Cada vez resulta más atractivo para la industria alimentaria en general el nuevo universo creciente de consumidores veganos y, por lo tanto, son muchos los que visten a sus productos con reclamos efectistas como “apto para veganos” o “veggie food”, aunque no siempre sea del todo cierto. Destapamos algunos alimentos que parecen veganos pero que no lo son.

Alimentos que parecen veganos pero que no lo son La Comisión Europea registra la Iniciativa "Etiquetado alimentario obligatorio «No vegeteriano/Vegetariano/Vegano»"

A ello hay que sumar las informaciones que lucen en las etiquetas complementarias, donde suelen aparecer los detalles de la composición e ingredientes de los productos, en muchos casos engañosas o  incompletas.

La entrada de las grandes superficies en este terreno y la consiguiente “masificación” de nuevas gamas de productos supuestamente aptos para una dieta vegana (consulta aquí tips para una dieta vegana equilibrada), hace que el consumidor vegano deban estar mucho más en alerta ya que entre ellos puede haber algún rastro “enmascarado” de sustancias de origen animal.

No basta con comerse una fruta, una bolsa de snacks o un trozo de pan para estar siguiendo una dieta vegetariana o vegana. Sorprendentemente existen una serie de alimentos que aunque a priori puedan parecer aptos, no lo son: se trata de los llamados “falsos alimentos veganos”.

Para no caer en la trampa, aquí tienes una relación que te ayudará a evitar esos productos que esconden elementos de procedencia animal enmascarados

13 alimentos que parecen veganos pero que no lo son

Plátanos sospechosos

Cualquier vegano no lo dudaría a la hora de comerse esta fruta rica en potasio, sin embargo hay que tener un detalle en cuenta: los plátanos que normalmente encontramos en cualquier frutería han sido sometidos a un tratamiento con aerosol que detiene su maduración. Se trata del quitosano, ¡una sustancia compuesta de bacterias que derivan de algunos mariscos!

Vegetarianos: ¡ojo con el queso!

La mayoría de los quesos contienen cuajo vacuno bovino, o lo que es lo mismo, revestimiento del estómago del ternero. Así que si te apetece un buen trozo de queso, mejor cerciorarse de que contenga cuajo vegetal o directamente comer queso vegano.

Al pan, pan…

Algo tan básico e inofensivo como el pan, también puede resultar engañoso. Aunque sus ingredientes fundamentales son agua, harina, sal y levadura, son muchos los panes e infinidad de productos de pastelería, a los que se les añade azúcar, suero de leche, huevo y mantequilla o manteca de cerdo. Ten también en cuenta que los panes elaborados con hojaldre no tienen huevo, mientras que sí que lo contienen los de aspecto brillante ya que se utiliza como barniz. Otro detalle: muchos panaderos untan sus bandejas de horno con grasa animal. Así que no está de más que mires con atención las etiquetas y que sólo consumas pan de un horno que te merezca confianza.

…Y al vino, vino

Muchos desconocen que en la elaboración de infinidad de vinos se utilizan clarificantes a base de proteínas de origen animal, e incluso pueden contener clara de huevo o gelatina. El uso se extiende también a muchos vinos bio que utilizan caseína, clara de huevo y cola de pescado. Por suerte, cada vez hay más variedades que son absolutamente veganos.

Picoteo con trampa

¿Quién ha dicho que a los veggies no les gusta picar unos snacks cuando hay hambre? Atención también a esto, incluso a unas simples patatas fritas. Ya sean de restaurante o congeladas, este apetitoso pica pica puede llevar sebo de vacuno. No importa que en el local te digan que las fríen con aceite vegetal ya que generalmente ya vienen ligeramente fritas de fábrica y allí no queda muy claro el método utilizado ya que en las etiquetas de los envases en muchas ocasiones no se distinguen las enzimas de origen vegetal y animal.

La tentadora manzana

En la producción en masa de las manzanas uno de los procesos es el del lavado y la utilización de componentes como la cera de carnauba y de candelilla –ambas de origen vegetal-, pero también la goma laca que proviene del insecto gusano de la laca (Laccifer lacca). Por lo que la opción más segura es la de adquirir las manzanas directamente de pequeños agricultores o en establecimientos ecológicos.

Una cerveza bien fresquita, pero…

No todas las cervezas son indicadas para los vegetarianos y veganos, ya que muchas de ellas pueden contener ácido láctico animal, pero también algunos derivados procedentes de peces. Un caso claro era la popular cerveza negra irlandesa Guinness que, aunque no lo anunciaba en su etiqueta, usaba la vejiga de pescado para eliminar restos del proceso de elaboración. En concreto se trata de la cola de pescado, un producto obtenido de la vejiga de algunas especies de peces, en especial del esturión o la carpa, que actúa como clarificador. Al añadir esta sustancia a un barril de cerveza y dejándola reposar varios días, los restos de levadura y otras partículas sólidas se asientan, separándose del producto final.

Gelatina no, gracias

¿Sabías que para elaborar la gelatina se utiliza la grenetina que se fabrica con el tejido conectivo hervido de los huesos de los animales? Una gran cantidad de alimentos como las jaleas de frutas, muchos postres y pasteles la llevan, por lo que vale la pena mirar bien las etiquetas y comprobar que en lugar de la gelatina se han utilizado elementos como el agar-agar o la carragenina que no son de origen animal, sino vegetal marino.

¡Al rico helado!

El helado es uno de los “caprichos” más universales. Para mayores y niños, en verano y en invierno, de postre o simplemente como delicioso tentempié. Sin embargo los veganos deben saber que muchas cremas de helado procesadas contienen ácido cáprico o ácido decanoico, un ácido graso derivado de grasas animales.

Jugo de naranja en botella “enriquecido”

Desde siempre hemos sabido que el jugo de naranja es una fuente de vitamina C, pero de un tiempo a esta parte las estrategias de marketing han hecho que también se comercialice como un alimento saludable para el corazón añadiéndole ácidos grasos Omega 3 procedentes de las anchoas o las sardinas, además de vitamina D que a su vez también tiene un origen animal, en este caso se trata de la lanolina que proviene de la lana de oveja. En vista de ello, lo mejor es optar por un zumo de naranja recién exprimido.

No todos los yogures son lo que parecen

A la hora de adquirir un yogur merece la pena echar una ojeada a la etiqueta y salir de dudas sobre si contiene gelatinas derivadas del colágeno animal o el tan atractivo omega 3 procedente de aceites de pescado.

Rojos peligrosos

Más allá de los tomates, los pimientos, las fresas y las cerezas, hay que sospechar de muchos alimentos anormalmente rojos. Bebidas energéticas, dulces, caramelos o vermuts, han sido perfectamente “pintados” de este tono con el E120, conocido como carmín o rojo natural. Se trata de un pigmento que se obtiene de las hembras de ciertas cochinillas, en concreto la Kermes vermilio.

¡Atentos a las vitaminas!

Entre los consumidores veganos suele ser común el consumo de vitaminas y suplementos. También aquí hay que ser cauto y evitar el formato de cápsulas de gel ya que están hechas con gelatina que procede de carne vacuna.

En definitiva, seguir una dieta vegetariana o vegana precisa prestar una atención muy especial a las etiquetas de los productos envasados y, para evitar desagradables sorpresas, siempre que sea posible, la mejor opción es consumir alimentos cultivados y procesados por uno mismo o por agricultores orgánicos, próximos y de confianza.

Autora: MariaJo López Vilalta / Morocha, Licenciada en Ciencias de la Información
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Bueno y Vegano Septiembre 2017

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