La ceguera intelectual es algo que los veganos intentamos evitar. Para poder escoger adecuadamente los productos que necesitamos, debemos tener nuestra mente despierta y bien lúcida. Por eso algunos veganos somos también abstemios. No consumimos alcohol que afectaría nuestro poder de decisión. Despertarnos con una resaca al lado de los restos de una hamburguesa es una pesadilla que muchos veganos no dejamos que se convierta en realidad.

Veganos en relaciones románticas con no veganos
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¿Veganos y no veganos en una relección?

¿Pero qué pasa si algún día nos despertamos enamorados de una persona no vegana? Allí la cosa es mucho más complicada. La situación es muy diferente dependiendo de si vamos a acabar formando una pareja, y de cuando nos hicimos veganos (antes o después de iniciar la relación).

El veganismo no nos obliga a solo mantener relaciones con otros veganos. Dada esa ceguera, si lo hiciera, no funcionaria. Además, como parte de esta filosofía es ayudar a otros a que la adopten, la oportunidad de ayudar a nuestra pareja a adoptar la filosofía vegana es bienvenida. Así pues, los veganos seguimos siendo veganos si nuestras parejas no lo son.  De hecho, una de las maneras más fáciles para promocionar el veganismo es mostrar a alguien que nos quiere que nuestra vida vegana es saludable y perfectamente compatible con la suya. Las barreras que impiden a la gente que se haga vegana son a menudo psicológicas, y es más fácil superarlas con el apoyo de nuestras parejas.

¿Podría ser un problema?

Pero no podemos subestimar que a veces las relaciones entre parejas se quiebran por un cambio importante de ideología. Si ya hay dificultades en la relación, añadir otro motivo de discusión no ayuda.

Por otro lado, si nuestra pareja no tolera nuestra filosofía vegana y es irrespetuosa con nuestras elecciones, nos debemos preguntar si estamos con una persona compatible. Al fin y al cabo, no es de extrañar que algunas parejas se separen si un miembro cambia de religión, o adopta una nueva ideología radicalmente diferente a la que tenía cuando la pareja se formó.

Si nuestra pareja no tolera nuestra filosofía vegana y es irrespetuosa con nuestras elecciones, nos debemos preguntar si estamos con una persona compatible

En los casos donde el veganismo ha añadido un elemento de tensión en la pareja, debemos ser pacientes. Puede que sea simplemente una cuestión de tiempo. El veganismo no se puede forzar. No es solo un estilo de vida, sino también una filosofía. Por tanto, o te convence, o no. Cada persona la adhiere a su paso, y a algunos les resulta más fácil que a otros.

La honestidad es esencial

Pretender ser vegano para satisfacer a tu pareja no llevará a una relación estable y larga. Pero tampoco lo llevará si evitas manifestar tu veganismo cuando es una forma importante de tu identidad. La honestidad en relaciones es esencial. Tiempo y paciencia puede que resuelvan el conflicto. Pero si no, la tolerancia es la única opción.

Pero la situación es muy diferente si eres vegano y estás buscando una pareja. No tiene mucho sentido buscar a alguien que no sea vegano como tú, de la misma manera que no lo tiene buscar a alguien que sea de una religión completamente diferente, o de un estilo de vida que complique tu existencia. Simplemente por pragmatismo, buscar a alguien que tenga una ética similar a la tuya es lo mejor.

Si la relación romántica aspira a ser estable y durar, no hay duda de que es mejor que ambos sean veganos

Cuando la gente usa páginas web de citas, a menudo filtran la selección con factores físicos (altura, peso, etc.) o culturales (política, religión, etc.). Añadir filtros por dieta o filosofía es también normal. De hecho, hay páginas web de citas especializadas para vegetarianos y veganos, y esta sería la opción más lógica para aquellos que usan este método para encontrar una pareja.

Existen dificultades

Las relaciones románticas con no veganos pueden ser gratificantes por tener la oportunidad de ayudarlos a ser más compasivos y responsables. Pero durante este proceso, los veganos pueden experimentar dificultades, especialmente si tienen que tolerar la presencia de productos animales en su hogar.

Muchos veganos no se pueden relajar con la visión (o el olor) de carne u otros productos de la explotación animal, y por tanto no podrían compartir su vida con no veganos que insisten en consumirlos en su presencia. Si la relación romántica aspira a ser estable y durar, no hay duda de que es mejor que ambos sean veganos.

Quizás el amor sea ciego, pero no creo que sea sordo. No somos esclavos de nuestras emociones. Solo estamos profundamente influenciados por ellas, al menos cuando son muy intensas. Pero con el tiempo se calman y el raciocinio debería ganar terreno. Si tenemos la opción, tener una pareja con la que compartir nuestro veganismo es preferible. Nos ahorrará esfuerzo y será más satisfactoria.

Autor: Jordi Casamitjana Zoólogo especialista en comportamiento animal

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