Estar ingresado en un hospital, aunque sea por un par de días, es una experiencia que produce estrés en cualquiera de nosotros. La preocupación por las pruebas o procedimientos que nos van a hacer, o por los resultados, las dificultades para dormir o la falta de intimidad son motivos suficientes para que queramos escapar a nuestra casa cuanto antes. Para un buen número de personas, un motivo adicional de preocupación es la comida que vamos a tener que comer durante el ingreso.

Sobrevivir a la comida de hospital

En la mayor parte de los hospitales españoles la comida que se sirve a los pacientes (así como la que está disponible para el propio personal sanitario) es muy mejorable, como poco. Los hospitales tienen una responsabilidad enorme, no solo en alimentar adecuadamente a los pacientes mientras están ingresados, sino en ayudarlos a establecer buenos hábitos alimentarios. La nutrición es una herramienta más en el proceso de sanación, pero este potencial curativo se desaprovecha en la mayor parte de los centros sanitarios, debido principalmente a la falta de conocimientos en nutrición de médicos y enfermeros y a la ausencia de nutricionistas en los equipos sanitarios.

Las propiedades de las frutas y las verduras en la prevención y tratamiento de las principales enfermedades crónicas que llevan a los españoles al hospital están bien establecidas y tanto la OMS como las principales asociaciones médicas y de nutrición aconsejan aumentar su consumo. Pero en vez de aprovechar para introducir más fruta y verduras en los menús en formas que sean atractivas y saludables y educar así a los pacientes, los hospitales repiten los malos hábitos que la población española tiene en su casa con la excusa de que estas comidas son “mejor aceptadas”. De ahí que veamos con frecuencia en las bandejas de comida de los hospitales galletas, zumos envasados, mermeladas, postres lácteos azucarados, cacao en polvo con azúcar, embutidos y fritos, además de por supuesto un exceso de carnes, pescados, huevos y lácteos, y un déficit de legumbres (los frutos secos -ya, para qué nombrarlos- están prácticamente ausentes de los menús hospitalarios).

Un paciente que empieza a comer tras haber sufrido un infarto de miocardio debería recibir en su primera merienda 1-2 raciones de fruta y una de nueces

Un paciente que empieza a comer tras haber sufrido un infarto de miocardio debería recibir en su primera merienda 1-2 raciones de fruta y una de nueces y se le debería explicar que esta tiene que ser su merienda habitual cuando se vaya a casa, ya que puede no solo evitar que su enfermedad cardíaca siga empeorando, sino que podría ayudarle a revertirla. En vez de esto lo habitual es que reciba un café con azúcar y galletas (con más azúcar).

En el caso de las personas veganas, los problemas con la comida hospitalaria aumentan considerablemente, ya que la mayoría de centros sanitarios son incapaces de preparar menús veganos que no sean verduras cocidas, pasta, arroz y patatas. Y eso si aceptan hacerlos.

Sobrevivir a la comida del hospital

En el año 2003 el Comité de Ministros del Consejo de Europa aprobó la Resolución ResAP (2003)3 sobre Alimentación y Atención Nutricional en Hospitales. Entre otros aspectos, la resolución incluye dos que son de interés para la población vegetariana y vegana y que debes tener en cuenta si tú o un miembro de tu familia tenéis que ingresar en el hospital:

En el apartado 4, primer punto (Menús de hospital y dietas según indicaciones médicas) la resolución dice que: Se deberá establecer una buena práctica durante el desarrollo de pautas y estándares nacionales para el suministro de alimentos en hospitales con el fin de cubrir las necesidades de todas las categorías de pacientes, incluyendo dietas según indicaciones médicas y menús vegetarianos, de textura modificada, y de alto contenido energético y proteico.

El cuarto punto del mismo apartado (Información e implicación del paciente) determina que: Los pacientes deberán participar en la programación de sus menús y tener cierto control sobre la selección de los alimentos… Los pacientes deberán ser capaces de recibir un menú acorde con su edad, su religión y sus antecedentes étnicos o culturales.

La nutrición es una herramienta más en el proceso de sanación

Por tanto es importante que seas consciente de que tienes derecho a pedir un menú vegano y a que ese menú sea supervisado por un nutricionista y sea equilibrado. Si la primera comida que te traen no cumple estas características  pide hablar con el profesional responsable de las dietas. Como la mayoría de los servicios de catering simplemente no tienen experiencia en preparar menús veganos equilibrados y no se les ocurre cómo hacerlo, puedes empezar haciéndoles unas sugerencias:

  • Pide que te sirvan legumbres. Explica que un plato único de verduras y legumbres, acompañado por una ración de ensalada y con pan integral es más que suficiente.
  • Pide fruta de postre. Todas estas cosas son simples, baratas y están disponibles en cualquier centro.
  • Pide que los cereales sean integrales, al menos el pan, pero preferiblemente también la pasta y el arroz. Esta es una recomendación oficial para toda la población, por lo que no deberían poner pegas.
  • Pide fruta para merendar y a media mañana, y yogures de soja sin azúcar.

Aun en el caso de que el hospital cumpla estas peticiones y los menús que te sirvan sean aceptables, no está de más seguir las siguientes recomendaciones para mejorar la calidad de tu alimentación durante la estancia hospitalaria:

  1. Llévate frutos secos y semillas. Son un magnífico aliado en estos días. No necesitan refrigeración, ocupan poco espacio, sacian, y lo más importante: te aportan muchos de los nutrientes de los que las dietas de hospital carecen.
  2. Ten a mano granola de buena calidad y frutas desecadas (higos, albaricoques, dátiles, ciruelas…) que puedes añadir al yogur de soja o tomar como tentempié en cualquier momento.
  3. Pide que te lleven otros alimentos que te gusten y que te hagan la estancia más agradable sin comprometer tu alimentación, por ejemplo unas onzas de chocolate negro, unos chips de col verde o de manzana, o unas palomitas caseras.
  4. Si algún día un familiar o amigo te puede llevar un batido preparado en casa, no lo dudes, es el mejor regalo que te pueden hacer, ¡mejor que llevarte flores! Este batido es delicioso y sus ingredientes te ayudarán a recuperarte antes:
  • 1 plátano
  • 1 taza de arándanos, alternativamente fresas, otras frutas del bosque o una mezcla de ellas (pueden ser congeladas)
  • Unas hojas de brotes de espinaca (según te guste más o menos verde el batido).
  • Media cucharada sopera de semillas de lino molidas
  • Un puñado de nueces, almendras o avellanas
  • Un vaso de leche vegetal enriquecida con calcio

5) en cuanto estés en casa toma probióticos durante 15-20 días. Esto te ayudará a recuperar tu flora intestinal y fortalecerá tu sistema inmunitario. Mientras tomes los probióticos aumenta el consumo de alimentos prebióticos, que ayudarán a las bacterias buenas a colonizar tu intestino. Todos los alimentos vegetales son ricos en prebióticos, pero los puerros, cebollas, ajos, alcachofas, espárragos, avena y cebada son campeones en estas sustancias.

Autora: Miriam Martínez Biarge, Médico Pediatra | www.mipediatravegetariano.com

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