primera vez. Este es el cultivo ecológico de frutas, verduras, legumbres o cereales producidos en cultivos con una mínima explotación o daño a cualquier animal. Esto significa sin usar estiércol o fertilizantes derivados de animales (huesos, pescados, plumas, sangre, etc.), sin usar ningún pesticida, sin uso de animales para arar los campos, e intentando reponer la biodiversidad de plantas y animales, respetando la ecología silvestre que rodean (y constituyen) las tierras de cultivo. Si los veganos éticos estuvieran al cargo de las granjas de plantas comestibles, incluso si no aplicaran el método vegánico al cien por cien, sabemos que al menos tratarían a los animales silvestres en sus campos de forma mucho más respetuosa, en lugar de intentar exterminarlos como hacen la mayoría de los granjeros no veganos.
Conflictos que pueden surgir
El problema es que en la práctica este tipo de agricultura es rara por ser bastante más difícil, y aún no es posible o factible que la mayoría de la gente consuma solo sus productos. ¿Cómo resuelvo personalmente este conflicto? Mi prioridad es consumir las verduras que planto en mi patio usando el método vegánico. Hasta ahora he cosechado patatas, calabacines, lechugas, berenjenas, tomates, col rizada, pepinos, remolachas, fresas, judías verdes, lentejas y una variedad de hierbas. Y tengo cuidado de no matar a ningún animal (si los pulgones, orugas o babosas comen lo que yo planto, los tomo con cuidado y los pongo todos en la misma planta, y así ellos pueden comerse una y yo puedo comerme la otra).
Los productos de origen animal no solo tienen las huellas de sangre más altas, sino también las huellas de carbono más altas, y por tanto evitarlos es lo mínimo que podemos hacer
Pero mi patio no me da suficiente para alimentarme todo el año, así que a menudo tengo que comprar vegetales (especialmente cereales). De todas maneras, para minimizar mi huella de sangre lo máximo posible, uso un sistema de prioridad específico para escoger donde hago mis compras. Primero elijo los productos de agricultura vegánica producidos localmente, luego los producidos remotamente, luego solo ecológicos locales, luego ecológicos remotos, y finalmente los convencionales no ecológicos, aunque evito ciertos productos vegetales de esta última categoría. Por ejemplo, evito cualquier fruta encerada ya que normalmente usan laca de origen animal, y no consumo nada cultivado por agricultores que explotan abejas con «apicultura migratoria», en la que mueven las colmenas de un lugar a otro para polinizar sus cultivos (una práctica común en California, pero no en el Reino Unido donde yo resido), en lugar de usar las abejas salvajes y locales que polinizan de forma natural. En consecuencia, evito comer aguacates, almendras y kiwis si no estoy seguro de que la granja que los cultivó no usa estos métodos.
Posición de los veganos éticos
Los veganos éticos hacemos un esfuerzo en escoger los productos con el mínimo impacto negativo a animales, pero cada vegano tendrá diferentes circunstancias con diferentes opciones, y por tanto su consumo va a variar. Yo tengo la fortuna de que mi apartamento tiene acceso a un patio donde puedo plantar algunas hortalizas. Otros no tienen tanta suerte, y puede que ni tengan acceso a verduras ecológicas. Lo que unifica a todos los veganos éticos no es su éxito en evitar la explotación animal, sino su esfuerzo al hacerlo considerando sus circunstancias. Pero una cosa es clara. Los productos de origen animal no solo tienen las huellas de sangre más altas, sino también las huellas de carbono más altas, y por tanto evitarlos es lo mínimo que podemos hacer. Los veganos éticos somos los menos hipócritas en un mundo donde la hipocresía es inevitable. Al menos nos esforzamos.
Autor: Jordi Casamitjana, Zoólogo especialista en comportamiento animal
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