Nuestro ejemplo personal es una de las formas de activismo más convincentes y eficaces que existen.

Activismo de acción directa

Generar interés a través del activismo

Cuando eres coherente y leal a tus principios y los pones en práctica día tras día, año tras año, independientemente de las circunstancias y de la opinión de los demás, generas respeto, y es muy probable que muchas personas de tu alrededor se acerquen a ti con interés y acaben transformándose.

Sin embargo, algunas personas sienten que estos cambios son muy lentos y quieren involucrarse más. Si estás considerando dar este paso, aquí hay algunos aspectos que viene bien valorar:

¿Individual o con una organización?

Probablemente es una de las primeras preguntas que todos nos hacemos. Cada vez hay más organizaciones animalistas que no solo te permiten participar, sino que te animan a hacerlo. Participar con alguna organización tiene ventajas claras, ya que por lo general, las organizaciones tienen bastante experiencia en la organización de actividades, saben cuáles funcionan mejor, dónde y cómo hacerlas, y qué permisos es necesario solicitar en caso de tratarse de acciones en la calle.

Organizaciones

Si nadie en tu entorno es vegano y no recibes mucho apoyo por parte de familia y amigos, participar en las actividades de alguna asociación te va a permitir conocer y pasar tiempo con gente con tus mismos principios y sentirte arropado.

Cada organización tiene sus actividades características y es importante que te informes bien antes, porque pueden ser muy diferentes unas de otras y ajustarse mejor o peor a tu personalidad. En casi todas serás bienvenida si ofreces tu tiempo para trabajo de oficina (gestión de socios, escribir folletos, traducir textos…). Si prefieres estar en la calle, podrás elegir entre participar en manifestaciones, formar parte de puntos informativos o divulgativos, participar en protestas pacíficas en supermercados y otros centros donde se consumen productos animales, o incluso participar en las llamadas vigilias a la entrada de los mataderos. Para los más avanzados, están las actividades de filmación con cámara oculta en granjas industriales y mataderos, por ejemplo.

Qué debes tener en cuenta

Las asociaciones animalistas son organizaciones de seres humanos donde se dan las mismas grandezas y miserias que en cualquier otro grupo humano.  Ser vegano desgraciadamente no te convierte de buenas a primeras en una persona más generosa, altruista o bondadosa (aunque muchas personas con estas cualidades eligen el veganismo como consecuencia lógica de estas virtudes), ni elimina tu ego ni décadas de educación patriarcal, colonialista, homófoba o racista. Muchos activistas veganos que empiezan a participar activamente en una organización animalista se quedan desconcertados al descubrir esta realidad y salen corriendo. Es importante tener expectativas realistas en este sentido, porque este es uno de los mayores inconvenientes de hacer activismo en compañía.

Activismo individual

Si prefieres ser activista por tu cuenta, hay muchas cosas que puedes hacer, dependiendo de tus gustos y habilidades. Si cocinas bien, puedes organizar catas de platos entre tus familiares, amigos o compañeros de trabajo. Los aspectos prácticos son más importantes de lo que nos pensamos y no son pocas las personas que ni se plantean el veganismo porque creen que morirían de hambre o de aburrimiento. Mostrarles las posibilidades de la gastronomía vegana en un ambiente distendido puede hacer caer muchos muros.

Mostrar las posibilidades de la gastronomía vegana en un ambiente distendido puede hacer caer muchos muros

Si perteneces a un club de lectura o de cine puedes proponer un libro o película que traten los derechos de los animales – hay ya muchísimo donde elegir – y poner el tema sobre la mesa en el debate posterior, siempre de una forma abierta y relajada. También puedes organizar actos informativos o divulgativos por tu cuenta en forma de conferencias o visionado de documentales, con tiempo después para preguntas y respuestas.

Activismo de acción directa
123rf Limited©Alfredo Hernández Ríos

Peligros del activismo

No son pocos los activistas que se “queman” en los meses o años posteriores a iniciar su activismo. Por una parte, horas y horas de trabajo añadidos al trabajo habitual producen agotamiento físico y mental, y nos alejan de la familia y amigos habituales. Es importante ser humildes y reconocer que una hora de activismo más no va a cambiar el mundo, pero nos va a permitir descansar y reconectar con nuestros seres queridos. Por otra parte, estar en contacto constante con el sufrimiento animal puede llevarnos a padecer síndrome de estrés postraumático. En este caso hay un peligro añadido derivado de saber que el sufrimiento animal está causado por los humanos y es evitable, y consiste en desarrollar un sentimiento de amargura y hostilidad contra los humanos que no quieren verlo o que, aun viéndolo, no quieren actuar. Esto puede llevarnos a una situación de alejamiento de la sociedad que no beneficia a nadie.

Estar en contacto constante con el sufrimiento animal puede llevarnos a padecer síndrome de estrés postraumático

Audita tu impacto

En España no estamos acostumbrados a medir las consecuencias de nuestro activismo y parece que la buena voluntad es suficiente, pero no debería ser así. Un grupo de expertos en los países anglosajones, que se unieron en un movimiento llamado Altruismo Efectivo, se preguntaron hace unos años si el impacto de todas las ONGs era o no similar. Encontraron que no solo no era similar, sino que era significativamente diferente. Mientras que algunas organizaciones eran tremendamente efectivas para transformar el dinero donado en salvar vidas o conseguir una mejora sustancial en algún indicador de salud, bienestar o desarrollo, otras organizaciones tenían un impacto bajo, nulo o incluso negativo, es decir, no solo no ayudaban sino que perjudicaban a las poblaciones a las que pretendían ayudar.

Estos mismos principios se han aplicado a las organizaciones de defensas de los animales que actualmente ya pueden aceptar ser evaluadas de esta forma y los resultados hechos públicos, para ayudar a los ciudadanos a elegir a qué organización donar su tiempo o dinero. Este concepto ha sido ampliamente defendido por el filósofo y animalista Peter Singer, profesor de Bioética en la Universidad de Princeton y autor entre otros libros de Liberación Animal, Somos lo que comemos o Salvar una vida.

El activista individual también debe medir su impacto. Si convencer a una sola persona para que coma menos carne te lleva cien horas de activismo, quizá seas más efectivo dando dinero a una organización altamente eficaz y dedicando tu tiempo a otra tarea. Hace falta humildad para reconocer esto, pero es necesario plantearlo periódicamente y reflexionar sobre ello. Si no, corremos el riesgo de ser activistas por el motivo equivocado: por nuestra propia satisfacción personal, y no por los animales a quienes decimos querer ayudar. Una persona que no tenga ninguna de las habilidades requeridas para un activismo directo, pero que tenga un trabajo muy bien remunerado, podría elegir trabajar unas cuantas horas extra cada mes y dedicar ese dinero a sostener una organización que defienda sus principios. Al igual que no todos podemos ni debemos ir a África a curar a niños con malaria, tampoco todos necesitamos entrar en un matadero con una cámara oculta. Nuestro dinero, bien dirigido, puede ser un modo poderoso de cambiar el mundo.

Autora: Miriam Martínez Biarge, Médico Pediatra

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