Monos, simios o lémures son algunos de nuestros parientes biológicos más cercanos, hemos caminado junto a ellos en el transcurso de nuestra existencia compartiendo hábitat y desafíos en la lucha por la supervivencia. Ahora, un estudio de carácter mundial publicado en la revista Science alerta sobre la crítica situación en la que se encuentran nuestros hermanos evolutivos: los primates podrían estar cerca de la extinción.

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De las 504 especies de primates en el mundo, el 60% están amenazadas y el 75% sufren un declive en sus poblaciones. El equipo de científicos que ha participado en la investigación asegura que las actividades humanas insostenibles son las causas de esta circunstancia, y advierten sobre la necesidad de tomar medidas urgentes para prevenir una extinción en masa de cara a los próximos 50 años.

La agricultura, la obtención de materias primas, la caza y el comercio acechan a los primates

La destrucción del hábitat debido a la agricultura es la principal amenaza mundial a la que se enfrentan el 76% de los primates. Entre 1990 y 2010 la expansión de las áreas de cultivo en regiones habitadas por estos animales alcanzó 1.5millones de km2 –un espacio tres veces más grande que el que ocupa Francia– debido al aumento en la demanda global de bienes agrícolas.

Los primatólogos sostienen que el cultivo de palma es el  principal responsable en disminuir el número de orangutanes en Indonesia y simios en África. El creciente uso de este aceite vegetal ha aumentado en un 300% las plantaciones de palmeras en los últimos 25 años y se prevén más deforestaciones en Sudamérica y Sudáfrica. El loris perezoso de Bengala, el hoolock y el lutung también están al borde de la extinción debido a la expansión de las explotaciones de caucho para producir goma en India y China. Al mismo tiempo, cultivos no arbóreos, como el de soja, azúcar o arroz están disminuyendo las poblaciones de monos y simios en regiones de África, Sudamérica y Asia.

Sin embargo, la agricultura no es el único factor de extinción. Según el estudio, el incremento de las actividades forestales, la minería y la extracción de combustibles fósiles –atribuidas a las exigencias globales de materias primas– ponen en peligro a los primates de países subdesarrollados.

En 2010 el 48% de la producción mundial de madera provenía del Neotrópico, el 23% del Sudeste Asiático y el 16% del África subsahariana, zonas geográficas en las que se encuentran la mayoría de especies de primates. En las explotaciones mineras de África central, Madagascar, Filipinas o Perú, los primatólogos indican que –pese al poco espacio que ocupa la actividad minera– cada vez hay un menor número de ejemplares en los bosques que las rodean. Asimismo, en las próximas dos décadas se espera que la demanda de petróleo y gas natural aumenten un 30 y 50% respectivamente, poniendo en peligro a las familias de primates del oeste amazónico y el Pacifico oeste.

A todas estas amenazas se suman las de la caza y el comercio legal e ilegal. Según los investigadores, cada año aproximadamente 150.000 primates de 16 especies diferentes son vendidos para el consumo de carne en los mercados rurales de Nigeria y Camerún, y 3.000 en los de Borneo. Además estiman que entre 2005 y 2014 hubo un tráfico global de 450.000 monos vivos y 11.000 muertos para el uso de partes de su cuerpo.

“Fue sorprendente descubrir que las cifras eran tan altas, ya que sugieren que estamos llegando a un punto de no retorno o que tal vez ya estamos ahí”, asegura Alejandro Estrada, autor principal de la investigación. El experto sostiene que otra de las causas de extinción es el actual desconocimiento social sobre la importancia de los primates.

Los monos y simios tienen un papel relevante en el mundo

La familia de los primates es una de las más ricas en cuanto a variedad de especies en el grupo de los mamíferos. Comparten con el ser humano su historia evolutiva y gran parte  de su genoma –en el caso del chimpancé el 99%–. Su relevancia va más allá de su belleza y desempeñan un papel crucial en las regiones que habitan.

A nivel ecológico, estos animales son presas, depredadores y especies mutualistas –seres cooperativos que interaccionan con otros seres vivos para ayudarse mutuamente– en las redes alimenticias. Su presencia contribuye a la dispersión de semillas de todo tipo de árboles y plantas, así garantizan la correcta regeneración de los bosques. En países como, Madagascar, Tailandia, Uganda o Brasil,  estudios del informe muestran cómo el colapso de las poblaciones de primates degrada la dinámica de los ecosistemas y la sostenibilidad de muchas especies de árboles.

Los primates desempeñan un papel crucial en la historia, el folclore y en la economía de muchas regiones

Por ejemplo, en el Sudeste Asiático, los monos aparecen reiteradamente en la mitología hindú y en la budista. Los templos y santuarios construidos alrededor de su figura son hoy atractivos turísticos que constituyen una importante fuente de ingresos para las poblaciones locales y un lugar de protección para los monos.

La extinción es evitable

Pese a la grave situación a la que se enfrentan los primates de todo el mundo, los científicos no consideran su conservación una causa perdida y reclaman acciones urgentes a escala local y global para hacer frente a este desafío. “Si no se toman medidas, las especies catalogadas como amenazadas se extinguirán y las que están en riesgo de serlo serán cada vez más vulnerables”, indican los autores.

Para evitar un declive mundial en las poblaciones de este mamífero, los investigadores abogan por cambios sistemáticos en el comportamiento humano orientados a disminuir la demanda per cápita de recursos naturales, reducir la tasa de natalidad y la pobreza, mejorar la salud humana y desarrollar iniciativas sostenibles en el uso de la tierra.

Debido al éxito de las áreas de protección en regiones de África y el Sudeste Asiático, los expertos reclaman la expansión de estos refugios naturales en todo el planeta y la reintroducción de primates en ellos. “Estos lugares deben abarcar grandes superficies que incluyan el hábitat y las especies adecuadas para el desarrollo vital de los primates”,  explican los primatólogos.

A pesar de las investigaciones realizadas en los últimos 40 años, los datos científicos sobre la situación de un gran número de primates continúan siendo limitados y se han realizado estudios de una década sobre muy pocas especies. Así, los científicos consideran necesario aumentar la inversión en investigaciones a largo plazo que revelen el estado en el que se encuentran estos animales alrededor del planeta. Incorporar los avances tecnológicos para mejorar la monitorización, mitigar el comercio ilegal –alentando a las comunidades a conservar su fauna silvestre– y revisar la legislación del comercio legal, son otras de las medidas que los científicos creen convenientes para evitar la extinción anunciada.

Al final del estudio los primatólogos hacen una llamada a la movilización global para impedir esta situación: “Tenemos una última oportunidad para reducir o incluso eliminar las amenazas humanas hacia los primates y sus hábitats, para orientar los esfuerzos de conservación y aumentar la concienciación. Después de todo, los primates son nuestros parientes biológicos más cercanos”.

Autor: Juan Gayá, Periodista ambiental y científico
Bueno y Vegano Octubre 2017

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