Cada vez que un vegano sale a comer fuera, se tropieza con la misma disyuntiva… ¿hinco el diente a una salchicha vegana cocinada en la misma plancha que otros productos cárnicos, pido patatas fritas en una hamburguesería o voy solo a restaurantes veganos? En Bueno y Vegano hemos recogido algunas opiniones. Y tú, ¿qué harías?

Comer fuera de casa, ¿en un restaurante omnívoro?

»Como veganos podemos tomar las decisiones personales que cada uno considere oportuno según su situación o el contexto. No es lo mismo pedir unas patatas fritas porque sí, que pedirlas en un pueblo perdido de la mano de Dios en Barruecopardo, donde probablemente no tengas más opciones veganas. Cada uno sabe sus límites (que no son solo moralistas, también de preferencias o de gustos) y sabe qué haría y qué no haría. Asimismo, ser parte de un movimiento siempre debería ser una invitación, no una coacción. Y no tiene sentido medir nuestra ‘valía’ como veganos según si comes solo en sitios veganos o no, hay más cosas que le dan sentido al veganismo”, afirma la dietista y autora del blog Como Ser Vegano, Arantza Muñoz, quien añade: “Si te niegas a comer con amigos no veganos asociarán tu decisión con un hecho negativo y separatista. Sin embargo, si te adaptas y les acompañas, te verán como alguien que busca soluciones en lugar de problemas, con algo positivo”.

“No puedo decir lo que cada uno debería o no hacer, pero que haya locales con opciones veganas y omnívoras es genial. Significa que cada vez hay más demanda de platos veganos y en consecuencia menos explotación animal. Es cómodo que estas opciones existan, por ejemplo, en el caso de comidas con compañeros de trabajo o amigos que son omnívoros. O en zonas en que no existen muchas o hay nulas opciones veganas, como en un polígono industrial. No veo inconveniente en acudir a estos locales, además la contaminación por trazas existe también en muchos productos que compramos en los supermercados o tiendas, que son fabricados en industrias donde se hacen tanto productos veganos como omnívoros”, explica Yasmina Pérez.

La creadora de El Jardín de Asami, un blog de investigación sobre productos y marcas libres de crueldad animal, se mueve en la misma línea: “Cada caso es personal y la accesibilidad es distinta. Hay que pensar en positivo y abrir la mente. El que haya muchos establecimientos que estén incorporando a sus menús opciones veganas, solo significa progreso y avance, ya que facilita las relaciones sociales, abriendo un amplio abanico de posibilidades. Es una sensación genial poder salir con los amigos o con la familia y ver que te ofrecen opciones veganas para poder tener una buena velada. Por supuesto, cada cual es libre de opinar y obrar como quiera o pueda. El caso es no caer en el error y juzgar a las personas por sus decisiones, las conozcas o no. ¡Refuerzo positivo!”

Las opciones veganas están cada vez más presentes en bares y restaurantes de todo tipo. Ya no te miran de forma tan rara al pedir leche de soja en el bar del barrio o decir que no comes nada de origen animal. »Si demuestras a alguien en un restaurante que no tienen opción vegana, es posible que se cuestionen agregarla, y si cada vez hay más opciones veganas se notará más nuestra presencia, necesidad y crecimiento, además de facilitarnos la vida a todos», dice la nutricionista Victoria Lozada, quien está detrás de Nutrition is the New Black.

“Una de las acciones más importantes que podemos hacer como consumidores es pedir, preguntar, cuestionar, confirmar… que necesitas comida sin carne. Con educación, respeto y cariño, la mayor publicidad que podemos hacer es ser visibles en cualquier lugar, porque las voces de todos suman. Y a pesar de todos los inconvenientes, debemos recordar que lo más inmediato debe ser intentar mejorar la vida de millones de animales que viven hacinados en condiciones miserables, resultado de una ganadería intensiva que convierte sus vidas en un infierno”, afirma Patrícia Martínez.

«Debemos mostrar que nuestra opción de vida es buena para nuestra salud, para el medio ambiente y sobre todo para los animales. Pero para que alguien que no se ha planteado seguir esta opción, lo haga, es importante que vea que también es compatible con salir a comer, con viajar… Si no comiéramos en restaurantes no veganos, provocaríamos en nuestro entorno cierto rechazo. Además, en las ciudades pequeñas muchas veces no hay restaurantes veganos. En ciudades grandes, sí que tenemos que hacer el esfuerzo de acercar esta opción a nuestro entorno», expone Ann Essig.

Cada vez más las empresas multinacionales están incorporando ofertas veganas en sus menús con el objetivo de atraer a un público que no deja de crecer. Es, entre muchos otros, el caso de McDonald’s. El pasado octubre la compañía estadounidense anunciaba el lanzamiento piloto de McVegan, un bocadillo de hamburguesa de soja, tomate, lechuga, pepinillos, cebolla y salsas, en la localidad de Tampere (Finlandia). Tal fue el éxito de la prueba, que desde diciembre el producto ya está disponible en las cartas de todos los restaurantes de la cadena en Finlandia y Suecia.

Este tipo de oferta puede ayudar a la normalización e integración de alimentos veganos y facilitar el acceso de los mismos a mucha más gente, pero, a la vez, con nuestra visita contribuimos de forma indirecta al mantenimiento de un negocio que se sustenta en la matanza de animales. Se trata de una línea difusa, ¿dónde ponerla?   

“Si tenemos en cuenta que el veganismo es una cuestión ética, y no de alergias, el hecho de que, por ejemplo, las patatas estén fritas o no en el mismo aceite que carne y pescado no es lo trascendental. Si no tenemos alergias, no nos vamos a morir si por accidente comemos algo así; sin embargo, ¿queremos dar nuestro dinero a restaurantes que claramente se basan en ‘productos’ de origen animal? Mi respuesta es no. Por esa misma razón no iría a un Burguer King ni a un McDonald’s aunque tuviesen una opción vegana; me parecería un chiste (e incluso me ofendería). Prefiero siempre apoyar a establecimientos que defienden también mi causa. Desgraciadamente, no es imposible pero sí es complicado encontrar restaurantes íntegramente veganos, y a veces los compromisos sociales nos fuerzan de algún modo a ir a restaurantes ‘normales’. En este caso, es mejor enterarse de antemano a dónde se va a ir, y si será un sitio en el que estaremos a gusto o si, por el contrario, solo optaremos a una ‘ensalada’ o a unas ‘patatas fritas’, donde la cuestión no es si están ‘contaminadas’ o no, sino si de verdad queremos dar nuestro dinero a sitios así. Intento, dentro de lo posible, elegir lo que como y dónde siguiendo mis principios y con la conciencia tranquila”, defiende Sara Vidal.

“Al ir a un establecimiento no vegano y pedir comida vegana, sigues participando en la reducción de la oferta, ya que no estás consumiendo el producto derivado de animales. Aun así, estás dando tu dinero a un comercio que participa en ello, colaborando indirectamente. Lo positivo de ello: los comercios y establecimientos normales pueden ver un crecimiento en la demanda de productos veganos, y así ganamos visibilidad”, reflexiona Núria Inuksuk. Y agrega: “Todo vegano debería tratar de minimizar su contribución a la industria cárnica: ir a establecimientos o restaurantes veganos en la medida de lo posible  (según dónde vivas es imposible) y como opción preferida para apoyar este tipo de negocios. Si bien, dada nuestra sociedad es inevitable consumir en otros establecimientos, entre otras cosas, porque no podemos renunciar a nuestra vida social.

Los mejores restaurantes veganos de España

Autora: Cristina Fernández, Periodista & Blogger, www.paladarvegano.blog

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Publicado en Bueno y Vegano Marzo 2018

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