La gripe aviar está haciendo estragos a lo largo y ancho de España, sin embargo, la noticia ha aparecido de manera tímida en los medios de comunicación tradicionales. Mucho se habló de las macrogranjas en plena campaña electoral de Castilla y León -con políticos que visitaban granjas extensivas día sí y día también- y poco del brote más grave de gripe o influenza aviar registrado en nuestro país, que ha llegado a inicios de este año tras golpear a las granjas europeas desde agosto de 2021.

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¿Qué es la gripe aviar?

La influenza aviar es una enfermedad viral altamente contagiosa, tal y como detalla el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Está causada por el virus de la familia Orthomyxoviridae, del género Influenzavirus A y B. Y existen varias cepas, las cuales pueden clasificarse, de forma general, en dos categorías según la gravedad de la enfermedad: “la influenza aviar de baja patogenicidad (IABP), que suele causar una enfermedad leve que, en muchas ocasiones, pasa desapercibida e, incluso, sin presentar sintomatología y la influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP), que provoca signos clínicos graves y altas tasas de mortalidad”.

Es una enfermedad estacional que puede prolongarse por largos periodos con temperaturas bajas. La variante actual que se mueve por España es la H5N1, muy contagiosa y mortal entre las aves de corral. Fue detectada por primera vez en 1996 en gansos en China.

El pasado 6 de enero de 2022 Reino Unido notificó el primer caso humano de gripe aviar H5N1 en el Reino Unido

La gripe aviar no es una enfermedad nueva, ya que en Italia se registraron casos hace más de un siglo. No obstante, no fue hasta 1997 cuando se volvió a activar la alarma internacional ante la citada influenza distribuida por diversos países del mundo. En los años 2020 y 2021 tuvo lugar un aumento de la circulación del virus en aves domésticas y silvestres, que empezó en el sur de Rusia y Kazajistán y se extendió por Europa Occidental.

La influenza llega a la Península Ibérica

El actual brote de gripe aviar se descubrió en nuestro país en cadáveres de aves silvestres. Desde el 1 de enero y hasta el 24 de febrero de 2022, según datos del MAPA, se han detectado un total de 19 casos en las provincias de Lérida, Girona, Ávila, Palencia, Valladolid, Salamanca, Sevilla, Huelva, Cádiz, Madrid y Badajoz.

De las aves silvestres ha pasado a las domésticas, tanto a las que viven en granjas extensivas como intensivas. El 18 de enero se detectó por primera vez la enfermedad en una granja de casi 19.000 pavos de Fuenterrebollo (Segovia). Desde entonces y hasta el 24 de febrero se han contabilizado 18 focos repartidos entre Segovia, Valladolid, Huelva y Sevilla. Las últimas granjas en añadirse a la lista se sitúan en los municipios de Pedrera y Aguadulce (Sevilla) y tenían un censo aproximado de 21.840 y 7.000 de pavos respectivamente, animales que han matado. Estas víctimas se suman a las más de 130.000 gallinas ponedoras de Íscar (Valladolid) y a los más de 292.000 pavos y gallinas de cuatro explotaciones de Carmona (Sevilla), entre muchos otros miles.

El primer signo de que hay gripe aviar en una granja es el aumento de la mortandad, que ya es común sin influenza. Si se sospecha de la presencia de la enfermedad, el Laboratorio Central de Algete (Madrid) será el encargado de confirmarla. Entonces, se pasa a inmovilizar las explotaciones, realizar una encuesta epidemiológica, matar a todos los animales de la explotación y destruir sus cadáveres, piensos y restos en los que pudiera estar el virus. Además, se establece una zona de restricción alrededor de las granjas. El llamado vaciado de las granjas, es decir, matar a los animales, se debe hacer lo más rápidamente posible, entre 24 y 48 horas después de la confirmación.

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Los animales silvestres se contagian unos a otros mediante el contacto directo con las secreciones de las aves infectadas, o por contacto indirecto por otros medios contaminados, como el agua. De hecho, la sequía que azota España puede ser una de las causas que están detrás de la dispersión de este virus porque las aves silvestres, que pueden portar el virus sin padecer la enfermedad, se concentran más en pequeños humedales y visitan granjas en las que obtener el preciado líquido. Mientras que, en las granjas, se transmite por contacto directo o por otros medios como pienso, jaulas y vehículos contaminados. Las grandes granjas en las que viven miles de aves apelotonadas, dopadas con antibióticos y antiparasitarios, entre otros fármacos, y con una baja diversidad genética, son el lugar ideal para la dispersión de los virus y la aparición de nuevas cepas.

Precisamente, la organización ecologista SEO/BirdLife ha defendido que es necesario replantearse el modo de producir alimentos. “Se trata de un virus típico de aves y tiene su dinámica en el medio natural. Sin embargo, el actual modelo de producción en las granjas masificadas es, con alta probabilidad, el origen de este tipo de brotes tan patogénicos. Esta viene a ser una razón añadida para oponerse a la proliferación de grandes granjas de producción avícola donde las aves sobreviven hacinadas. En las últimas décadas se han producido cambios sustanciales en la producción avícola en el mundo: la producción mundial de carne avícola se incrementó de 9 a 132 millones de toneladas entre 1961 y 2019, y la producción de huevos aumentó de 15 a 90 millones de toneladas, según datos de la FAO”.

Transmisión a humanos

Hasta el momento las autoridades europeas y españolas consideran que la capacidad de transmisión del virus de animales a personas es muy reducida. No obstante, recomiendan minimizar el contacto con las aves que muestren síntomas o con los cadáveres, ya que “excepcionalmente puede transmitirse de las aves a las personas con un contacto reiterado, estrecho y directo”, como ya ha pasado en otros países. En todo caso, según afirman, no hay evidencias científicas de que la gripe aviar se transmita a las personas mediante la carne de ave cocinada, los huevos o los productos procesados derivados de ellos.

Optamos por seguir con el inmoral y peligroso modelo actual y poner parches tales como sacrificios masivos, medicinas y vacunas.

Según publica la Organización Mundial de la Salud, la primera vez que se detectó este virus de la influenza en personas fue en 1997 en Hong Kong (Región Administrativa Especial de China). Desde 2003, se ha propagado desde el continente asiático a Europa y África, y se ha arraigado en las poblaciones de aves de corral en algunos países como Bangladesh, China, Egipto, India, Indonesia y Vietnam. Los distintos brotes han producido millones de casos de infección de estos animales, varios cientos de casos humanos -unos 864 casos en 19 países- y la muerte de numerosas personas, ya que poco más de la mitad de los contagiados fallecieron. El pasado 6 de enero de 2022 Reino Unido notificó el primer caso humano de gripe aviar H5N1 en el Reino Unido en un anciano que convivía con unos 20 patos, encendiendo todas las alarmas.

Las pandemias que tienen origen en la transmisión de enfermedades infecciosas entre animales y de animales a humanos, como puede ser la gripe aviar, pero también la enfermedad de las vacas locas, la SARS, el ébola, el VIH/SIDA, se dan de forma cíclica. Su relación con la manera en la que tratamos al resto de los animales está bien documentada. En esta línea, la doctora Aysha Akhtar, autora de Animals and Public Health, afirma que “tres cuartas partes de las enfermedades infecciosas humanas emergentes proceden de los animales”.

Sin embargo, preferimos seguir mirando hacia otro lado y no poner el foco en qué hacemos con el resto de los animales. Optamos por seguir con el inmoral y peligroso modelo actual y poner parches tales como sacrificios masivos, medicinas y vacunas. Asimismo, desde una visión especista que nos lleva a cosificar a los animales -tratados como objetos de los que sacar beneficios- lamentamos las pérdidas económicas y valoramos el riesgo de la enfermedad para los humanos sin cuestionarnos el hecho de que estamos matando a miles de patos, gansos, pavos y gallinas y sustituyéndolos sin ningún miramiento por otros para que la rueda no deje de funcionar.

AutoraCristina Fernández, Periodista & Blogger.

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