En la ganadería, en la peletería, en los laboratorios… en cualquier lugar en el que haya explotación animal por parte de seres humanos, todos los animales sufren. Pero en muchas especies las hembras sufren doblemente ya que mientras viven son utilizadas como medios de producción. El consumo de lácteos y huevos implica la explotación de los sistemas reproductivos de gallinas y otras aves, así como de vacas, cabras, ovejas y de cualquier otra hembra mamífera si los humanos nos antojamos de su leche. Aún así ¿existe la misoginia en el veganismo?.

Misoginia en el veganismo
123rf Limited©wolterbernd. Cerda preñada

De hecho, el veganismo se diferencia del vegetarianismo precisamente en que reconoce el sufrimiento específico que padecen las hembras, lo considera inaceptable y rechaza su participación en esa industria. 

Mirada feminista vs sistema patriarcal

Además, tanto veganismo como vegetarianismo han sido tradicionalmente vinculados con una mirada más feminista de la sociedad, mientras que el consumo de carne se relaciona con un sistema patriarcal. Hace treinta años que Carol Adams describió en su libro “La política sexual de la carne” el paralelismo entre la cosificación y explotación de las mujeres para consumo sexual y la cosificación y explotación de los animales para consumo alimentario. Tres décadas después, su análisis sigue siendo igual de relevante.  

En el Reino Unido hay el doble de mujeres veganas que de hombres veganos y en EEUU el porcentaje de personas veganas de sexo femenino se acerca al 80%. Muchos hombres sufren acoso y son objeto de bromas y mofas cuando anuncian que son veganos, en mayor medida que las mujeres, puesto que su decisión se interpreta como un desafío al sistema patriarcal. El término inglés “soy boy” (literalmente “chico soja”, “chico que se alimenta de soja”), se usa para insultar a hombres veganos y llamarlos débiles y poco masculinos.

En muchas especies las hembras sufren doblemente ya que mientras viven son utilizadas como medios de producción

Todo esto nos podría hacer pensar que aquellas personas que eligen el veganismo por motivos éticos tienen una mayor sensibilidad ante el sufrimiento de las mujeres, hembras humanas, y están más concienciadas y resueltas para erradicar la desigualdad que experimentan las mujeres y la violencia masculina hacia ellas. 

Pero esto no es necesariamente así

Desde que el activismo vegano empezó a crecer son incontables los testimonios de mujeres que han abandonado organizaciones o grupos de trabajo tras sufrir acoso, discriminación o intentos de supresión y aislamiento por defender posturas feministas o simplemente por expresar sus ideas. Y también por oponerse al uso de anuncios sexistas para defender los derechos de los animales, como ha hecho en incontables ocasiones la organización PETA (People for the Ethical Treatment of Animals – Personas por el Trato Ético a los Animales), quien ha causado un enorme rechazo entre mujeres y hombres feministas – veganos y no veganos- por usar desnudos femeninos o representar a una mujer como un pedazo de carne en sus campañas. Ya en 2009 el profesor universitario Gary L. Francione denunciaba esta estrategia: “el sexismo y la misoginia dentro del movimiento vegano son inherentemente inmorales y no hacen nada –absolutamente nada– para ayudar a los animales.”

Las personas veganas han sido socializadas de la misma forma que las no veganas, en un mundo sexista

Incluso un intento bienintencionado de romper la asociación masculinidad-consumo de carne, puede resultar en mayor misoginia. En el año 2014, el cantante y atleta vegano John Joseph McGowan publicó el libro Meat is for Pussies, donde argumentaba que comer carne no hace a un hombre más fuerte y masculino, sino más proclive a la enfermedad, menos ágil y más débil. El autor juega en el título y a lo largo del libro con el doble significado del término inglés pussy, que es una abreviatura del adjetivo pusilánime, pero que también se usa, en lenguaje vulgar, para referirse a los genitales femeninos y despectivamente a los hombres “débiles y cobardes” o que no muestran un comportamiento verdaderamente masculino. Es decir, el título sugiere que comer carne es para hombres débiles y “afeminados”.

¿Por qué hay misoginia en el veganismo?

Porque a día de hoy todas las sociedades humanas siguen siendo misóginas, y las personas veganas han sido socializadas de la misma forma que las no veganas, en un mundo sexista.  

Si crees que no eres misógino, probablemente lo eres, aunque no de forma consciente. Todos y todas hemos sido educados en la misoginia, y esta forma parte de la “normalidad” de nuestras vidas. Solo reconociendo con humildad este hecho, aprendiendo lo que es el feminismo y tratando activamente de de-construir nuestras creencias podemos salir de esta trampa. 

Defender los derechos de los animales no es compatible con ignorar o no apoyar suficientemente y de forma activa y explícita los derechos de la mitad de la humanidad. 

Autora: Miriam Martínez Biarge, Médico Pediatra

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