El Dr. Edward Jenner eligió el término vacuna en honor a las vacas, ya que los bovinos nos ayudaron a derrotar el más letal de los virus, la viruela.
Durante el Neolítico, cuando empezaron los primeros procesos de domesticación de animales, la crueldad humana sobre el resto de especies cruzó todos los límites. Como respuesta natural, el homínido sapiens ha contraído múltiples infecciones zoonóticas y aunque no aprendamos, la naturaleza siempre nos ha dado lecciones. Las vacas nos dieron la solución para poner fin a la epidemia más letal de todos los tiempos. Toros y vacas han trabajado la tierra, su estiércol la ha fertilizado, nos hemos alimentado con sus carnes y leche, así como nos hemos vestido con sus pieles y huesos. Sin embargo, les hemos tratado siempre como nuestros esclavos, como bestias de carga, siempre han sufrido nuestra falta de compasión, mientras siguen generando beneficios a los humanos. Aunque nos lo han dado todo, incluso la vacuna contra la enfermedad más letal de la Historia, seguimos maltratándoles, en granjas, mataderos, exportación en vivo, festejos populares y un largo etc.
A través de la COVID 19, la naturaleza nos ha mandado un mensaje para que nos empecemos a replantear el fin de la pesadilla antropocéntrica e iniciemos el camino de reconciliación con el resto de especies. Probablemente, esta no será la última pandemia a la que nos enfrentaremos. A modo de prevención, es muy importante saber cómo se originó la COVID 19. La principal hipótesis apunta hacia el mercado de Wuhan, uno de tantos otros mercados húmedos, nomenclatura que deriva de la sangre que corre por los suelos cuando los animales vendidos son desollados allí mismo. Unos mercados donde es habitual comprar animales salvajes y que concentran un foco de patógenos que, por muy lejos que se encuentren de nuestra casa, son un peligro latente para el mundo entero. Las hipótesis que sostienen el origen zoonótico del virus han generado muchas reflexiones sobre por qué deberíamos cambiar nuestra alimentación, con el fin de prevenir nuevas enfermedades derivadas de nuestra crueldad hacia los animales.
Hasta el siglo XX, una de cada diez personas murió de viruela, sin duda alguna el gran monstruo vírico de la Historia
Si nos remitimos a los antecedentes históricos relativos a epidemias, podremos observar que el gran número de disparates que el ser humano ha cometido contra las otras especies ha conllevado consecuencias desastrosas, pues, aunque la enfermedad forma parte de nuestra condición, la mayoría de epidemias infecciosas que han azotado la Humanidad son los efectos no deseados de la explotación animal. Algunos ejemplos son el mal de las vacas locas, la gripe A, así como otros virus cuyo origen posiblemente también sea debido a la matanza de animales salvajes: VIH, Ébola, entre otros. La expansión de la mal llamada gripe española es el antecedente histórico más reciente de una pandemia cuyos estragos fueron globalmente devastadores. Entre 1918 y 1920, esta pandemia causó al menos 40 millones de muertes.
Todavía no se ha podido determinar cómo y dónde se originó la gripe española. Sin embargo, claro está que en España no, pero se la dio a conocer así porque durante la I Guerra Mundial los países centrados en el conflicto bélico ocultaron información por miedo a mostrar debilidad. A pesar de haberse detectado casos previos en otros países, España, por su neutralidad, no censuró la publicación de informes médicos. La prensa española fue la primera en informar sobre la nueva gripe y el corresponsal en Madrid del periódico The Times fue el primero en bautizarla como española.
El origen del virus de la gripe humana se encuentra en virus procedentes de aves silvestres, que tras contagiar a aves de corral, mutó e infectó a humanos. En ocasiones, a través de aves silvestres, nuevas mutaciones del virus infectan de nuevo a aves de corral. El ganado aviar suele vivir confinado en granjas industriales, estas pésimas condiciones son un campo abonado para producir mutaciones que pueden resultar en nuevos brotes, suponiendo un grave peligro para la Humanidad. La gripe española fue causada por una cepa de Influenzavirus A, subtipo H1N1, inusualmente virulenta. Seguramente, el virus se originó debido a diversos fenómenos de recombinación entre virus humanos, porcinos y aviares durante los años previos a la irrupción. Algunos investigadores creyeron que la pandemia podría haber empezado en Francia o en China, pero estudios recientes sitúan los primeros casos en la base militar de Fort Riley (Kansas, EE.UU.) en marzo de 1918, ya que en las llanuras centrales de los Estados Unidos, ya en aquél entonces, existían las macro granjas donde se dan las condiciones adecuadas para la mutación de un nuevo virus.
Hoy, todavía muchos países sufren la virulencia de epidemias como la malaria, el dengue, el ébola, etc., sin embargo, históricamente, el virus que más se ha cebado con la humanidad ha sido el de la viruela. Ninguna otra enfermedad contagiosa ha causado más fatalidades. Hasta el siglo XX, una de cada diez personas murió de viruela, sin duda alguna el gran monstruo vírico de la Historia.
Cómo y cuándo la viruela afectó a los humanos por primera vez es aún un gran enigma, pero sabemos que uno de los cuatro virus que causan la infección humana es el de las vacas. Hablar de la viruela implica hablar de epidemias extremadamente mortíferas y rostros marcados para siempre, pero también del descubrimiento de la primera vacuna de la Historia, ya que la palabra vacuna proviene del latín vacca, porque fue gracias a las vacas y a la observación de los animales que se pudo inventar la primera vacuna y así librarnos del virus que aterrorizó a la Humanidad durante siglos.
Aunque nos lo han dado todo seguimos maltratándoles, en granjas, mataderos, exportación en vivo, festejos populares y un largo etc
En 1796, el Dr. Edward Jenner, un médico escocés formado en la Universidad de Oxford, llegó a una villa llamada Sudbury, en la Inglaterra rural. Lo primero que le llamó la atención fue la belleza de las caras de los habitantes de aquella villa rodeada de campos verdes y vacas, ya que a diferencia de los habitantes de las ciudades industriales, éstos no presentaban las devastadoras marcas de viruela que podían llegar a desfigurar el más bello de los rostros. Por alguna razón, los campesinos eran más resistentes al virus. Jenner empezó a investigar y los ordeñadores le contaron que el contacto con las vacas de alguna manera les protegía. Tras meses de indagaciones, Jenner pensó que el contacto con el virus de la viruela vacuna (menos agresivo) inmunizaba de contraer el virus humano en el futuro. Para poner en práctica su hipótesis, en mayo de 1796, llevó a cabo un experimento con un niño de 8 años, se llamaba James, a quien inoculó una pequeña cantidad de pus de viruela vacuna. A los pocos días de la inoculación, James enfermó, pero se recuperó rápidamente. Meses después, Jenner decidió inocularle una pequeña cantidad de pus de viruela humana y James no se enfermó en absoluto. De esta manera, Jenner pudo probar su hipótesis.
En el libro An inquiry into the causas and effects of the variola vaccine (1798), relata que para describir el proceso de su éxito eligió el término vacuna, en honor a las vacas, ya que los bovinos nos ayudaron a derrotar el más letal de los virus, sin necesidad de experimentar con animales que de poco habría servido, pues la observación de la naturaleza condujo hasta la solución. Desde 1980, la viruela es el único virus erradicado gracias a la vacunación.
Autora: Helena Escoda Casas, Licenciada en Historia (UAB), Profesora de Ciencias Sociales.
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