Tomar la decisión de hacernos veganos no debe agobiarnos, porque el veganismo implica un proceso de aprendizaje muy enriquecedor que adquiriremos y mejoraremos con el tiempo, a medida que leamos y recibamos la información adecuada. De lo primero que debemos ser conscientes es que damos un paso más allá respecto a la alimentación, porque ser vegano implica una oposición por cuestiones éticas a un sistema cuya base es la explotación de los animales no humanos. Este proceso es más fácil de lo que a priori parece, pues existen alternativas y soluciones para todo.

qué hay de malo en la lana

Lógicamente, el primer paso siempre es en el campo de la alimentación. Nuestra salud, sin duda, nos lo agradecerá. El siguiente paso, suele ser en la vestimenta, pues no es coherente dejar de alimentarse de productos derivados de la explotación animal si nos vestimos con sus pieles y cuero. Tampoco debemos olvidar de donde viene la lana.

La lana es el pelaje que les crece de forma natural a las ovejas y corderos. La lana para confeccionar prendas de vestir se obtiene a partir de esquilar a las ovejas. A diferencia del cuero y las pieles utilizadas para los artículos de lujo, la lana no exige la muerte del animal. Aun así, oculta una realidad mucho peor de lo que podamos llegar a imaginar, dado que es un producto derivado de una industria que se lucra a través de la explotación de estos animales y quiere obtener el mayor beneficio. Las ovejas de hoy han sido sometidas a la selección artificial para que les crezca más lana de lo necesario y de lo que debería ser normal.

En el mundo actual, la mayoría de producción de lana en bruto procede de las ganaderías ovinas de Australia

A pesar de que es un país muy desarrollado y con vastas extensiones de terreno y praderas, las prácticas para esquilar para la extracción de la lana suelen ser absolutamente bárbaras y crueles.

La organización americana en pro de los Derechos Animales People for the Ethical Treatment to Animals (PETA) ha realizado investigaciones filmográficas en Australia que demuestran el trato cruel que reciben los animales. Una técnica muy extendida es el llamado ‘mulesing’ un procedimiento en el cual los granjeros cortan enormes trozos de piel y carne de los traseros de los corderos y ovejas utilizando herramientas similares a las podadoras de jardinería, con el objetivo de provocar una infección parasitaria llamada “flystrike” que además se realiza sin ningún tipo de analgésicos. Provocando estas heridas se suele conseguir que todos los parásitos se concentren en la zona ensangrentada y que la lana del resto del cuerpo esté más limpia, menos parasitada y alcance un precio más alto en el mercado. A los esquiladores se les suele pagar por oveja, no por horas.

El trabajo suele hacerse rápido y con pocos escrúpulos respeto al trato que reciben los animales

Las ovejas sufren heridas que van desde cortes hasta la amputación total de sus ubres, orejas, penes y otras partes del cuerpo.

Pero el tormento de una oveja es todavía más largo. La mayoría de las ovejas terminan en los mataderos cuando disminuye su capacidad para producir lana y ya no resultan rentables. Cada año, millones de ovejas en condiciones penosas son embarcadas en puertos australianos con destino a miles de kilómetros. La exportación de animales vivos (o mercancías vivas en el más rudo lenguaje especista) es uno de los tormentos más crueles a los cuales las industrias someten a los animales. Muchos de ellos sucumben durante el trayecto por no poder resistir las malas condiciones del transporte. La mayoría llegan a países de Oriente Medio, donde ni tan siquiera existen leyes o regulaciones sobre el bienestar animal y son matadas de un corte en la yugular mientras todavía están conscientes.

Si tienes en casa alguna pieza de ropa hecha de lana, no la tires a la basura, flaco favor harás a los animales, mejor dónala a una entidad benéfica. Ahora lo más importante es que no vuelvas a comprarla.

Autora: Helena Escoda Casas, Activista por los derechos de los Animales

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Bueno y Vegano Noviembre 2017

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