¿Debe el veganismo circunscribirse a la vida privada de las personas, como si fuera una creencia o práctica religiosa? ¿O como movimiento social y político en defensa de los animales debe extender su activismo a la arena pública? Desde que en Holanda un partido animalista consiguiera representación parlamentaria por primera vez en 2006, otros partidos animalistas se han ido formando en diferentes países europeos y aumentando su base y apoyo social, aunque sus logros reales todavía han sido escasos. Podemos decir que la mayoría de la población sigue viendo el veganismo y la defensa de los animales como un asunto personal. ¿Qué pasa con el veganismo en la política?

Veganismo y política: Un alcalde vegano
Pero con la llegada del capitán de policía retirado vegano Eric Adams a la alcaldía de Nueva York, las cosas pueden dar un giro interesante. Eric Adams, elegido alcalde el pasado 2 de noviembre, se hizo vegano hace cinco años, inicialmente por motivos de salud. Adams padecía diabetes, hipertensión y colesterol alto en la sangre causados por su mala alimentación y falta de ejercicio físico. Adams estaba ya perdiendo la vista como consecuencia de la diabetes cuando tuvo la suerte de cruzarse con un médico que le hizo saber que su mala salud no era consecuencia de sus genes, como le habían hecho creer en el pasado, sino resultado de su estilo de vida. Adams cambió la comida rápida americana por una dieta 100% vegetal basada en legumbres, cereales integrales, verduras, frutas y frutos secos y su vida sufrió un giro dramático: en unas semanas había recuperado la vista, sus pies ya no estaban en peligro de ser amputados, había perdido el exceso de peso, su colesterol había bajado a niveles normales y según él describe, había ganado vitalidad y claridad mental.
La trayectoria de salud de Adams recuerda a la del expresidente de EEUU Bill Clinton: como Adams, Bill Clinton sufría una enfermedad crónica típica de las sociedades opulentas: en 2004, a los 58 años, Clinton entró a quirófano para un cuádruple bypass. Sus arterias coronarias estaban ocluidas en un 90%. Como a Eric Adams, a Clinton le habían hecho creer que su enfermedad era genética, de hecho en su familia había habido casos similares. En 2010, enfermo de nuevo con angina de pecho y tras otra cirugía de emergencia, consultó al cardiólogo Dean Ornish, después de leer su libro Revertir las enfermedades del corazón. Este le dijo que no eran sus genes los que le estaban matando, sino su estilo de vida, y le invitó a seguir su programa: dieta vegetariana baja en grasa, casi completamente vegetal, una hora de meditación y otra de yoga al día, tres horas de ejercicio aeróbico a la semana y dos sesiones de terapia de grupo a la semana.
A los 69 años y con mayor salud y mejor aspecto que nunca antes, Clinton declaró: “hacerme vegano me salvó la vida”
Dos años más tarde, Clinton había perdido 15 kg y sus problemas coronarios habían desaparecido. En el año 2016, a los 69 años y con mayor salud y mejor aspecto que nunca antes, Clinton declaró: “hacerme vegano me salvó la vida”.
¿Nueva York vegana?
Clinton ya estaba abandonando la vida política, pero Eric Adams está entrando en ella y no oculta que su activismo vegano va a ser parte fundamental de su trabajo como alcalde de Nueva York. Antes de su elección como alcalde, y siendo ya presidente del condado de Brooklyn, Adams hizo campaña y consiguió fondos para financiar el Programa de Medicina del Estilo de Vida basado en alimentos vegetales que se implantó en el año 2018 en los hospitales Bellevue de Nueva York para tratar pacientes con diabetes, hipertensión arterial, enfermedades cardíacas, obesidad y colesterol alto. Además, Adams hizo un trabajo esencial para conseguir que se incluyera una opción vegana en los 1200 menús de las escuelas públicas de la ciudad de Nueva York.
Durante la carrera electoral por la alcaldía de Nueva York la cuestión animalista ocupó un espacio importante. Adams no solo ha prometido promover y facilitar la adopción de dietas más vegetales entre los neoyorkinos por razones de salud y medioambientales; también ha afirmado querer defender los derechos de los animales. Viendo el tirón que esto tenía entre los votantes, su rival, el republicano Curtis Sliwa, confesó durante un debate que vive con 16 gatos rescatados y ha defendido un programa que incluía aumentar la financiación de los refugios de animales donde se siga la política de “sacrifico cero” así como prohibir las prácticas clandestinas de cría de animales y los carruajes tirados por caballos.

El chuletón al punto
Mientras esto sucede al otro lado del Atlántico, en España parece que nos queda un largo trecho por recorrer. Ante el tímido intento hace unos meses por parte del Ministerio de Consumo por transmitir a la opinión pública la necesidad absoluta e insoslayable de reducir el consumo de carne, medida que defienden ya todas las organizaciones científicas y un número creciente de gobiernos occidentales, la reacción de la mayoría de los políticos españoles ha sido irresponsable y ridícula, demostrando que no están preparados para afrontar los problemas de nuestro tiempo ni que merecen el cargo que ocupan. A muchos no se nos va a olvidar la imagen deplorable del presidente del gobierno haciendo una broma fácil sobre una cuestión tan importante, y mostrando además que no conoce, o no le importa, su propio programa electoral en esta área tan crucial. Aunque por supuesto la responsabilidad última la tenemos los ciudadanos por permitir estas actitudes. Está claro que los neoyorkinos no lo habrían consentido.
No es personal, es político
Cuando las consecuencias del cambio climático, de las pandemias y de la factura sanitaria por enfermedades crónicas evitables nos afectan a todos, la alimentación deja de ser “una decisión personal” y se convierte en un asunto colectivo.
Nueva York es el espejo donde se miran muchas otras metrópolis del planeta
Políticos hay muchos, líderes no tantos. Los líderes anteponen el bienestar y los intereses de sus ciudadanos por encima de los suyos propios y se los conoce en los momentos de crisis. Nelson Mandela, Mahatma Gandhi, Abraham Lincoln y otros muchos no ocuparon simplemente un cargo político, ellos tenían una causa a la que dedicaron su existencia, sacrificando en muchas ocasiones su libertad, sus bienes o incluso su vida misma. Gracias a ellos la humanidad avanzó en derechos y en dignidad. Porque ellos tenían una visión, hoy el mundo es mejor.
Hoy tenemos muchos ejemplos de activistas veganos, ambientalistas y animalistas que son fuente de inspiración y movilización para millones de personas, como Greta Thunberg. Sin embargo, estos activistas carecen de poder político, sin el cual no se pueden tomar medidas realmente eficaces para detener la catástrofe que se nos avecina. Aunque los activistas civiles son esenciales para crear opinión y difundir un mensaje, al final necesitamos líderes valientes dentro de la política decididos a acometer la tarea final.
¿Será Eric Adams uno de los primeros políticos en llevar el veganismo y lo que éste significa al corazón de la política? Nueva York es el espejo donde se miran muchas otras metrópolis del planeta. Esperemos que tenga éxito y demuestre que se puede hacer una política que priorice la salud de las personas, los derechos de los animales y la protección del planeta frente a otros intereses.
Autora: Miriam Martínez Biarge, Médico Pediatra
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