Puedo empezar esta columna con un SI claro o bien un NO claro, pero no es cuestión de racionalidad o irracionalidad, de superioridad o inferioridad, es cuestión de estupidez malvada.

La estupidez se puede combatir con: paciencia y formación, pero una estupidez con malas formaciones y tumores, es decir una estupidez malvada, roza la imposible curación y más cuando está protagonizada por miles de animales humanos. Esta “estupidez malvada” está presente en forma de crueldad y Especismo del 6 hasta el 14 de julio en Pamplona, en todos los noticiarios de las principales televisiones y prensa escrita, en concreto Televisión Española y La Vanguardia, se citan titulares como “Al menos cinco heridos en un largo segundo encierro de San Fermín 2017” “Los toros de la ganadería José Escolar han tardado cuatro minutos en llegar a la plaza”, que bonito leer esto, te hace sentir un perfecto “animal”.

Es un chorro de adrenalina agresiva que comparten miles de personas para humillar y trastocar a los toros que estarían mucho mejor realizando sus rutinas y que les dejaran en paz… esta misma adrenalina hace que algunos estúpidos malvados se pongan “cachondos” con tanta movida y manoseen a algunas hembras humanas que andan por ahí, también formando parte del embolado, y las intenten violar de vez en cuando, ¡qué bonito verdad! Así es parte del colectivo humano, sí, si está aceptado y certificado no hay ningún problema, patología aceptada y certificada sin solución alguna en el Vademécum. Un solo de batería lo puedes prolongar, la ruta de un misil la puedes variar, pero la estupidez malvada está ahí disfrazada de evento popular, tradición y ante todo avalada por el poder público. No, no es normal en absoluto, es una enfermedad tóxica que se transmite de padres a hijos y de amigos a otros amigos, de cualquier nacionalidad, llegamos a la conclusión que la “estupidez malvada” no tiene límites ni fronteras, por esto existen mataderos, guerras y policías.

Pero vayamos al otro lado, si estamos con ellos, los que persiguen y son perseguidos por los toros, estas personas maltratadoras, muchas de ellas, la mayoría, “son buena gente”, que sí nos quede claro que la mayoría de este colectivo que participa en San Fermín son buena gente, no lo digo con cinismo, lo afirmo con rotundidad, pero tengo un “pero” guardado…

Cada vez estoy más convencido que el ser humano versión estándar o premium, (hoy en día se utiliza mucho esta terminología para cosificar algo que deseas) son una especie de zombis programados, algunos con varias carreras y que hablan varios idiomas, técnicos, profesionales, artistas  de solvencia contrastada, “pero” que sufren de un mal acabado genético- espiritual, un trastorno mental crónico,  sin ir más lejos tenemos claros ejemplos: Rajoy, Trump o Putin, bien conocidos por todos nosotros que disfrutarían de lo más, en San Fermín.

Nos damos cuenta que ciertas actitudes humanas son ejemplo de crueldad y tortura y ello me asusta, si coges  el metro, el taxi, realizas un curso de submarinismo o bien vas a la plaza a comprar tomates, muchos de los que están a nuestro alrededor pasiva o bien activamente son zombis agresivos a los que les gusta lo que acontece en San Fermín, conviviendo en silencio, nunca sabrás quién es quién.

Los animales humanos y no humanos sentimos alegría y tristeza, amor y odio, alivio o dolor. ¿Por qué queremos diferenciarnos tanto unos de los otros y de forma tan cruel?

Autor: Enric Urrutia, director

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Bueno y Vegano Diciembre 2019

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