Palomas símbolos paz

Estas aves cuya imagen está vinculada a diversas simbologías como son la paz universal, la pureza, el amor y la ternura, tienen que sobrevivir hoy a la despectiva consideración de epidemia con la que nuestra sociedad las ha etiquetado.

Parece irónico que animales a los que históricamente hemos atribuido tal representación, sean hoy perseguidos y maltratados de forma brutal. Las palomas han sobrevivido en el transcurso de la historia por su gran capacidad de adaptarse al medio y, hoy en día, forman parte del paisaje urbano, y su presencia se encuentra asociada a espacios tan emblemáticos como la Plaza de San Pedro en Roma, Trafalgar Square en Londres, la Plaza de Catalunya en Barcelona…

Como los perros y los gatos, no han invadido las ciudades, hemos sido sus habitantes, los seres humanos, los que hemos propiciado que vivan entre nosotros, domesticándolas a lo largo de la historia para beneficiarnos de algunas de sus cualidades como su nivel de docilidad y fiabilidad. Por todos son conocidas las palomas mensajeras, animales que han prestado numerosos servicios a la humanidad y que han sido merecedoras de distintos reconocimientos y condecoraciones.

En la actualidad, las palomas urbanas, son frecuentemente consideradas de forma despectiva, probablemente por falta de información o desconocimiento

Cuando una investiga un poco descubre que se trata de animales excepcionales, que se entregan a su pareja de por vida, son fieles y hacen periodo de luto cuando la pierden. Entre las aves son las que disponen de mejor orientación y tienen una inteligencia que han demostrado siendo capaces de memorizar hasta 600 caras de personas –o palomas- e incluso pasar el test del espejo al igual que otras especies como los delfines, primates, y las personas entre otros.

Sin embargo, a menudo, los seres humanos, enfocados en lo que nos interesa sólo a nosotros, tendemos a fijarnos solamente en aquello que nos puede molestar, sin pensar que igual que nosotros, las palomas persiguen el mismo fin, vivir sus vidas libres de sufrimiento. En los espacios más urbanizados existen altas concentraciones de palomas que generan conflictos en algunos sectores de la ciudadanía. Su densidad tiene que ver con su buena adaptación al entorno urbano, a la cantidad de alimento que encuentran y a sus posibilidades de nidificación. Aunque sobrevivir en las urbes no les es tarea sencilla, pues si bien tienen una esperanza de vida de entre 15 a 20 años, como fauna urbana, raramente superan los cinco años debido a las amenazas a las que están sometidas como la mala alimentación, los atropellos y las capturas para ser masacradas bajo el pretexto de controlar su población.

En las últimas tres décadas, la captura de palomas para su sacrificio en nuestro país ha aumentado de forma exponencial. Los métodos utilizados son de extrema crueldad y les provocan una gran agonía, son capturadas masivamente por medio de redes y jaulas trampa para ser asfixiadas con Co2 posteriormente.

Sin embargo, lejos de ser un método efectivo, pues la población de palomas no ha disminuido sino aumentado tras años de matanzas, hoy en día, es éticamente inaceptable seguir con estos métodos de exterminio. Avanzar hacia un control que redunde en beneficio de los propios animales y del entorno, cumpliendo también con las exigencias de la salud pública es parte de la solución.

Hacia métodos alternativos y eficaces

La ciudad de Ginebra (Suiza) fue de las pioneras en los años 70 en la búsqueda de alternativas para ejercer un control sobre la natalidad de palomas a través de productos esterilizantes. De ahí, y hasta la actualidad, estudios y distintas experiencias en diversas ciudades europeas han ido perfeccionando el método para ofrecer un control que permita convivir respetuosamente con las palomas sin eliminarlas.

En nuestro país, existen algunas ciudades que han empezado a colocar palomares ecológicos para controlar la alimentación y para sustituir los huevos de paloma por otros falsos. En 2016, el Ayuntamiento de Barcelona decidió abandonar progresivamente la matanza de palomas para sustituirla por métodos anticonceptivos y así cumplir con la normativa de protección animal. En su fase inicial, que tuvo lugar entre diciembre de 2016 y marzo de 2017, el proyecto ha implicado la realización de un censo actualizado de palomas de la ciudad.

Esta medida permitirá llevar a cabo el primer análisis de los datos a finales de 2017 y, según se calcula, reducir del 20% la población de palomas sólo en el primer año y hasta del 80% en 5 años.

¿Cómo? Gracias al tratamiento anticonceptivo con nicarbazina, que actúa primero en los ejemplares más jóvenes y progresivamente en los subdominantes y dominantes. Las palomas se caracterizan por una alta tasa de reproducción pero también una elevada mortalidad juvenil. El tratamiento con nicarbazina frenará la reproducción de los animales dominantes, los juveniles desaparecerán rápidamente debido a su alta mortalidad natural y a continuación y paulatinamente empezarán a desvanecer los subdominantes, reduciendo así la población.

Desde FAADA aplaudimos esta decisión que, tal y como demuestran los estudios y ensayos en otras localidades, es la solución para controlar las poblaciones de palomas más ética, eficaz y económicamente accesible: la captura y el sacrificio de estos animales ha supuesto para la ciudad de Barcelona un coste anual de entre 70 y 80.000 euros, mientras que el único gasto total del tratamiento con nicarbazina será de 250.000€.

Deseamos que estas iniciativas sean una realidad extensible al resto de nuestro territorio ya que, conciliar el control con la protección animal, constituyen un valor añadido a la belleza de cualquier ciudad, además de cumplir con el rol equilibrador en el ambiente.

Como ciudadanos podemos acompañar a nuestros ayuntamientos a gestionar los animales con los que convivimos y compartimos el espacio de una forma ética y respetuosa.

faadaCarla Cornella, presidenta de FAADA
Bueno y Vegano Junio 2017